Por temor a la escasez de gas, los alemanes recurren cada vez más a la leña para la calefacción de sus hogares, lo que puede tener graves consecuencias para la salud, advierte la Agencia Alemana de Medio Ambiente
Christian Rösgen, gerente de la serrería Buchen (Hayas) en St. Augustin, cerca de Bonn, dijo a DW que muchos clientes están almacenando grandes cantidades de leña por miedo a los posibles problemas energéticos que podría generar Rusia. Y aunque el Servicio Metereológico Alemán anunció recientemente un récord de temperatura veraniego, los alemanes se están preparando ya para el próximo invierno.
La industria maderera tiene mucho trabajo
Casi la mitad de todos los hogares alemanes utiliza gas. Sin embargo, desde la guerra en Ucrania, el futuro suministro es incierto, aunque fluya más gas a través del gasoducto Nord Stream 1 desde el jueves pasado (21.07.2022). Además, la materia prima se ha encarecido y la confianza se ha esfumado.
«No quiero congelarme en invierno, ya me ha pasado», le dicen los clientes al constructor de chimeneas Günter Meurer, quien afirma que este año tiene el doble de pedidos en comparación con 2021. Cerró sus tiendas por la gran afluencia de clientes, y a los nuevos les da cita por teléfono para después del próximo invierno. Los plazos de entrega de algunos fabricantes incluso se suelen posponer hasta el próximo verano.
El trabajo de Alexis Gula, uno de los deshollinadores más demandados de Alemania, ha aumentado entre un treinta y un cuarenta por ciento. Desde Stuttgart, dijo a DW que «hace uno o dos años (los clientes) querían tener un ambiente agradable (en casa) y también generar calor. Hoy se trata más de tener seguridad de suministro».
La Asociación Federal de Leña estima que alrededor del 80 por ciento de la madera que se quema en el país proviene de Alemania. Los pélets (madera comprimida y granulada) para estufas automáticas proceden de los residuos de la aún pujante industria constructora.
Además, el precio del gas podría triplicarse hasta principios de 2023, dijo la semana pasada el presidente de la Autoridad Reguladora de Energías, Klaus Müller. Calentar con leña es mucho más económico, pero el precio por hora kilovatio de la leña también ha ido subiendo desde el otoño pasado a causa de la demanda.
¿Son los pélets el nuevo oro?
Calefacción con leña con apoyo estatal
Las subvenciones públicas impulsan el cambio a la calefacción con leña, y el Gobierno alemán promueve, además, la reforma de edificios energéticamente eficientes.
Por ejemplo, si se cambia un sistema de calefacción de gasoil por un sistema de calefacción con biomasa, el Estado reembolsa al propietario hasta el 45 por ciento de los gastos.
Partículas finas de estufas de leña, riesgo para la salud
Al quemar la leña se originan partículas finas de polvo, motivo por el cual la Agencia Federal de Medio Ambiente exige que la biomasa ya no sea utilizada para la calefacción. «Los sistemas de calefacción con madera emiten alrededor de 1.000 veces más partículas finas que los sistemas de calefacción a gas», explica a DW Marcel Langner, de la Agencia Alemana de Medio Ambiente.
Casi una quinta parte de la contaminación por partículas finas en Alemania es causada por la quema de leña en los hogares. Además, dichas partículas son responsables de problemas de salud, como enfermedades respiratorias y cardiovasculares, según el experto.
Cuando se incinera madera, se originan sustancias contaminantes adicionales, sobre todo si no se ventilan los espacios, o no se la quema correctamente. El fabricante de hornos Meurer dice al respecto que él puede «descartar un error humano con un sistema de control automatizado, pero sigue habiendo polvo fino». Los clientes pueden entonces instalar un filtro para reducirlo.
Marcel Langner está a favor de las soluciones centralizadas, por ejemplo, la posibilidad de que las centrales eléctricas de calefacción urbana puedan reconvertir la energía de manera más eficiente, y filtrar el polvo. En la práctica, sin embargo, a menudo no existen soluciones de este tipo.
(rmr/cp)