Edición n° 2684 . 28/03/2024

Congreso «Latinoamérica Educa 2022»: Abrir las universidades al debate de tecnologías, comunicación, discursos de odio, corporaciones y medios populares

(Por Estefanía Cendón) Héctor Sosa, editor de Motor Económico, participó del panel “Tecnología y Comunicación” en el marco del Congreso “Latinoamérica Educa 2022” realizado en la Universidad Nacional Jauretche el viernes 16 y sábado 17 de septiembre. Junto a los especialistas en Comunicación Verónica Sforzin y Omar Zanarini marcaron la importancia del trabajo en red, la organización popular y un estado presente para la construcción de “una comunicación en función de las necesidades populares”. La convocatoria fue ideada como un espacio de participación y articulación abierto a la comunidad universitaria y a distintos sectores de la sociedad, con el objetivo de “ser parte del diseño y la construcción colectiva de un nuevo proyecto educativo acorde a las necesidades populares del actual momento histórico y político”.

En el transcurso de ambas jornadas se propuso la construcción de conciencia y la producción de contenidos a partir de 10 ejes temáticos, con la participación de intelectuales, autoridades y personalidades del ámbito gubernamental, académico, político y social, tanto de la Argentina como de diferentes países.

El Congreso fue dirigido a estudiantes, graduados, docentes, profesionales, trabajadores y funcionarios relacionados al ámbito universitario, sectores y organizaciones sociales. Bajo la premisa “sabemos a dónde vamos y sabemos a dónde no queremos volver”, se instaló una estructura de debate que alternó instancias de exposición, reflexión e intercambio sobre diversos temas.

COMUNICACIÓN: ¿Hacia dónde vamos?

En términos de Comunicación, algunos de los tópicos abordados a lo largo de ambas jornadas fueron la “Democratización de la comunicación”, “Políticas públicas necesarias para construir una comunicación democrática” y “El rol del movimiento obrero organizado”. Las claves de análisis giraron en torno a conceptos como las relaciones de poder, los intereses en juego, la monopolización de la palabra y los desafíos que implica la comunicación digital.

Héctor Sosa, editor de Motor Económico, formó parte del panel “Tecnología y Comunicación junto a Verónica Sforzin, doctora en Comunicación, coordinadora del equipo técnico de CyT del PJ Nacional y docente universitaria (UNLP), y Omar Zanarini, licenciado en Comunicación Social, asesor en políticas de comunicación de la coordinación de medios comunitarios del MDS y docente universitario (UBA).

Los tres referentes se encargaron de abordar los desafíos de la comunicación y las tecnologías en el marco de la posverdad. Omar Zanarini fue el encargado de abrir la ronda de exposiciones introduciendo una serie de conceptos que permiten plantear el panorama actual de comunicación a nivel país y global.

“Existe una verdad popular, la que se expresa en las demandas y necesidades del pueblo. Pero también hay otra verdad, aquella que es construida y fabricada por el sistema de medios, que se sostiene a partir de reescribir permanentemente una correlación de fuerzas políticas. Correlación que en nuestro país hemos definido, hace años y desde el campo nacional y popular, como la disputa entre el pueblo y la oligarquía”, definió Zanarini.
¿Cómo puede ser que exista más de una verdad?”, interrogó el comunicador, a lo que añadió: “Si la verdad es una relación de fuerzas, debemos entender a la verdad y a su disputa como una guerra entre dos bloques de poder de distinto grado. Donde lo político y lo mediático tienen como función permanente pensar esa correlación de fuerzas: poner en escena discursos, establecer prácticas y, principalmente, habilitar coordenadas que, de a poco, se van insertando en esas verdades”.

“De esta manera controlan la producción simbólica, por tanto también los procesos de pensamiento, cognitivos. Mediante este control perfilan las maneras de pensar y de sentir sobre distintos temas, personalidades y procesos. Son mecanismos de colonización mental, que tanto trabajó Jauretche, ya que tienen el control de la producción simbólica y del pensamiento, lo que busca un cambio de actitud y de comportamiento a través del miedo”, contextualizó el especialista.

Acerca del rol de los medios de comunicación masivos y las disputas de poder, subrayó Zanarini: “Nos hicieron y nos hacen la guerra de nervios, guerra psicológica, mecanismos biopolíticos que reescriben permanentemente una correlación de fuerzas. Son elementos o enunciados discursivos que buscan, en última instancia, la eliminación del otro, ya sea física o de la escena política: el lawfare, los discursos de posverdad, las operaciones y acción psicológica a las que permanentemente nos someten los medios de comunicación”.

Al cierre de la charla, el expositor definió que entre los desafíos de la comunicación popular se destaca “ver las formas de generar toma de consciencia, poder dar cuenta de la realidad”. “Hoy tenemos en la política una serie de demandas que no están siendo recogidas por el campo propio”, subrayó.

Batalla Cultural

“Cuando hablamos de que el territorio que quieren ocupar es el de la mente, hablamos de una de las estrategias más inteligentes desarrolladas por los Estados Unidos, la derecha global y los grandes monopolios.

Hoy existen corporaciones multinacionales que están por encima de los estados. Algo que tenemos que tener muy en claro,cuando analizamos los relatos y la incidencia de ellos en la gente”, introdujo Héctor Sosa, profundizando y contextualizando los conceptos esgrimidos en la exposición previa.

“Tienen sus propias ciudades, sus propios barrios, los niños nacen en ‘barrios Google’ desde donde captan sectores de élite de las universidades públicas y privadas. Cuentan con un poder de captación interesante y crean un núcleo potencial de hackers organizados y, al mismo tiempo, estructuran las redes que hoy utilizamos. El enemigo genera sentido y la comunidad lo absorve”, describió Sosa.

El analista de medios se refirió a “la grieta” como concepto y fenómeno de larga data, desarrollando un interesante  ida y vuelta con el público que combinó risas y reflexión. “La grieta no arrancó ahora. Podemos remontarnos a la llegada de Colón a América, por entonces ya existía la construcción de un relato. Un relato que podemos rastrear hasta en el ‘Manual del alumno bonaerense’, cuando se sigue explicando que los pueblos originarios eran los minusválidos y los pícaros eran ellos, los colonizadores”, argumentó Sosa.

“Eso es batalla cultural, la primera gran batalla cultural. En la historia de la humanidad están quienes luchan por una sociedad más justa, pero existen razones de fuerza que tienen que ver con un contexto histórico y con el poder real, que por entonces tenía que ver con la fuerza militar. Desde la creación del mundo la guerra fue siempre una situación de tensión histórica, en donde se jugaba la batalla cultural, la comunicación y la mentira”, referenció.

Sosa planteó que en el actual contexto, “el desafío es cómo trabajar esas cabezas” y, a la vez, “que los propios compañeros entiendan este proceso en el que los medios van sobre las mentes de las personas”. Como dato, el especialista aportó que “la televisión perdió 6 millones de televidentes y va hacia un camino donde estará incorporada a un multimedio, con un criterio de selección personalizado”. “Las corporaciones mediáticas hay que describirlas, contar quién es Magnetto, director y propietario del Grupo Clarín, explicar todas las ramificaciones que tienen con bancos, inversiones en New York, en petroleras de Houston y mäs”, incitó.

Finalizando su intervención, el editor de Motor Económico y la revista Motor de Ideas alentó la construcción de “medios propios” ya que “sin la comunicación propia en los barrios la batalla cultural está perdida”. “Se requiere presupuesto y una decisión política, personal, de los municipios. Es imposible que las grandes corporaciones lleguen a todos los lugares. La comunicación popular es una relación estrecha entre los medios que construimos nosotros y el cara a cara que hacemos con los vecinos”, expresó Sosa.

Posverdad en contexto

Verónica Sforzin fue la encargada de cerrar el panel y destacó la realización del Congreso Latinoamérica Educa 2022 como un espacio de debate de la “educación, el proyecto de universidad, de comunidad y de país” en un contexto de salida de “la pandemia de Macri y de Covid-19”. En preparación a la segunda parte del encuentro, que incorporó el intercambio con el público, Sforzin inició su intervención refiriéndose al concepto de posverdad.

“¿Qué es la posverdad? Hoy es la imposición de una situación de desigualdad obscena que se expresa en términos ideológicos, culturales, pero que es una desigualdad de poder en términos globales. Muchos sostienen que atravesamos la Tercera Guerra Mundial, una guerra híbrida, una situación de enfrentamiento entre distintos proyectos políticos que, a la vez, es la posibilidad del nacimiento de un nuevo mundo, multipolar, que reordene las relaciones de fuerza”, argumentó la docente.

“El proyecto dominante en América Latina, al menos hasta hoy, es un proyecto que tiene como basamento fundamental la utilización de los centros estratégicos de inteligencia artificial que son las redes sociales: Google, Facebook, Instagram, WhatsApp. No son redes construidas para la comunicación, sino para la instalación de un orden geopolítico que responda a los intereses de Estados Unidos”, definió la doctora en Comunicación.

Acerca de las relaciones de poder desigual y las noticias construidas desde los grandes monopolios mediáticos, la panelista sostuvo: “Cuando pensamos en la posverdad tenemos que problematizar este grado de monopolización comunicacional y tecnológica en el que está inmerso el mundo occidental. Desde ese poder se intenta instalar esta nueva imposición que es la posverdad: una relación entre los seres humanos donde no importan los hechos, lo que sucede, sino el relato de los hechos”.

“Ellos tienen la capacidad de instalar microrelatos de manera cotidiana, permanente e inmediata a través de nuestros perfiles psicosociales. No hay libertad, hay empresas”, denunció Sforzin. “Son noticias construidas desde los medios tradicionales en América Latina o los grandes monopolios mediáticos, por lo que los ciudadanos quedamos presos de una relación de poder tremendamente desigual en donde caemos en una verdad totalmente fragmentada”, definió la comunicadora.

A modo de conclusión, la especialista en CyT expresó: “Debemos romper el mundo de la posverdad, el mundo digital, y construir otro acuerdo social, otro tipo de comunicación. Una comunicación que sea funcional a los intereses populares, una comunicación que permita el desarrollo de los sujetos en función de un proyecto de Patria Grande”. “La comunicación como un derecho humano y universal, comunitario, veraz y anclado en función de los derechos y las necesidades populares. Para eso requerimos dos grandes pilares: la soberanía tecnológica, mediando el Estado como garante, y la democratización de la comunicación”, sintetizó Sforzin.

Posteriormente, se abrió un rico debate entre los presente y los panalistas, quienes coincidieron en promover una combinación entre el trabajo territorial y el trabajo en redes y medios propios: formación de aldeas locales de comunicación entre las Universidades, los medios locales, cada municipio y las organizaciones sociales, sindicales y políticas del lugar.