De este modo se produce el ingreso de la ultraderecha en una administración regional en la actual etapa democrática de España, tras la aprobación de la Constitución de 1978. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno del país ibérico y secretario general del PSOE, dijo que es una pésima noticia.
El derechista Partido Popular (PP) español alcanzó este jueves un acuerdo con la formación de extrema derecha Vox para compartir el Gobierno autonómico de Casilla y León, en lo que supone la primera entrada de la ultraderecha en una administración regional en la actual etapa democrática de España, tras la aprobación de la Constitución de 1978.
El gobernante Partido Socialista Obrero Español (PSOE) del presidente Pedro Sánchez deploró el acuerdo como una pésima noticia para la joven democracia y monarquía constitucional española surgida tras la sangrienta guerra civil y la larga dictadura nacionalista de Francisco Franco, y prometió defender los derechos civiles de la población.
«Hemos llegado a un acuerdo de legislatura con Vox sobre la base de un programa al servicio de las personas de Castilla y León que permita un Gobierno estable y sólido», anunció Alfonso Fernández Mañueco, líder del PP en la región.
Vox indicó que ostentará la vicepresidencia del Gobierno de esta región cercana a Madrid, que dispone, como el resto de comunidades autónomas españolas, de amplias competencias en este país muy descentralizado.
Mañueco, que preside la región desde 2019, prometió que el próximo Gobierno autonómico guardará «pleno respeto al orden constitucional y al Estatuto de Autonomía de Castilla y León», informó la agencia de noticias Sputnik.
El pacto fue anunciado solo 15 minutos antes de la hora prevista para la constitución del Parlamento autonómico surgido de las elecciones del pasado 13 de febrero.
En esos comicios, el PP fue la fuerza más votada, pero con solo 31 escaños, lejos de los 41 que marcan la mayoría absoluta, por lo que las negociaciones con Vox fueron tema de debate desde hace casi un mes.
El oficialista PSOE fue la segunda fuerza, consiguiendo 28 escaños, mientras que Vox ocupó la tercera plaza, cosechando 13 asientos en el Parlamento regional.
Estos resultados otorgaron a la ultraderecha una posición de fuerza a la hora de negociar la investidura de Mañueco, consiguiendo un acuerdo para integrarse en su Gobierno, donde ocupará la vicepresidencia y tres consejerías.
«Celebramos un acuerdo sensato, sin ganadores ni perdedores. Hagamos entre todos, con voluntad de diálogo y de acuerdo, una legislatura provechosa para los ciudadanos», dijo Juan García-Gallardo, líder de Vox en la región.
El PSOE, que se habría ofrecido al PP como una alternativa a un eventual pacto de investidura con Vox, afirmó que el acuerdo alcanzado entre las dos partes es una mala noticia para la democracia española.
«La extrema derecha vuelve a los gobiernos 40 años después […] Esta es la primera región de la Unión Europea gobernada por la extrema derecha», lamentó Adriana Lastra, vocera del PSOE en el Congreso de los Diputados.
En una comparecencia ante los medios, Lastra bautizó el acuerdo de Gobierno en Castilla y León como «el pacto de la vergüenza».
Además, prometió que el PSOE trabajará por «hacer frente a esta extrema derecha y a esta derecha cada vez más extrema» para «proteger los derechos civiles» de la población.