Hubo un manifiesto apoyo de cámaras exportadoras, bolsas y corredores de cereales. Y la significativa ausencia de la Mesa de Enlace. El tipo de cambio diferencial eleva entre 35 y 50% la retribución al productor que retuvo la soja
( Raúl Dellatorre/ Página 12 / Motor Económico) El tipo de cambio diferencial para la exportación de soja, de 200 pesos netos para el productor, representaría una diferencia con respecto al precio que cobra actualmente el productor que varía entre 35 y 50 por ciento, según el día de cotización en el mercado que se tome como referencia. Esta es la magnitud de la devaluación especial y acotada en el tiempo que recibirán los dueños de las tenencias de las 20 millones de toneladas de soja de la campaña 2021/22 aún no liquidadas.
Dicho de otro modo: es como si le hubieran llevado las retenciones a las exportaciones (del 33%) a cero. Así fue como lo describió el ministro de Economía en conferencia de prensa. «Para que el productor lo entienda claramente, con este régimen especial, que funciona sólo por el mes de septiembre, la cuenta al final le va a dar que recibe una retribución equivalente a tener retenciones cero, respecto del precio del dólar en el mercado libre de cambios», explicó Sergio Massa.
Un tercer modo de medir la magnitud del «beneficio» para el productor que retuvo el grano (en silobolsas o entregándolo al acopiador o exportador, pero «con precio a fijar» al momento de concretar la venta), es el cálculo del «esfuerzo fiscal» por tonelada de soja que será retribuida con un tipo de cambio de 200 pesos. Massa señaló que se estima en aproximadamente 600 mil millones de pesos. Esa suma, repartida en unas 20 millones de toneladas que faltan vender, da por resultado 30 mil pesos por tonelada.
Y hay, todavía, un punto más de comparación: si al «valor de pizarra» de la tonelada de soja (según la Cámara Arbitral de la Bolsa de Comercio de Rosario), que en la última semana de agosto osciló entre 51.700 y 53.000 pesos, se le suma el «premio» o precio extra que este domingo anuncio el ministro Massa, se llega a un valor en el mercado regular mucho más «competitivo» con el precio que paga el contrabando por el producto que sale por la frontera norte (con Brasil, Paraguay y Bolivia) a un ritmo de varios centenares de camiones por día, según denunciara la Cámara de Exportadores de Cereales.
Todas estas referencias sirven no sólo para medir la magnitud del beneficio, sino además el conflicto en el que, la actitud especulativa de un frente de grandes productores, colocó al conjunto del sector. Por un lado, ahorcó al Banco Central en su disponibilidad de divisas al trabar los ingresos del principal recurso exportador del país. La consecuencia fue la aplicación de fuertes limitaciones a la importación, que está afectando a diversos sectores productivos por la imposibilidad de acceder a insumos importados imprescindibles en sus respectivos procesos de fabricación.
El propio complejo agroindustrial sojero sufrió el impacto, porque ante la falta de poroto de soja vio reducido el uso de la capacidad productiva a la mitad. Dicho en términos más sencillos: la industria de harina y aceite de soja está trabajando «a media máquina» en las últimas semanas ante el paulatino agotamiento de los stocks de materia prima.
Además, no es usual que la cámara de industriales aceiteros y exportadores de cereales (CIARA-CEC), tan amante tradicionalmente de las desregulaciones, asuma públicamente la denuncia del contrabando fronterizo de porotos de soja. Es que el antes llamado «contrabando hormiga» creció hasta convertirse en una larga cola de portentosos camiones que transitan a diario por las rutas hacia los puntos de cruce, tranformándose en «competencia desleal» por la misma materia prima.
La solución encontrada beneficia generosamente a los que provocaron todo lo descripto. ¿Conformará a todos el nuevo «dólar soja» a 200? Hubo una clara manifestación de apoyo con la presencia en el microcine desde el que habló Massa, de un muy amplio abanico de firmas exportadoras, cámaras y bolsas de cereales, acopiadores y corredores. Pero de la mesa de enlace y los productores en general, sólo estuvo ACA. Habrá que esperar que, todavía, no vayan por más.
Gustavo idígoras, presidente de Ciara-CEC, valoró el anuncio como «una mejora significativa», aunque advirtió que «la decisión de la venta de soja está siempre en manos del productor». La cámara de exportadores se comprometió a adelantar liquidaciones, durante esta semana, por u$s 1000 millones, aunque la venta de soja se demore. Y extenderá los adelantos durante el mes si las presentaciones de las declaraciones juradas de exportación no alcanzan a los u$s 5000 millones. Una suerte de garantía para que ese sea el piso de ingresos de divisas del mes. Y para que el ministro Massa pueda exhibir este acuerdo cuando llegue a Washington.
Ciara-CEC es parte de los autores de esta salida. Una solución que el gobierno tomó en estado de emergencia, pero que sus impulsores privados la ven con perspectiva de más largo plazo. «Esta medida temporal muestra que el gobierno debe trabajar una política pública que reduzca de forma permanente la alta carga tributaria de la cadena de soja”, señaló Idígoras, en un mensaje que es más que una expresión de deseos.