Uno de los mayores riesgos existenciales en relación con la actual crisis bélica ruso-ucraniana es una confrontación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) contra Rusia, con Ucrania como instrumento para provocar la guerra. La provocación equivale a una declaración de guerra en el siglo XXI, que por la intensificación del conflicto ha pasado de ser una guerra híbrida a una guerra tradicional, pero con enormes implicaciones, como el eventual fin de la humanidad.