Por Yésica Leyes y Emilia Trabucco*
Este 22 de octubre el pueblo argentino asistirá a las urnas para elegir su próximo presidente. Unas elecciones marcadas por resultados poco predecibles, en un escenario de “tres tercios”, como lo anticipó en mayo de este año la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, y donde no solo se debate el destino de la Argentina, sino el de toda la región. Actores internacionales juegan fuerte en la previa electoral, en un contexto mundial atravesado por la agudización de la crisis económica y la guerra.
Más allá de la incertidumbre, lo que se vislumbra con claridad es que hay una profunda reconfiguración de la política argentina. Las elecciones de 2023 están atravesadas por la extorsión del Fondo Monetario Internacional y sus aliados locales, y una ofensiva judicial que determinó la proscripción de Cristina Fernández de Kirchner, principal referente del proyecto nacional y popular. Como telón de fondo, millones de argentinos y argentinas atraviesan una situación económica y social por demás compleja, de pobreza, trabajo precario y endeudamiento.
La última medición, en las elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de agosto, dio como resultado un 29,8% para Javier Milei, de La Libertad Avanza; un 28% para Patricia Bullrich, de Juntos por el Cambio y un 27,2% para Sergio Massa, de Unión por la Patria. Un resultado que ninguna encuesta pudo anticipar y que fue una verdadera “sorpresa” para las principales fuerzas políticas que venían configurando el escenario argentino.
Milei se impuso como candidato a presidente en 16 provincias, Massa en 5 y Bullrich en 2. Las elecciones a gobernación contrastan con dicho resultado. Donde ya se desarrollaron los comicios, los vencedores fueron los candidatos de Juntos por el Cambio en 8 provincias y los de Unión por la Patria en 7, mientras fuerzas provinciales conservan el gobierno en 5. Este domingo también se definen la jefatura de la Ciudad de Buenos Aires, y las gobernaciones de Entre Ríos, Catamarca y Buenos Aires, principal distrito electoral nacional.
Frente a tanto bombardeo mediático y operaciones de fuego cruzado, se vuelve urgente analizar las cuestiones de fondo. Para este domingo hay pocas certezas, pero hay acuerdo sobre el hecho de que Massa y Bullrich se disputan la entrada al ballotage con Javier Milei. La previa electoral transcurre entre motosierras, corridas cambiarias, amenazas de aniquilamiento al kirchnerismo y una batería de medidas económicas desde las filas del oficialismo para mejorar la situación cotidiana de los y las trabajadoras.
El “fenómeno Milei” puso sobre la mesa que el juego de la política asume nuevas formas, principalmente por la irrupción del territorio digital-virtual como campo de batalla determinante en los resultados electorales. Un factor que las derechas han sabido instrumentar en varios países del mundo, en una red de intereses económicos que apuestan a ganar la guerra psicológica, operando directamente sobre la voluntad de los espectadores, en el caldo de cultivo que constituye una situación de crisis que afecta la vida cotidiana de millones de habitantes.
Javier Milei es presentado ante la opinión pública como un emergente, un “outsider”, cuyo principal eje de campaña es arremeter contra la “casta política”. Sin embargo, sin profundizar demasiado, aparecen algunas relaciones que derrumban su discurso y lo develan como un amigo del establishment.
Las redes sociales oficiales de Milei nacieron recientemente, su construcción de comunidades nació en las no oficiales, especialmente en Tiktok. Ambas, las oficiales y no oficiales, demuestran una maquinaria internacional de apoyo a su figura (Mueve, 2023). Para dimensionarlo, la cuenta oficial de Milei tiene 1,4 millón de seguidores en TikTok, mientras que la paralela, Peluca Milei, cuenta con 2,3 millones, con un altísimo nivel de actividad, con impacto en la población joven, principales usuarios de esta red social.
Detrás de Milei está Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump y ex vicepresidente de la consultora Cambridge Analytica, involucrada en la manipulación de datos de Facebook en procesos electorales. Bannon, el pinochetista chileno José Antonio Kast, el brasileño Eduardo Bolsonaro, el español Santiago Abascal y Milei se vieron en noviembre de 2022, en la primera Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC) en español, que se realizó en México (El País, 18 de noviembre de 2022).
Otro hecho a destacar que demuestra las relaciones del candidato con la casta económica internacional, fue la entrevista realizada por el periodista estadounidense Tucker Carlson a Javier Milei, publicada en la red social X (ex Twitter) y compartida por Elon Musk, dueño de dicha red. Dicha entrevista es la más vista en la historia: tuvo 300 millones de vistas en 16 horas.
Son conocidas las vinculaciones de Carlson, ex estrella de FoxNews, con Donald Trump y Jair Bolsonaro, y es identificado como el líder ideológico del populismo conservador. Lo cierto es que esta entrevista se enmarca en un viaje que realizó Milei a EEUU, en el cual sus asesores económicos, Darío Epstein y Juan Napoli, se encargaron de establecer una serie de reuniones con ejecutivos en Nueva York, con el objetivo de dar detalles de lo que pasaría con inversiones a partir del 11 de diciembre.
En esta ronda de reuniones, se hicieron presentes diferentes actores del ámbito financiero como el fondo de inversión BlackRock, y trascendió que hubo encuentros con representantes de fondos de inversión con intereses en el país, como Allianz SE, FMR, Capital Group, UBS, CreditAgricoleGroup, VanguardGroup, NN Group, IntesaSanpaolo, Global Evolution, AshmoreGroup, TCW Group.
En cuanto a sus relaciones locales, cabe destacar que su equipo cuenta con Roque Fernández y Carlos Rodríguez, ambos fundadores del Centro de Estudios Macroeconómicos de Argentina (CEMA), un centro de estudios que fue establecido durante la última dictadura militar (en el año 1978) y que es un lugar de reunión para los Chicago Boys, los chicos de BlackRock.
En caso de que Javier Milei lidere un gobierno, Diana Mondino actuaría como ministra de Relaciones Exteriores. Mondino ocupó el cargo de directora de Pampa Energía SA, empresa donde Darío Epstein es el representante de BlackRock en el Directorio (Rovelli, 2023). Una red de intereses privados conecta al candidato más votado con uno de los actores financieros más importantes a nivel global.
Epstein es además uno de los tres economistas, junto con Roque Fernández y Carlos Rodríguez, que actuarían como representantes de Javier Milei ante el FMI. Dato no menor, sabiendo que BlackRock es el principal acreedor privado con títulos de deuda argentina por más de 2.000 millones de dólares, la mayoría bajo la cláusula de jurisdicción extranjera.
Quizás esta red de relaciones con la casta económica internacional, principalmente con asiento norteamericano, explica por qué el establishment argentino, lejos de golpear sobre este “outsider”, muestra incluso algunos acercamientos, con un llamativo blindaje de algunos medios de comunicación hegemónicos.
El ejemplo más visible es Mauricio Macri, ex presidente y el “jefe” de Juntos por el Cambio, quien puso a su amigoPedro «Pierre» Pejacsevich, dueño de la consultora financiera T&P Asesores, a organizar encuentros con precios de hasta 50 mil dólares para apoyar la campaña del libertario, como continuación del trabajo que ya había comenzado tiempo antes el heredero Braun, miembro de la familia dueña de La Anónima, y además, primo de Marcos Peña, ex jefe de gabinete de Macri. Todo tiene que ver con todo.
Frente a los poderes fácticos que operan sobre la política argentina, y que hoy cuenta con dos candidatos presidenciales de los tres que ocupan el podio, instrumentando una estrategia demostradamente golpista, favorecida por un contexto de asfixia gracias a la pesada herencia macrista, -la deuda con el FMI más grande de la historia-, Unión por la Patria se posiciona como el proyecto que permite vislumbrar una opción de futuro para las mayorías trabajadoras. Ello, no sin contradicciones.
Sergio Massa, candidato presidencial de Unión por la Patria, viene haciendo un llamado a constituir un gobierno de unidad nacional, principalmente dirigido a actores derrotados en las elecciones PASO, como Rodriguez Larreta y Gerardo Morales, precandidatos a presidente y vicepresidente por Juntos por el Cambio, que genera tensiones al interior de la base militante kirchnerista, parte de la amplia alianza de UP. También el llamado va dirigido a la fuerza política del radicalismo, que, se presume, no votaría a Milei en un supuesto ballotage con Massa, fuerza que le dio la victoria en las gobernaciones de varias provincias a Juntos por el Cambio.
Dicha estrategia, visible en sus actos de campaña, se compara con la que utilizó Lula Da Silva en Brasil, en la contienda electoral en la que derrotó al derechista Jair Bolsonaro. El mismo Lula apoya públicamente la candidatura de Sergio Massa, y, se dice, está colaborando directamente en la campaña de UP en Argentina a través de sus asesores, entre ellos, los expertos en marketing político SidônioPalmeira y Raul Rabelo.El interés del gobierno brasilero se entiende por la importancia de estas elecciones en la región, ya que una victoria de Milei pondría en peligro la continuidad del propio Mercosur y la proyección de alianzas latinoamericanas que permitan afrontar la crisis global.
Lo cierto es que con el nivel de injerencia de los poderes fácticos en la economía argentina, que desangra las arcas del Banco Central y los recursos nacionales, sumado a la configuración de las cámaras del Congreso argentino, la victoria de Sergio Massa, -el escenario deseado por el campo popular-, enfrentará igualmente grandes desafíos. De repetirse los resultados de las PASO, LLA pasaría a tener en Diputados 41 escaños (hoy tiene 2), JxC pasaría de 116 a 107 representantes, y UxP podría perder 23 diputados, pasando de 118 a 96 bancas. Por su parte, en la Cámara Alta, LLA pasaría de tener 0 senadores a 8, JXC, de 33 a 27, y UXP conservaría los 31 representantes.
Argentina se encuentra en un punto de bifurcación en el que debe equilibrar su rica historia política, con la necesidad de confrontar con las influencias internacionales corporativizadas y las nuevas formas de construcción de poder que éstas detentan, con la virtualidad como nueva mediación social.
La derecha ha demostrado audacia al capitalizar estas conexiones en un mundo cada vez más influenciado por plataformas digitales, cuyos propietarios mantienen alianzas geopolíticas neoliberales. En este contexto, Javier Milei revela vínculos con estos actores económicos globales, destacando las nuevas dinámicas en la construcción del poder político neoliberal.
Por otro lado, Patricia Bullrich personifica la continuidad de la política tradicional y sus conexiones con los poderes fácticos, especialmente aquellos ligados al gobierno neoliberal de Mauricio Macri. Aunque presentados de manera diferente, ambos candidatos comparten una orientación política alineada con el neoliberalismo, que se centra en la desregulación y la reducción del Estado en la economía. La verdadera casta política y económica se articula en un complejo entramado de intereses vinculados a estos dos candidatos.
En este sentido, los sectores nacionales y populares han respondido con determinación política y una militancia activa para contrarrestar estas tendencias. Un claro ejemplo fue el Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en la ciudad de Bariloche, provincia de Río Negro, donde más de cien mil participantes se expresaron contra la amenaza percibida de Milei y Bullrich, considerados como exponentes de una visión de derecha extrema, anti derechos.
Por su parte, Sergio Massa busca un punto de equilibrio entre el peronismo y una postura más centrista, sostenido por la base social del peronismo, una fuerza política influyente en Argentina. Las consignas de Soberanía Política, Independencia Económica y Justicia Social siguen siendo alcanzables, pero implica también fomentar la crítica y la autocrítica, especialmente contra aquellos que, pretendiendo ser representantes populares, actúan en detrimento del proyecto, priorizando sus intereses personales en lugar de servir a sus electores. La clase trabajadora sabe reconocer a sus líderes cuando estos respetan el mandato popular. No les da lo mismo quien gobierne.
La defensa de las garantías democráticas y el avance en la lucha por una distribución más equitativa sólo se materializan mediante la organización y movilización constante en las calles. En un contexto donde la derecha manifiesta una abierta intención golpista, contraria a los intereses populares y decidida a intensificar la explotación y la represión de las organizaciones, el peronismo se enfrenta al desafío de liderar la construcción de un proyecto nacional, popular, democrático y feminista, actualizado a las necesidades de la revolución tecnológica en curso. Esto no implica únicamente acciones defensivas, sino un enfoque en el fortalecimiento de una democracia participativa, donde el pueblo sea el protagonista.
*Trabucco es psicóloga, magíster, militante sindical y feminista, colaboradora del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Leyes es Profesora en Psicología, Secretaria de Juventud de la CTA (Central de Les Trabajadores de Argentina)