POR AGUSTINA PASARAGUA
La economía social y solidaria continúa fortaleciendo sus canales alternativos de ventas con el Centro de Comercialización de Productos de la Agricultura Familiar (Cecopaf), en contraposición a las grandes cadenas de supermercados.Actualmente, la Cecopaf contribuye a la producción, logística y comercialización de alimentos agroecológicos, con más de 30 puntos de comercialización a lo largo del país.
Desde 2014, el Centro de Comercialización de Productos de la Agricultura Familiar (Cecopaf) forma parte del proyecto Red Nacional de Alimentos Cooperativas, una red integrada por cooperativas, encargada de producir y comercializar alimentos agroecológicos.
«En principio, la red surgió ante la necesidad comercial de los productores que venían produciendo alimentos de calidad, sosteniendo cultivos que la gran industria de los alimentos ha descartado», explica Míguela Varela, perteneciente al consejo de administración de Cecopaf e integrante de la Red de Alimentos Cooperativos.
En este sentido, con la preocupación de poder acercar estos productos a cada vez más consumidores surgieron dos herramientas comerciales en Buenos Aires: una es la Cooperativa Cecopaf y la otra es la Cooperativa de Trabajo Alimentando.
Entre ambas organizaciones contribuyen a la comercialización de este tipo de productos abarcando a más de 100 cooperativas a lo largo del país.
El sector económico y solidario no solo tiene un fuerte contenido político, social y cultural, sino que además su modelo económico social se contrapone con la mirada tradicional de trabajo, producción y consumo.
«Tratamos de disputar el concepto de los precios justos, no solamente desde los precios baratos o especulativos sino desde la seguridad alimentaria y su soberanía. Lo cual implica una mayor calidad de los alimentos como también tener en cuenta el trabajo del productor y de toda la cadena de producción», señala Varela.
Sin embargo, la economía social es mucho más que una filosofía de producción: es uno de los motores en el sector económico, que representa el 10% del PIB en Argentina.
«Además de producir, somos grandes generadores de trabajo de autogestión, ya que a diferencia de las grandes empresas donde la propiedad está más concentrada, somos organizaciones democráticas con socios que participan de las decisiones productivas».
A su vez, Míguela sostiene que en Argentina la mayor parte de la producción de alimentos termina perjudicando al productor ya que «los intermediarios que establecen los precios son las grandes cadenas comerciales, que tienen mayor poder económico y político por tratarse de un mercado concentrado».
Por lo que, para la referente del Cecopaf, no basta con disputar los precios del mercado dominante, sino que, «entendemos que la única alternativa viable, y justa para el desarrollo económico es crear un canal alternativo y propio», donde la producción, la industrialización, la comercialización y el consumo queden en manos de los productores.
Con este esquema el productor recibe el 60 por ciento del valor de la venta mientras que el resto se distribuye en fletes, logística, y gastos fijos de las comercializaciones.
Por otra parte, el consumidor también forma parte de este modelo productivo ya que el objetivo no está puesto únicamente en vender alimentos y obtener ganancias.
«En nuestros centros comerciales generamos espacios de información acerca de la cadena alimenticia, donde interactuamos todos los días con consumidores, o realizamos charlas con cultivadores», explica Varela.
Además, «nuestro objetivo es que todas las personas y organizaciones que están disputando el sentido de la alimentación, cuenten con la Red de Alimentos Cooperativos para poder comercializar sus productos, sobre todo los alimentos orgánicos y artesanales, que rescata la biodiversidad que la industria de los alimentos ha destruido».
Un ejemplo de ello es la cooperativa jujeña Cauqueva, que produce hace más de 25 años alimentos andinos como la papa andina, producto marginado en la alimentación.
Respecto a la descentralización de este modelo productivo a lo largo del país, la Cecopaf inició su desarrollo comercial en Buenos Aires, pero rápidamente se ocupó de expandir espacios de comercialización solidaria en distintas provincias como Jujuy, La Rioja, Catamarca, Mendoza, y la Patagonia, entre otras.