Una unidad productiva, conformada por mujeres que han padecido violencia de género, genera dulces y otros elaborados a partir del propio trabajo de la tierra.
“La economía social, que es algo que hoy tiene nombre pero que toda la vida existió, que significa independencia económica, si hay algo que tiene claro es la comercialización. ¿Qué sucede hoy con la comercialización? Personalmente no lo vemos como una cosa compleja. Nosotros tenemos una página y redes sociales. Actualmente se nos complica conseguir tanto vidrio como azúcar” indicó la integrante de la Cooperativa de Trabajo Amancaya Ltda., Alejandra Jofré.
Sobre la situación actual de la Cooperativa, añadió: “El contexto político, económico y social hace que la gente no se incline por comprar un dulce. Son muy pocas las personas que lo hacen. Somos todas productoras en nuestra Cooperativa, algunas de alimentos, otras de panificados y las hay de artesanías, yendo cada una por su lado y representando a la Cooperativa”.
La organización tiene como primer objetivo hacerse con un espacio donde ampliar la oferta hacia las personas: “Desde el principio, nuestro objetivo ha sido sembrar, porque tenemos compañeras que pueden realizar el oficio. Por esto, nos hemos enfocado en un terreno, tanto para la fábrica como para producir. Estamos en tratativas con el gobierno de turno actual, con la esperanza de poder conseguirlo porque es un terreno que ya hemos visto y que está en excelente estado”.
El año pasado recibieron los subsidios correspondientes al Programa de Apoyo Cooperativo (PAC). La iniciativa estuvo destinada a la compra de herramientas, equipos e insumos que les permitan mejorar su capacidad y nivel de producción o prestación de servicios: “La provincia agiliza varios procesos, pero nos tenemos que acompañar en este otro proceso que pasan las Cooperativas como es AFIP, sino la idea que queda es que el estado siempre nos esté dando”.