Por Gabriela Sharpe/ Periodista/ Porteña en estado puro
Inaugurado en 1978 (épocas nefastas en nuestra historia), se trata de uno de los cafés Notables de la Ciudad. Hoy un fragmento de Jorge Asís sobre este bar.
PETIT COLÓN
Para ubicarse en el Petit Colón es necesario dejarse mansamente envolver, participar de la atmósfera de vieja película argentina, y admitan que no es dificultoso, si la moderna antigüedad siempre cautiva. Uno entonces debe sentirse actor –en definitiva no existe porteño que no lo sea-, y simultáneamente un camarógrafo, a ver si nos entendemos. Porque en el Petit Colón uno, inexorablemente, filma; habrá entonces que aceptar la otra regla del jueguito, el ser filmado. Y metidos en la grata fantasía del celuloide, desfilarán varios cafés o whiskys, campaneadas a granel y, tal vez, el imprevisible absurdo del amor, que suele, inicialmente adoptar el recursivo disfraz de la aventura.
Medianoche; Lavalle y Libertad, desde hace poco más de un año, en lo que a boliches se refiere, Corrientes debió conceder y correrse una cuadra. (Jorge Asís; El Buenos Aires de Oberdan Rocamora)