Edición n° 2726 . 09/05/2024

De bares, escritores e historias

Por Gabriela Sharpe

Bar,café, confitería da lo mismo. No importa cómo lo llames. Es un lugar ineludible para los porteños. Los que fueron, los que están. En cada uno de ellos siempre se deja una impronta. Hoy un fragmento de Leopoldo Marechal.

CAFÉ IZMIR

Los tres hombres ocupaban una mesa del Café Izmir y la discusión mantenida en lenguaje sirio se mezclaba con otras voces de timbre igual en aquel recinto sobresaturado de anises y tabacos fuertes.Junto a la vidriera un músico abstraído hería, como en sueños, el cordaje de una cítara negra con incrustaciones de nácar. Al fondo, las levantadas puntas de un cortinado permitían entrever un interior brumoso en cuyo centro, y sobre un tapiz amarillo, se alzaba un alto narguile del cual salían cuatro tubos que sin duda llegaban a otros tantos fumadores invisibles. (Leopoldo Marechal; Adán Buenosayres)