Mediante convenios con el estado y empresas privadas, generan trabajo para sus integrantes, con la especialidad de ropa de trabajo para la zona rural.
“La Cooperativa se inauguró el 14 de marzo de 2014, así que ya llevamos 10 años. Somos lo que se llama una fábrica social: Desde que empezamos hacemos todo tipo de prenda, pero lo que más hacemos, nuestra especialidad, es la ropa de trabajo por la zona rural en la que vivimos y por lo que nos dan para confeccionar para la Cámara del Tabaco. Nos vinculamos con ellos a través del Ministerio de Desarrollo Social, firmando el convenio con dos Cooperativas con la Cámara del Tabaco y el Estado”, indicó la presidenta de la Cooperativa de Trabajo Textil Guachipas Ltda., Elisa Renfijes.
Desde sus orígenes, la Cooperativa Guachipas atravesó dificultades y diferentes situaciones en las que tuvieron que reinventarse, y en ese proceso encontraron a la Cooperativa como un resguardo: “A pesar de todo, nos costó mucho salir adelante y mantenernos como Cooperativa. Cuando nosotros empezamos, éramos más de 20 mujeres y las que nos mantenemos de pie hoy en día somos 8 socias, pero a la vez le damos trabajo a otras personas gracias al trabajo que nos da la Cámara del Tabaco. Lo que siempre hemos buscado es autonomía económica y laboral, eso lo encontramos en la Coope junto a contención emocional, es nuestro segundo hogar. Ahora estamos intentando levantarnos de nuevo porque lamentablemente el año pasado sufrimos un incendio, una tragedia para nosotros porque tuvimos muchas pérdidas materiales”.
“Siempre buscamos que nos reconozcan como Cooperativa, que reconozcan nuestro trabajo porque a pesar de que trabajamos más de 8 horas, no gozamos de aguinaldo ni vacaciones pagas. Me encantaría decir que estamos bien pero no es así, esa es la realidad. Después del incendio nos vinimos abajo, además de la situación que está viviendo el país, por las Cooperativas y las textiles, sobre todo. Seguimos en la lucha”. Guachipas es una Cooperativa más que, como tantas, hace malabares para acomodarse entre la situación personal de cada uno de sus integrantes y la general a nivel provincia/país.
Estas trabajadoras textiles mantienen una jornada laboral que supera las ocho horas estipuladas por ley. Por decisión propia, se entregan en cuerpo y alma a su profesión: “Le dedicamos mucho tiempo a esta Cooperativa, a nuestra Cooperativa. Para poder levantarla hemos estado y seguimos estando muchas horas diarias en el local. Dejamos nuestra familia, nuestros hijos, hemos renunciado a muchas cosas para poder mantener la Cooperativa de pie. En mi caso personal, yo estoy de 10 a 12 horas en total, entro temprano y me voy casi de noche. Por eso decimos que es nuestro segundo hogar, vienen nuestros chicos y están con nosotros, almorzamos acá. No es así durante todo el año, pero la mayor parte sí”.
“Las Cooperativas agrupan a las personas, le da trabajo, cualquier proyecto es mejor si somos varios. Acá hay compañerismo y solidaridad”, concluyó.
Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por Radio comunitaria Ore Tape (Benito Juárez, Buenos Aires).