- El día después del fracaso de la ley ómnibus el ministro del Interior y el jefe de Diputados se reunieron en la Rosada, mientras el Gobierno se despachó contra todos los diputados que rechazaron el proyecto. Los movimientos de Ritondo, que se quedó hasta medianoche con Caputo.
Ya eran poco después de las 22 cuando Martín Menem se retiró el martes de la Cámara de Diputados luego del fracaso de la ley ómnibus de Javier Milei. En su despacho se quedaron hasta la medianoche, mano a mano, Santiago Caputo –el asesor estrella del Presidente– y Cristian Ritondo, titular del bloque del PRO. Esta tarde del miércoles, mientras los legisladores de La Libertad Avanza se reunieron para hacer catarsis del papelón parlamentario del día anterior, Menem visitó al ministro del Interior, Guillermo Francos, en la Casa Rosada.
Los dos movimientos en las fauces del gobierno libertario, por debajo de la espuma rabiosa que escupió Milei en redes sociales, podrían ser reveladoras sobre cómo el león se está lamiendo la herida de la derrota política. Son pistas brumosas de los próximos pasos que se pueden esperar del Presidente, que permitió que su oficina de prensa difundiera una lista negra de los “diputados traidores” que votaron en contra de su proyecto de ley.
“Nosotros, cuando nos llamen, estamos”, avisó una fuente cercana a Ritondo, que se guarda en la intimidad lo que conversó con Caputo en Diputados. El diputado amarillo había anhelado que la jefatura de la Cámara baja sea para él cuando Milei ganó las elecciones, pero luego eso no ocurrió. “Hay que esperar cómo se mueve el Gobierno después de esto. Si prorroga las sesiones extraordinarias, si vuelve a convocar a comisiones o si espera a marzo”, se atajaron en el PRO.
El partido opositor que jugó en tándem con LLA buscó este miércoles un silencio prudente. “Son ellos los que tienen que decidir”, le enviaron como mensaje al oficialismo. Ritondo no agendó reunión con sus 37 diputados, pero sí estuvo toda la jornada conectado al chat. La noche anterior había acusado al resto de los opositores aliados porque no acompañaron la ley ómnibus y “votaron con el kirchnerismo”.
El mismo modus operandi atravesó al resto de las bancadas colaboracionistas que en la votación en particular de los artículos 4 y 5, justo antes del de privatizaciones, se dividió y, así, le asestó una seguidilla de derrotas al oficialismo de las cuales no se pudo recuperar. Hubo diferencias en el radicalismo, Hacemos Coalición Federal –que conduce Miguel Pichetto– e Innovación Federal –bloque referenciado con gobernadores peronistas–.
Curiosamente los jefes de los espacios votaron junto con el oficialismo, pero muchos de sus integrantes no. El listado que difundió Presidencia detalla todos los nombres de quienes “votaron en contra del pueblo”, donde llamativamente no aparecen los diputados de Unión por la Patria y la Izquierda, que ya habían anticipado su rechazo. Sí aparece Carolina Píparo, que solo rechazó un inciso de un artículo de la ley en la corta votación del martes.
“Pararon la pelota para ver dónde está el arco. El bloque está chateando y analizando lo que está pasando”, compartió una fuente de HCF. “Quiero dar al presidente las herramientas que hagan falta, lo que no implica firmar un cheque en blanco y que por ellos el Congreso quede como algo decorativo”, publicó en un tuit Oscar Agost Carreño, que fue de las espadas de HCF que más negoció el texto de la ley.
Más institucionalista, la UCR emitió un duro comunicado contra Milei: “Hay una incitación generalizada a la violencia contra el que piensa distinto que debe terminar. Tener coraje para emprender reformas no implica insultar, gritar y pensar que sólo uno tiene razón. Tampoco es ensañarse con insultos contra los que expresan opiniones diferentes”, remarcó el partido que conduce Martín Lousteau y tiene a Rodrigo de Loredo como jefe en Diputados.
En una de las provincias que gobierna el radicalismo confirmaron a elDiarioAR que no hubo ningún contacto institucional desde la Casa Rosada. “Hay que parar la pelota y bajar los decibeles. Cuando terminen de elaborar el duelo y larguen Twitter, seguro se retoma el diálogo”, comentó el vocero de un importante mandatario.
El día después también obligó a LLA a poner las barbas en remojo. El bloque de 38 se encerró en Diputados para tener alguna brújula sobre los pasos a seguir. Sus pasos en falso habían sido varios. Luego de caída la sesión, ni el jefe de la bancada, Oscar Zago, ni el ministro Francos sabían que el regreso a comisión del proyecto de ley era un borrón y cuenta nueva, todo a foja cero. “Me equivoqué en una entrevista cuando dije ‘lo votamos en general, ya está’. Cuando se vuelve a comisión, se vuelve a discutir todo”, reconoció el diputado en LN+.
Algo similar le pasó al ministro del Interior, que poco después de levantada la sesión dijo en una rueda de prensa: “La ley en general está aprobada. Pasó a comisión el tratamiento en particular de la ley”. Luego, cuando los periodistas le hablaron del artículo 155 del reglamento de la Cámara baja, recalculó: “Yo entendí que la aprobación en general estaba. Si se aprobó en general una vez, se mandará otro proyecto y se tratará nuevamente”.
Así como la cumbre Caputo-Ritondo, la reunión de Francos con Menem fue muy reservada. Tras la derrota parlamentaria son justamente dos figuras del Gobierno que quedaron muy mal paradas. El funcionario por estar a cargo de la relación con los gobernadores, sobre todo los peronistas como Martín Llaryora, a quien el oficialismo también le apuntó sus cañones. El diputado por su rol durante la sesión que se fue a pique aunque a su lado consideraban que había hecho “un milagro” y él mismo era optimista de que la iniciativa podría retomarse la semana próxima. Por ahora se quedaron relamiendo las heridas, como dijeron cerca del ministro: “Se juntaron para hablar del trámite legislativo, hacer un análisis de lo que pasó”.
MC/JJD