- El empresario, creador de marcas renombradas, advierte que si la crisis se profundiza, correrá riesgo el empleo. Destaca que en 2023 el precio de la ropa subió mucho menos que la inflación. Celebra que se desistiera de la idea de subir las retenciones a la industria. Rechaza que la reforma laboral elimine las sanciones al trabajo no registrado.
Alejandro Rebossio
Claudio Drescher creó algunas marcas de ropa conocidas, pero pide que no se las mencione. Alega que habla como presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), que representa a compañías de diversos tamaños y estilos y desde la que observa la profundización de la crisis del país.
-¿Cómo ve la situación política y económica del país?
-Yo represento a la Cámara de la Indumentaria, que tiene que ver con las marcas que confeccionan ropa, los talleres de costura. La mirada que podemos hacer tiene que ver con la situación económica y estamos notando con preocupación que en las últimas semanas hay un profundo parate de las ventas. Te diría que sorpresivo y profundo, nos tiene muy preocupados. Porque ya en pocos días y semanas arrancan las colecciones de invierno y vemos que el consumo tuvo una retracción que nos va a traer problemas por los volúmenes de productos que ya se van preparando durante octubre, noviembre y diciembre. Si las ventas no levantan, nos vamos a encontrar con graves problemas.
-¿Cuánto cayeron las ventas en enero?
-Se está hablando en unidades de más del 30%, que es una caída histórica de las últimas décadas. No es normal menos 30 para cualquier industria. Nos ponen en una situación muy pero muy compleja.
-En el sector automovilístico también cayeron 33% las ventas y fue el peor enero en 20 años. ¿Usted había visto un enero tan malo como este?
-No quiero ni mencionar las épocas que me recuerdan. Pero esto que me decís vos del sector automotriz coincide con algo en la construcción. Es un agotamiento del movimiento económico muy fuerte. Es muy difícil saber si esto va a modificarse rápidamente. Lo que quizás la gente tiene que entender es que en estos niveles empieza una fuerte preocupación por la economía y las finanzas de las empresas de todos los tamaños. Por supuesto, siempre las pymes son las más afectadas para solventar sus gastos y su funcionamiento. Y después está el empleo. La indumentaria viene de un proceso extremadamente complejo. En los últimos años, después de la pandemia, primero nos encontramos con que, producto justamente de la pandemia, no había materias primas, no había insumos, la estructura productiva se había desarmado. Por lo tanto había muy poco volumen para abastecer el mercado. Los precios volaron porque no había producto. Eso poco a poco se fue acomodando durante dos años y pico. En 2022 y 2023 hubo fortísimas inversiones en maquinaria y contratación de personal, con algunos récords de crecimiento en el trabajo formal y se hizo un gran esfuerzo que hizo ensamblar la oferta y la demanda, con lo cual ya en 2023 los precios de la ropa empezaron a nivelarse, incluso a estar por debajo del índice de inflación después de dos años muy complejos de precios, cuando fue fuertemente criticado el sector. Pero en realidad lo que faltaba era capacidad productiva, era escasez. Ahora, cuando llegamos a hacer las inversiones y a contratar personal, nos encontramos con este parate, este famoso stop and go de la economía argentina, que es muy destructivo. Creo que no hay conciencia en los sectores políticos y en los analistas económicos de qué significa para la estructura productiva y económica un país que primero hace A y después hace B y después vuelve la A y después va la B. Este péndulo argentino es suicida porque nos cuesta mucho subir los niveles de producción y aumentar la inversión y después todo se para.
-¿Ya ha habido despidos o suspensiones de personal en el sector de la indumentaria? ¿O no los hay porque, como me dijo un economista, no vale la pena echar porque se ha licuado tanto el salario que hoy en día hay otros costos mucho más importantes?
-Este es un segmento de la economía donde predomina la empresa mediana y pequeña, donde los salarios son una composición importante del costo. Y coincido que está licuado, que no llega porque la inflación es monstruosa. Pero a una pyme sustentable el personal le cuesta siempre. Yo todavía no veo despidos. Porque a una pyme no le gusta despedir porque vos conocés a la gente, te cruzás, te saludás. Veo preocupación. Alguna suspensión en algunas de las empresas más grandes se está dando. Están empezando con esto. Y espero que no siga porque todos sabemos que cuando empezamos en la faceta de los despidos esto impacta mucho más en el consumo también. Un poco lo que también se ve con preocupación es que, mientras sucede esto, no hay un un plan de estabilización. Hay medidas suelta. Y mira que no soy economista y no conozco el tema a fondo, pero al no haber un plan de estabilización, que todos los componentes estén unidos de alguna forma u otra, aparecen cosas aisladas, aparecen aumentos salariales. Entonces, al no estar coherente todo lo que se va haciendo, se hace muchísimo más difícil.
-¿Cuánto subió el salario el año pasado en el sector de indumentaria? ¿Y en enero hubo algún aumento?
-Todo el año pasado, la confección de indumentaria subió 190% el salario. Y en enero y febrero, aparte de algunos bonos adicionales que se dieron de $60.000 en algún caso, ahora hay incrementos del orden del 30%.
-Por debajo de la inflación…
-No muy lejos. Lo que pasa es que el índice inflacionario es un índice global, pero cuando vos vas a la composición de consumo de un trabajador o una trabajadora, lo que te encontrás es que la canasta alimenticia está por encima del promedio. Entonces, a pesar de que hay aumentos fuertes en los salarios, a la gente le alcanza menos porque la canasta se concentra mucho más en la canasta alimenticia.
-Hablando de precios, el otro día usted me mandó por WhatsApp la comparación de 2023 la indumentaria aumentó 158% y la inflación 211%. Y me dijo: “¿Van a salir notas de esto?”. Porque hay muchos medios contrarios a la industria argentina de la indumentaria. ¿Por qué esta vez la ropa aumentó menos?
-Porque se equilibraron varios factores. Vos vas contratando personal, ese personal demora entre 12 y 18 meses para estar capacitado y tener un nivel de producción correcto. De las máquinas que comprás, el 80% viene del exterior, pueden demorar en llegar seis o siete meses. Entonces en 2022 y 2023 se compraron máquinas y se capacitó gente. Vos ya tenés hoy en tu empresa, en vez de 100, 140 personas. Aumenta la producción, aumenta la oferta de productos, se equilibran los precios. Si hay una disminución del consumo, sobre todo en los sectores más bajos, el precio empieza a equilibrarse. Lo que pasa con este segmento tan pequeño en el tamaño de las empresas es que generalmente se les pega mucho cuando aparece, a pesar de no ser esencial. Vos en un año podés comprar 20 prendas o 12, no es como los alimentos o la salud. Pero estos dos son sectores importantes como anunciantes. En cambio, nosotros durante estos últimos dos años estábamos en la tapa de todos los diarios: la indumentaria aumentó, aumentó, aumentó, aumentó. Cuando no aumentó, no salieron los diarios a contar que bajó. Por eso hice ese pequeño comentario humorístico.
-Siempre es un debate porque hay gente que va a Estados Unidos o España y se encuentra con ropa más barata, hecha en Bangladesh, donde los trabajadores ganan menos. Pero si uno se va del shopping o el outlet de Buenos Aires y se va a la avenida Avellaneda, se encuentra con que ahí la ropa es más barata que en España…
-Es bastante sencillo. Primero un mercado no puede estar 100% cerrado para que no entre nada ni estar abierto totalmente porque desaparece la economía de un país como el nuestro y no podemos hacer nada. Hay que buscar el equilibrio. Nuestro sector, la Cámara de la Indumentaria, no es un sector proteccionista que dice no hay que importar nada. Creo que tiene que haber un arancel que es el del Mercosur. Creo que tiene que haber un dólar de equilibrio y hay que competir. Ahora vamos a la explicación. ¿Por qué muchos sectores de La Salada y las saladitas con prendas regaladas compiten con cualquiera de los productos que pueden venir de Bangladesh, quizás con un nivel de calidad un poco inferior? Porque están en la informalidad. Si vos a las prendas le sacás los aportes patronales, el IVA, Ingresos Brutos, los gastos de tarjeta y las vendes así, directo al público, obviamente el producto es súper accesible. Si no, no habría 46 millones de argentinos vestidos porque se dejaría al 40% de pobres. ¿Cómo compran ropa? Todo el mundo está vestido en Argentina, por suerte, y bastante bien, porque puede acceder a los precios más económicos de La Salada, de las saladitas y de todos esos lugares. Entonces la gente de menores ingresos accede a la ropa a través de este sector informal enorme, que es el 65% de la cantidad de prendas que se vende en la Argentina. Cuando baja la formalidad y tenés el alquiler y todos los impuestos, las tarjetas, el costo del Ahora 12 o ahora de Cuota Simple, ahí el precio exponencialmente empieza a subir. Cuando vos estás en Europa, te encontrás todo tipo de marcas, si vas a la calle Serrano, hay carteras que valen 2.500 euros, lo mismo con lo que acá comprás un auto. Ahora, si después seguís recorriendo y vas a Primark, que es una marca inglesa que produce en Bangladesh con cero reglamentación del trabajo esclavo, te encontrás con que los precios son increíbles. No se puede ni creer a los precios que vende Europa como mercado abierto, cómo en Estados Unidos se puede tener una cartera que se parece a cuero por US$42 y podés comprar otra por 2.500 a cuatro cuadras de distancia. Es un mercado completo, punta a punta. Es un poco lo que pasa acá en Avellaneda y La Salada, que está muy barato, y en Patio Bullrich, donde es altísimo el precio, pero no son los mismos productos. Por supuesto, lo que viene de Bangladesh paga impuestos a la venta en España, pero en Bangladesh no pagaron impuestos porque la suma de salario bajo más no aportes patronales están subsidiados. Allí, los talleres de costura para generar empleo son como la versión de La Salada pero formal.
-Pero en Avellaneda aceptan pago con tarjeta, no todo es en billete y sin factura.
–Por eso yo no menciono Avellaneda. A veces es un mix. Y la verdad es que no me gustaría hablar específicamente porque hay comerciantes excelentes en Avellaneda y otros no tan excelentes, como en todas partes. No digamos ninguna calle, pero yo en un local situado en algún lugar del país, puedo vender en blanco y en negro. Si alguien me pide factura, la doy y al que no me pide factura, no le doy. Y el que me lleva 400 prendas puedo no darle factura. Es un sistema mixto.
-Quería volver al tema del DNU (decreto de necesidad y urgencia) y la ley ómnibus, ¿al sector textil le atañe alguno de estos?
-No conozco los cientos de artículos que se mencionaron ahí. Había muchísimos que nos podían afectar, como el tema laboral. Todo el sistema que se planteó, que después se paró por un tribunal laboral. Después, la verdad es que no puedo dar una opinión absolutamente completa sobre un aspecto tan complejo que tiene que ver con el DNU y con la ley ómnibus en su totalidad. No tengo el tiempo para leer todo eso. Y fue sacado tan rápido y todo junto. Me da la impresión de que faltó quizás más análisis y más detenimiento en el planteo y más discusión.
-El DNU elimina las sanciones al trabajo no registrado. Comprendo que hoy se habla de la industria del juicio, ¿pero no sancionar el trabajo no registrado no es una invitación a no registrar el trabajo?
-A mí me parece una locura. Cualquier moratoria, cualquier cosa que abra las puertas a aquellos que han ido evadiendo sistemáticamente, lo único que hace es que todos nos sintamos unos estúpidos por pagar los impuestos y los aportes. Es una falta de respeto. Me parece una locura que se haga periódicamente porque lo único que te indica eso es “mirá, al final no pagués, porque el que no paga se salva”. Entonces nos sentimos todos desahuciados de haber hecho las cosas bien. El Estado está estafado sistemáticamente a través de la evasión fiscal. Si estafan al Estado y después el Estado estafa a los que pagamos, entonces es como un cuento de nunca acabar. El Estado no tiene los recursos porque hay gente que no paga, entonces va a perseguir a los que pagamos, que pagamos más de lo que corresponde y al final no sirve para nada.
-¿Se normaliza en las fábricas la falta de insumos importados? ¿Volverá la competencia importada si el dólar alto se va a licuando a ritmo de inflación?
-Un empresario está para competir. Al no haber un plan de estabilización donde están todas las variables contenidas, lo que hay hoy es una inflación desatada y el dólar de importación en dos meses va a quedar bajo. Con lo cual, no conviene importar, pero entre tres meses sí convendrá. O sea, no hay reglas que a vos te digan hacia dónde va el país. ¿Entonces, qué hago? ¿Cierro la fábrica, me convierto en importador, hago un mix, no importo más porque el dólar está alto? No hay ninguna señal clara de hacia dónde tiene que ir esta industria. Y me parece que ninguna industria en general, al no haber reglas claras, nos vamos de un lado para otro y eso nos quita totalmente perspectiva. Como te digo, necesitamos un dólar de equilibrio, apoyar a la industria nacional, desarrollarla para competir y que el mercado sea de los mejores, pero no con la ingenuidad de abrir todo a lo tonto porque no lo hace ningún país del mundo. Y te aclaro que hay muchos miembros de la Cámara de Indumentaria que exportamos y nadie nos la hace fácil exportar y abre sus mercados. Tampoco queremos un mercado cerrado para unos pocos, donde seguramente hay alguno que saca ventaja.
-Me imagino que con un dólar bajo es imposible importar y con un dólar un poco alto, más fácil, ¿no?
-Sí, pero acordate que quisieron poner retenciones del 15% a la industria de la indumentaria, que es una industria de mano de obra intensiva. Era ridículo ponerle 15%. Por suerte se dio de baja ese artículo, creo que gracias a los gobernadores. Era una locura porque íbamos a exportar a un dólar mucho más bajo, con una inflación mucho más alta. Las dos industrias que más empleo generan en el más corto plazo es la indumentaria y la construcción. Entonces apóyalas.
-¿A qué países exporta la industria de indumentaria de Argentina?
-En el caso de la famosísima camiseta de la selección argentina, de nuestro orgullo nacional, se exporta la camiseta con el diez de Messi a más de 12 países. Otras marcas exportadoras van a Brasil en un porcentaje muy alto. Y después tenés México, Perú, Colombia, Chile, Uruguay. Y si hubiera políticas de Estado de largo plazo, también tenés un potencial enorme porque hay mucho diseñador, porque hay mucha capacidad de branding, es una industria que no es menor.
AR/CRM