Sin respiro. Trabajar 24 horas al día, los siete días de la semana. A este esquema se la juega EEUU, de la mano de Walmart, UPS y FedEx, para descomprimir el cuello de botella formado por el estancamiento de los suministros que no llegan a destino a tiempo, que de momento prometen una de las más oscuras Navidades a nivel comercial.
Todos al yugo
EEUU se propone no tomarse un espiro en la cadena de suministros para no ahogarse en Navidad. Es la batallita ganada por el presidente, Joe Biden, quien de esta manera se ha ganado el favor de Walmart, UPS y FedEx de extender sus horarios laborales en un intento por aliviar los cuellos de botella de la cadena de suministro que pesan sobre la recuperación económica de EEUU, y del resto del globo en gran medida.
Así, en lo que será un régimen con mucha prisa, y sin pausa, los tres gigantes empresariales se comprometieron este miércoles a avanzar en esa dirección como parte de un esfuerzo más amplio para ayudar a despejar los desajustes entre la demanda en auge y la oferta rezagada y aliviar la escasez, tras lo que significaron los confinamientos forzosos en muchos lugares debido a la pandemia.
La Casa Blanca fue la sede de la cumbre entre Biden y las corporaciones, y desde donde se dio a conocer la estrategia. Líderes empresariales, ejecutivos de puertos y carga, y sindicalistas, estelarizaron este cónclave para discutir el estado de las cadenas de suministro globales.
Tras la reunión, se le escuchó decir a Biden: «Sé que están escuchando mucho sobre algo llamado cadenas de suministro y lo difícil que es conseguir una variedad de cosas, desde una tostadora hasta zapatillas, una bicicleta y muebles de dormitorio. El anuncio de hoy tiene el potencial de cambiar las reglas del juego».
Error de cálculo
Respecto a esta crisis global de suministros, el presidente de la Consultora Ekai Center, Adrián Zelaia, se confiesa sorprendido.
«La práctica totalidad de los analistas había previsto que el año 2021 sería el año de la recuperación de la caída con respecto a 2020, y la verdad es que esta recuperación está siendo mucho más complicada de lo que se había previsto», advierte.
Zelaia recuerda que «se preveía una recuperación casi automática porque la caída del año anterior fue artificial, provocada por las medidas pautadas contra la pandemia Covid-19, y entonces se pensaba que al desaparecer estas medidas, el consumo y la producción se recuperarían de forma automática y de forma más o menos acelerada. Y sin embargo, se están acumulando los problemas para hacer mucho más difícil esa recuperación de lo que se pensaba: además de la inflación, los problemas generados por la propia expansión monetaria acelerada el año pasado por los bancos centrales. Y uno de los ámbitos en los que se está notando, es el de los suministros».
«En general lo que estamos viendo es problemas derivados de una grave descoordinación entre oferta y demanda. El ámbito de los suministros es uno de ellos, y otro es el ámbito de la inflación derivado en buena parte de esa descoordinación. Lo que estamos viendo es, de alguna forma, es una de las debilidades estratégicas claras del proceso de globalización», concluye Adrián Zelaia.