La expresidenta criticó que luego de las idas y vueltas de los funcionarios para explicar por qué no se repartía comida a quienes más lo necesitan aparecieran 6 mil toneladas de alimentos en galpones de Capital Humano. «Pibes y pibas que no tomaron un vaso de leche cuando correspondía. Mientras tanto la comida se pudre en los depósitos», dijo y arremetió nuevamente contra los «funcionarios que no funcionan».
La expresidenta Cristina Fernández de Kirchner cuestionó al gobierno de Javier Milei por las toneladas de alimentos que no repartió y que permanecen en los galpones del Ministerio de Capital Humano que conduce Sandra Pettovello.
«Comprobación empírica de ideas que no funcionan y funcionarios que tampoco funcionan. Sus consecuencias prácticas, económicas y humanas», tuiteó.
La expresidenta señaló que «luego de mentiras y negativas públicas» se descubrió en los depósitos Villa Martelli y Tafí del Valle «la existencia de casi 6 mil toneladas de alimentos sin repartir, en los que hay casi 1 millón de kg de leche en polvo (equivalentes a casi 10 millones de litros), de los cuales casi 400.000 kg vencen en el mes de julio».
CFK recordó que, por la falta de alimentos por parte del Estado, miles de comedores en todo el país tuvieron que hacer recortes o, directamente, dejar de funcionar. Además, las organizaciones sociales fueron acusadas por el Gobierno de haber montado «comedores truchos» y, con esa excusa, frenar la entrega de comida.
«Pibes y pibas que no tomaron un vaso de leche cuando correspondía. Mientras tanto la comida se pudre en los depósitos. Mirá vos lo que son las consecuencias prácticas de las ideas de la ‘revolución liberal libertaria'», afirmó.
La obsesión con el superávit
En línea con otro tuit de esta semana, Cristina volvió a criticar a Milei por su docrtina de «superávit o muerte» aunque éste «sea trucho» y que por esa obsesión presidencial el país tuvo que importar gas de Brasil.
«Si este gobierno hubiese continuado con el ritmo y el calendario previsto para las obras de las plantas compresoras del gasoducto Néstor Kirchner en las localidades de Tratayen y Salliqueló, Argentina, entre los meses de mayo y agosto, hubiera importado casi 18 barcos menos de GNL y ahorrado la bonita suma de 450 millones de dólares. Además, ninguna fábrica hubiera parado su producción y ningún argentino suspendido su trabajo por falta de GNC para su auto», añadió.