Actualmente la moneda más utilizada a nivel mundial para pagos internacionales sigue siendo, por lejos, el dólar estadounidense (41,8%); seguido por el euro (el 34,74%), la libra esterlina (6,26%) y el yuan (2,7%).
China pretende aumentar el uso de su moneda -el yuan- como una alternativa al dólar con el objetivo de mostrarse como un referente financiero a nivel global para romper con la hegemonía de la divisa estadounidense, según un informe publicado por la Sociedad para las Telecomunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales (SWIFT, por sus siglas en inglés).
A pesar de que la reciente crisis financiera ha provocado una caída del yuan, debido entre otros aspectos a la debacle inmobiliaria a partir del caso Evergrande, el gobierno chino considera que las fluctuaciones a corto plazo son normales y confían en el crecimiento de su moneda en este tipo de operaciones en el mediano y largo plazo.
Según un artículo de la revista especializada Global Times, la utilización de divisas por fuera del dólar registró un parate en el último tiempo, debido a los efectos que la pandemia de Covid-19 y la guerra en Ucrania tuvieron en la economía mundial y en los mercados financieros. Frente a esto, China apura nuevamente su estrategia a través de acuerdos bilaterales como es el caso de los swaps que mantiene con varios países, entre ellos la Argentina.
En este marco, el ministro de Economía, Sergio Massa, anunció la semana pasada que la Argentina dejará de pagar importaciones de China en dólares y pasará a hacerlo en yuanes, aprovechando la activación del swap de monedas con ese país.
«Tras un acuerdo con diferentes empresas reprogramamos el instrumento de pago por más de US$ 1.040 millones para este mes de importaciones con origen en China, que dejan de pesar sobre el flujo de salida de nuestros dólares y pasan a ser parte del flujo de salida de yuanes», afirmó Massa.
El ministro dijo que esto «además nos permite para los próximos meses trabajar en la posibilidad de adelantar el ritmo de importaciones, la gran mayoría de estas autorizaciones se trabajaban a 180 días y con los yuanes se trabajan a 90 días, y de programar un volumen de importaciones en yuanes por más de US$ 1.000 millones
Otro ejemplo de esto se dio durante la reciente visita del presidente brasileño, Luiz Inacio Da Silva, a China. Da Silva y Xi Jinping firmaron 14 acuerdos y entre ellos uno para establecer el comercio entre ambos países en yuanes.
En su discurso, el jefe de Estado brasileño reflexionó: «me pregunto todas las noches, ¿por qué todos los países están obligados a comerciar en dólares? ¿Por qué no podemos comerciar en nuestra propia moneda? ¿Por qué no apostamos por la innovación?».
Según el SWIFT, la moneda más utilizada a nivel mundial para pagos internacionales sigue siendo, por lejos, el dólar estadounidense, con una participación del 41,8%; seguido por el euro, con el 34,74% del total; y la libra esterlina, con el 6,26%. El yuan tiene en la actualidad una participación del 2,7%.
Beijing busca generalizar el uso de su divisa luego de recibir un enorme respaldo por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI), en 2016, cuando incluyó al yuan en su canasta de monedas para establecer el valor de los Derechos Especiales de Giro (DEG). El DEG es la moneda que utiliza el organismo, para brindar asistencia financiera a los países con problemas en su balance de pagos.
El gigante asiático mantiene acuerdos de petróleo y gas con países de Oriente Medio y el presidente Xi Jinping se ha comprometido a aumentar la ayuda al desarrollo en esa región y ha redoblado sus esfuerzos para promover el uso del yuan chino en los mercados energéticos.
En su intervención en Cumbre China-Estados Árabes y en la cumbre China-Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) en Riad, Arabia Saudita, Xi Jinping dijo que China y las naciones del Golfo deben hacer pleno uso de la Bolsa Nacional de Petróleo y Gas de Shanghai como plataforma para llevar a cabo la liquidación en yuanes de las operaciones de petróleo y gas.
La semana pasada, el ministro saudí de Energía, el príncipe Abdulaziz bin Salman, afirmó que Arabia Saudita seguirá siendo un socio energético fiable y de confianza para China, según reportó la agencia Bloomberg.
El príncipe saudí dijo que la cooperación entre los dos países había ayudado a mantener la estabilidad del mercado mundial del petróleo.
Arabia Saudita es el mayor exportador de petróleo del mundo, mientras que China es el mayor importador de petróleo del mundo.
El príncipe agregó que Arabia y China tratarán de impulsar sus cadenas de suministro de energía mediante el establecimiento de un centro regional en el estado árabe del Golfo para las fábricas chinas.
Pero no es sólo en el sector energético donde China quiere impulsar su presencia, ya que también busca ampliar el alcance de su comercio internacional de materias primas en un intento de tener más influencia sobre los precios mundiales.
Fuente: Télam