El directorio destrabó el desembolso a pesar de que el gobierno no cumplió con la acumulación de reservas. Exigió «garantizar que cualquier nueva iniciativa tributaria o de gasto cuente con la financiación completa».
Por: Marcelo Di Bari
@mdibari.bsky.social@mdibari
El directorio del Fondo Monetario Internacional dio por aprobada la primera revisión del programa de facilidades extendidas suscripto con el gobierno de Javier Milei. Un comunicado oficial emitido en la noche de este jueves dio a conocer la novedad y también informó la decisión de girar de inmediato los 1.529 millones de DEG (unos U$S 2.000 millones) correspondientes al segundo tramo del préstamo.
El voto favorable se produjo a pesar de que las autoridades argentinas no cumplieron una de las principales promesas: la acumulación de divisas, eje bajo el cual se diseñó el programa. De todas maneras, la continuidad del ajuste fiscal y la flexibilización del régimen cambiario mediante el sistema de bandas de flotación (más un indisimulable guiño de la Casa Blanca en pago al alineamiento casi incondicional del gobierno libertario) fueron decisivas para que el directorio levantara el pulgar.
“La nueva fase del programa de estabilización de Argentina, respaldada por el programa de facilidades extendidas del Fondo, ha tenido un inicio sólido, a pesar del complejo entorno externo. Unas políticas macroeconómicas adecuadamente restrictivas han facilitado una transición fluida hacia un régimen cambiario más flexible y la flexibilización de la mayoría de las restricciones y controles cambiarios”, señaló la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, para justificar la decisión a favor.
“La desinflación se ha reanudado, la economía ha continuado su expansión y la pobreza ha seguido disminuyendo. Cabe destacar que Argentina ha recuperado el acceso a los mercados internacionales de capital antes de lo previsto, aunque los diferenciales de gasto se mantienen elevados”, agregó la funcionaria en relación a los curiosos bonos en pesos suscriptos en dólares que el ministro Luis Caputo logró colocar entre inversores extranjeros.
Con disimulo, Georgieva coló un reclamo referido a la falta de acumulación de divisas, que motivó un “waiver” del directorio (a pesar de que ese tema se soslayó en la comunicación oficial). “Debe preservarse la flexibilidad cambiaria, mientras se mantienen los esfuerzos para reconstruir las reservas de reservas. Esto es fundamental para que Argentina pueda gestionar mejor los shocks y acceder de forma duradera a los mercados internacionales de capital en condiciones más favorables”, afirmó.
Otro párrafo del mensaje fue muy llamativo: el que Georgieva empleó para remarcar que “siguen siendo importantes los esfuerzos para garantizar que cualquier nueva iniciativa tributaria o de gasto cuente con la financiación completa”. Pareció un misil teledirigido hacia los diputados y senadores opositores que tratan de armar un frente para doblegar en el Congreso los ya anunciados vetos de Milei al aumento a los jubilados, la declaración de emergencia pediátrica y a otros proyectos sobre reparto automático de ATN que propulsan los gobernadores.
Tras la votación, en el gobierno se preparan para recibir los U$S 2.000 millones comprometidos, con lo que el 70% del préstamo ya se habrá percibido (el monto total es de U$S 20.000 millones). Claro que ese dinero no durará mucho en la bóveda del Banco Central: este viernes hay que girar U$S 801 millones correspondientes a los intereses trimestrales de este crédito y también del concedido a Mauricio Macri en 2018, cuyo capital fue refinanciado y todavía debe ser amortizado. Después de todo, así como viene la plata del Fondo se va. Después de siete décadas de relación con el organismo, los argentinos ya conocen esa historia.