MOSCÚ (Sputnik) — Las sanciones a Rusia por la operación militar en Ucrania han provocado un ‘terremoto’ en el mercado europeo del gas, con cortes de suministros por parte de Gazprom a Bulgaria y Polonia, y la amenaza de Argelia de suspender envíos a España, si redirecciona el combustible a otros destinos.
Poco después de que Moscú hiciera público su reconocimiento a las repúblicas de Donetsk y Lugansk, Occidente lanzó una cruzada de sanciones con el objetivo de debilitar la economía rusa y obligar a su ejército a abandonar Ucrania. Las penalidades a oligarcas rusos, al presidente Vladímir Putin y a un sinfín de empresas, incluyeron también la desconexión parcial de Rusia del sistema SWIFT.
Además, se anunció la congelación de las reservas internacionales de Moscú y el embargo sobre la importación de algunos agentes energéticos. Aunque solo algunos, porque Europa sabe, por ejemplo, que necesita del gas ruso, aunque el crudo invierno en el continente ya forme parte del pasado.
Rusia respondió. Putin orientó al Banco Central y al Gabinete de Ministros la creación de un sistema que permitiera —u obligara— a los compradores del gas ruso a pagarlo en rublos. Y Europa estalló y lo consideró un chantaje, pero Moscú no dio marcha atrás y los primeros reacios, Polonia y Bulgaria, sufrieron el corte del suministro.
Según el decreto presidencial emitido a finales de marzo, las empresas de los países clientes tendrán que solicitar la apertura de cuentas en rublos en Gazprombank, para poder abonar las sumas correspondientes a los suministros de gas en sus monedas nacionales, tal y como lo estipulan los contratos actuales, en tanto el banco, a su vez, las convertirá en rublos en dependencia de a cómo esté el cambio en la bolsa de Moscú.
Los platos rotos
La negativa de Sofía y Varsovia a pagar en rublos provocó que Gazprom, el 27 de abril, suspendiera el suministro de gas a las compañías Bulgargaz y PGNiG, distribuidoras en sus respectivos países, «desde el 27 de abril hasta que realicen los pagos acorde al procedimiento estipulado en el decreto [presidencial]», según comunicó Gazprom Export.
Polonia y Bulgaria fueron los dos primeros, pero los cortes podrían incluir a otros países porque la medida orientada por el mandatario ruso va dirigida a los llamados «países inamistosos», entre los cuales figuran los 27 miembros de la Unión Europea, cuya dirigencia consideró como un chantaje la posición del Kremlin. En tanto el Grupo de los Siete, formado por Estados Unidos, Japón, Alemania, el Reino Unido, Francia, Italia y Canadá, y la Comisión Europea, consideró que era un intento de Moscú de evadir las sanciones.
Por su parte, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, aseguró que el corte del suministro de gas ruso constituye la venganza de Moscú por las sanciones de su país contra Rusia, sobre todo contra empresas y oligarcas. Todo eso en medio de tensiones entre ambos países por, entre otras cosas, la adjudicación por Polonia de inmuebles que eran propiedad de la embajada de Moscú en Varsovia.
Al final, el Gobierno polaco anunció que elabora un plan de reserva, con el cual estipula limitar el suministro de gas a las empresas, en tanto Bulgaria admitió que está considerando otras acciones de importación, todo eso luego de conocerse de contactos de ambos gobiernos con representantes de Estados Unidos, muy interesado en ampliar las ventas de gas de sus reservas de esquisto a Europa.
Por el momento y luego de detenerse las entregas a Sofía y Varsovia, las cotizaciones del gas en Europa subieron a $1.370 por 1.000 metros cúbicos, un tercio más si lo comparamos con el precio que tenía el 23 de febrero.
Argelia advierte a España
En España, que también recibía —o recibe gas ruso— pensaron en algún momento que podían convertirse en una especie de nodo para redireccionar gas al resto de Europa, ya fuera del que importan desde el norte de África o del llegado desde Estados Unidos, pero el Gobierno de Argelia paró en seco esa posibilidad.
Un comunicado del Ministerio de Energía del país árabe advierte a Madrid que «[la entrega] de cualquier cantidad del gas argelino exportado a España pero enviado a una parte distinta de la especificada en el contrato se considerará como un incumplimiento de las obligaciones contractuales y podría llevar a la ruptura del contrato entre Sonatrach argelina y los clientes españoles».
La posición de Argel va dirigida, sobre todo, a posibles reexportaciones de gas argelino desde España hacia Marruecos, por el conflicto entre las dos naciones norafricanas, pero no deja de preocupar a las naciones europeas.
A finales de 2021, Argelia, que hasta hace poco fue el principal proveedor de gas a España, cortó el mayor de sus gasoductos con el país europeo, el Magreb-Europa, debido a una crisis con Marruecos cuyo territorio atravesaba esa tubería. Y desde ese momento, el combustible transitó solo por el gasoducto Medgaz, que conecta directamente los dos países, con una capacidad para bombear 9.000 millones de metros cúbicos anuales.