La nota publicada por la BBC, que Cristina Fernández de Kirchner posteó en la red X, muestra la disputa de programas políticos económicos en la República Argentina, que tienen como centralidad el sector Agroalimentario. La antinomia entre abastecer el mercado interno o exportar.
(Por Matías Strasorier y María Rizzo) /
El artículo que la ex presidenta compartió en sus redes, publicado por el medio extranjero BBC, muestra los datos del programa que promueve el gobierno presidido por Javier Milei. Dicho programa, enmarcado ideológicamente con el liberalismo, en las acciones y los resultados demuestra características unitarias y colonialistas, que favorecen al sector exportador en detrimento del mercado interno. Más cercana al liberalismo mitrista que al promovido por Alberdi.
Los datos relevantes de dicho artículo, corresponden a productos de consumo local, principalmente del sector alimenticio, cuya demanda nacional son parte esencial de la dieta de los argentinos: Lácteos, Yerba Mate y Carne Vacuna. Los 3 son necesidad de consumo en cada familia argentina. Una necesidad que puede ser discutida en materia de importancia y reemplazo por otra fuente de nutrientes, pero que en materia de idiosincrasia, economía y producción, no tiene discusión alguna de que el principal destino de consumo es el mercado local.
Los tres productos mencionados presentan como principal destino la demanda interna, más del 80% de la producción. Este destino se ve afectado cuando disminuye el salario de los laburantes argentinos. En criollo, cuando el bolsillo ajusta disminuye el consumo de estos productos. Por eso para algunos analistas, Milei se metió con la comida del pueblo argentino, paradójicamente un pueblo productor de alimentos.
En 2016 quedó trunco el avance del programa político económico denominado Proyecto Nacional y Popular, el cual se basaba en la recuperación del poder adquisitivo, o sea el aumento del salario de las y los trabajadores como motor fundamental. Entre el conjunto de ejes políticos directrices promovía el agregado de valor en origen y la agro-industrialización, el desarrollo de nuevas tecnologías aplicadas a la producción, la promoción del mercado interno, el desarrollo federal, la regulación del mercado, entre otras políticas.
Durante los 12 años de gobiernos Kirchnerista se logró un crecimiento de la producción agroalimentaria en general, con una mejora en el precio pagado al productor. Para eso fue fundamental la tracción del mercado interno, producto del aumento del poder adquisitivo de los argentinos. En 2015, en Argentina se pagaba el salario más alto de Latinoamérica, medido en dólares.
Desde 2016 y 2019 el salario de los trabajadores perdió frente al aumento del precio de los bienes y servicios, es decir que las políticas de Mauricio Macri favorecieron al sector empresario y perjudicaron a quienes producen y trabajan, lo cual generó un rechazo electoral en agosto de 2019. Del 2020 al 2023, el programa político económico presidido por Alberto Fernández, vaciló en el equilibrio de tensiones de los grupos económicos exportadores y la producción local, entre los capitalistas y quienes producen y trabajan. Primó el acuerdismo y la moderación, obteniendo como resultados mantener la puja distributiva en el punto que el macrismo había dejado. Lo cual generó el rechazo del electorado en la elecciones del 2023, que eligió al programa de Milei para gobernar el Estado Nacional en los próximos 4 años.
El gobierno actual tiene como una de las principales metas bajar la inflación, para lo cual utiliza como táctica disminuir la demanda, está basada en que a la gente no le alcance el salario para consumir. Es decir reducir el consumo, o planchar el mercado interno. El resultado de estos primeros 5 meses de gestión es una reducción de una inflación muy inflada (valga la redundancia) por las medidas de los primeros días de gobierno. Y entre los bienes estancados, tienen centralidad los alimentos, algo raro ya que Argentina si hay algo que ostenta es la capacidad de producir alimentos. ¿Qué oculta realmente la apariencia de combatir la inflación?
Este es el punto en que demuestra que detrás del programa libertario, en realidad hay un programa obsoleto, ya ejecutado históricamente, donde se promueve una dependencia de lo nacional al mercado global. Detrás de la libertad, fetichizada por Milei y sus seguidores (casi fanáticos adoradores de las fuerzas del cielo), aparece una esclavitud de los argentinos ante grandes grupos económicos globales. Aparece el viejo programa colonialista exportador de materias primas baratas, que aportan al desarrollo del capitalismo externo y transnacional, les da algunas cometas a algunos serviles locales, y reparte desigualdad y miseria al conjunto de los argentinos en sus diferentes provincias.
En realidad, es el programa de Milei es el mitrista, es el liberalismo unitario que le ganó la pulseada a Alberdi por el control de la aduana y el control de la distribución de las riquezas generadas por quienes producen y trabajan en la Argentina. Un programa que vende materias primas baratas al mercado externo, que entrega las riquezas a las empresas trasnacionales, que invade de productos industrializados importados el mercado nacional, que está dispuesto a sacar el plato de comida de la mesa de los argentinos para venderla al exterior. A cambio un pequeño puñado de “vivos” percibe parte de las ganancias.
Desde el gobierno celebran el aumento de las exportaciones de lácteos, yerba mate y carne vacuna, sin mencionar la caída del consumo nacional. Tampoco hablan del aumento de costos de insumos, ni del poco precio pagado al productor por parte de los empresarios que dominan la cadena.
Sin embargo, ante un panorama poco alentador, con escaza proyección, aparecen grupos de argentinos organizándose y realizando acciones con potencialidad. Entre las que se destacan la promoción del uso de nuevas tecnologías aplicadas a la producción agropecuaria, las cuales tienen la capacidad de aumentar la superficie productiva de territorios improductivos. Estas nuevas tecnologías brindan la potencialidad de superar las contingencias de la naturaleza para poner en producción miles de hectáreas y por ende generar más producción, más trabajo y más exportaciones. Y lo maravilloso es que es posible desarrollar una producción sustentable ambientalmente, sin explotar la biosfera ni poner en riesgo la biodiversidad de cada punto de la Argentina.
El desafío es organizar y direccionar dichas acciones en un programa que además de garantizar un aumento de producción sustentable ambientalmente, sea sustentable socialmente. Es decir que distribuya riquezas y promueva el desarrollo federal con inclusión social.
El liberalismo que Alberdi proponía era el que llevó adelante Estados Unidos, lo que convirtió en potencia al país del norte. Una de sus frases de cabeceras era “Gobernar es poblar”. La disputa con el mitrismo fue por la distribución de la renta aduanera, Alberdi perdió. Esta visión de Alberdi está bastante alejado de las políticas de Milei, cuyo programa de gobierno es la continuidad del neoliberalismo impuesto por la dictadura cívico militar de los 70, se diferencia de éste en un punto apátrido: la admiración del actual presidente por Margaret Tacher.Pero dejando de lado cuestiones ideológicas y pensando en el pragmatismo productivo y económico del sector agropecuario argentino, surge la pregunta: ¿Quiénes están en contra de un programa de desarrollo productivo sustentable federal e inclusivo, que genere más producción, más trabajo, más exportaciones, por ende más riquezas? Este es el punto central a dilucidar para implementar un programa político económico que desarrolle la Nación en cada localidad, y obviamente convoque a quienes tengan la valentía de enfrentar a quienes tienen intereses contrarios al engrandecimiento de la nación argentina.