El titular de la AFIP reivindica su alineamiento con Cristina Kirchner y asegura que el organismo no hace fiscalizaciones a dedo. También defiende el secreto fiscal.
«Yo quiero que sea Cristina», dice sin dudar el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Carlos Castagneto, sobre su candidata para las próximas elecciones. El presidente del partido Kolina a nivel nacional recibe a PáginaI12 en su despacho con un ventanal desde el que se ve la fachada de la Casa Rosada y al que apunta cada vez que se refiere a Alberto Fernández. Durante la entrevistarecorre muchos temas específicos del organismo como la evasión, el blanqueo, el secreto fiscal y el aumento de la cantidad de monotributistas, pero también reflexiona sobre economía y política en general. Es que le toca ocupar un puesto estratégico a la hora de recaudar dinero para el Estado, y su mayor arma es la creación de una conciencia tributaria a través de la percepción de riesgo con los aumentos de los controles.
Castagneto es además una de las patas sobre las que se apoyan muchas de las políticas que el equipo económico lleva adelante para controlar la inflación. Acepta que no se están logrando los números deseados, pero no descarta poder llegar a abril con una inflación que comience con 3, tal como prometió el ministro de Economía Sergio Massa. «No queremos controlar la inflación con el enfriamiento de la economía», asegura.
– ¿Cuál cree que es el mayor problema que atraviesa Argentina?
– Son tres: primero una deuda exorbitante que nos dejó el gobierno anterior. Antes no teníamos al Fondo Monetario Internacional en la espalda revisándonos los valores, las ecuaciones, el déficit fiscal, y etcétera. Segundo hay que seguir trabajando para bajar la inflación, y en este punto hay una responsabilidad doble, social y empresarial. Estamos trabajando, pero aún no estamos logrando llegar a los niveles esperados. Vamos a seguir luchando y no nos dará el brazo a torcer. En tercer lugar se ubica el tema salarial. Tenemos que aumentar los salarios y el consumo, pero que eso no impacte en la inflación y el consumidor. Hoy el salario se incrementa pero la inflación se lo come.
– Estuvo en los últimos anuncios más importantes del gobierno y forma parte de la mesa chica del equipo económico: ¿Cree que el gobierno va a poder llegar al prometido número de que la inflación de abril comience con tres?
– Ojalá. Ojalá que en abril podamos llegar a ese número. Pero hay factores externos como valores internacionales que juegan, y también internos como la brecha cambiaria e incluso estructurales como el bimonetarismo. No queremos controlar la inflación con el enfriamiento de la economía, porque sino se pierden puestos de trabajo, se daña la capacidad productiva, se exporta con menos valor agregado y la economía entraría en una chatura. Argentina tiene un potencial muy grande y hay que aprovechar. El Estado y las empresas tienen que ponerse de acuerdo. La crisis inflacionaria es mundial, en Europa y Estados Unidos están desesperados por la inflación. En nuestro caso, logramos salir de ese pico de inflación del 7,4 por ciento que había en julio.
– Para la Aduana, el principal problema dentro de la narrativa popular es que es un organismo históricamente señalado por temas de corrupción, ¿Qué hacen para resolver este tema?
-Nosotros estamos incrementando las denuncias, los operativos, los controles. El objetivo es generar una conciencia tributaria a través de la percepción de riesgo. Estamos poniendo escáneres más modernos para que se puedan controlar mayor cantidad de camiones por minuto, aumentando la capacidad de cámaras en los puntos aduaneros, licitando precintos. Por supuesto, la frontera es muy grande y hay lugares en los que, cruzando la calle, cruzás de país. Pero eso es un tráfico menor, lo que tenemos que controlar más y hemos incautado en zonas fronterizas son sobre todo granos, aunque también máquinas de criptomonedas. La problemática es grande, pero no es solo de Argentina. En el mundo circulan 73 millones de contenedores por día.
– ¿Cuánto calculan que se evade o se elude en el país?
– Yo creo que la evasión y elusión debe estar alrededor del 30 por ciento y más en promedio. Después tenemos datos específicos de algunos sectores. En el tabaco, por ejemplo, estimamos que hay un 40 por ciento de evasión y estamos haciendo un control estricto ahí.
-¿Hay sectores particularmente evasores?
– En todos los sectores hay evasión. El tabaco es un ejemplo, pero ahora sacamos una disposición para controlar el pago de IVA en grandes empresas, estudiando la relación entre débitos y créditos fiscales del impuesto de cada actividad económica en los últimos 12 meses, que incluye alimentos y muchos otros sectores. Usamos satélites para corroborar las declaraciones de hectáreas sembradas en campo, y también para controlar declaraciones inmobiliarias en countries. Tenemos un área específica para estudiar el tema pesca y minería. Minería porque está creciendo mucho. La parte laboral no es tanto problema porque está en general registrado, es sobre todo por un tema de impuestos y derechos de exportación: que no estén exportando un producto cuando en realidad exportan otro. Para la pesca, el tema la fiscalización sí es mas laboral. Los sistemas te ayudan, pero no piensan, por eso tenemos que tener la tecnología y ponerle mucha cabeza para dar los cruces necesarios. Luego hacemos las fiscalizaciones presenciales o sistemáticas a través de matrices de riesgo, no a dedo. Eso es importante. También las fiscalizaciones sistémicas porque no podemos ir a todos los lugares. Hay que abordar no solo todas las actividades sino también todos los impuestos. Estamos controlando impuestos internos, el IVA que notamos que hay mucha subfacturación, y también el impuesto a las ganancias.
– ¿Cuál es la problemática particular de Ganancias?
– Las grandes empresas están pagando apenas entre un 3 y un 4 por ciento en Ganancias. Esto se debe a la formación de pools de empresas que tienen los grandes estudios y hacen maniobras para eludir y evadir. Uno de los porcentajes mas altos de Ganancias es la cuarta categoría es decir las ganancias obtenidas por el trabajo personal. Se debería tener que recaudar mucho mas por parte de las empresas que lo que estamos recaudando. La recaudación hoy es casi proporcional de la cuarta categoría, empresas y por ventas de inmuebles.
– ¿Qué opina de lo que dice la oposición de que Argentina se encuentra entre los países con más carga tributaria del mundo?
– Es un mito. No es Argentina el lugar en donde más se tributa. Y además esa frase de «no queremos más impuestos» es peligrosa, porque al pedir eso se está pidiendo que no se pueda acceder a todos los derechos que tenemos por tributar como la educación, la salud, las rutas, entre otras que ayudan a que haya una redistribución a lo largo y ancho del país.
– Se reavivó la problemática con los Potenciar Trabajo porque el gobierno sigue dando de baja a beneficiarios gracias a cruzamientos que otorgó la AFIP
– No surge de AFIP, surge de un pedido del entonces ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. El pidió trece puntos acerca de algunas personas y nosotros les respondimos. Yo no sé cuáles son las incompatibilidades del Potenciar. Luego cuando asumió Victoria Tolosa Paz nos pidió otros dos informes con más detalles, pero AFIP no detecta incompatibilidad, solo brinda datos. El segundo informe que pidieron fue más detallado con respecto a los mismos datos que habíamos dado. Por ejemplo si en el primer informe habíamos mandado uno con un renglón que decía que la persona contaba con un auto/moto/camión, en el segundo teníamos que detallar cuál de los tres era, porque no da lo mismo qué tipo de vehículo tiene. Cuando llegó la denuncia penal, el juez nos pidió una suba del secreto fiscal y nosotros dispusimos. Pero repito, nunca hablamos de compatibilidad.
-Se observa una doble vara con respecto al secreto fiscal: no hay para los más vulnerables que reciben planes y sí para las grandes empresas que también reciben beneficios como el blanqueo. ¿Hay que seguir manteniéndolo?
– El secreto fiscal se levantó en este caso por una orden judicial, si un juez me lo pide por una gran empresa lo haría también. El secreto fiscal se puede debatir pero tampoco me parece que nosotros como organismo podemos dar la información de la propiedad privada de cada uno. Lo que cada uno gana, tiene ahorrado, o las propiedades no tiene por que ser público.
– ¿Hicieron uso del acuerdo con la IRS para intercambio de cuentas en Estados Unidos?
– En septiembre vamos a tener los primeros reportes masivos, pero hemos conseguido en este tiempo que nos autoricen a enviar lotes de cien o doscientas personas. No es masivo, pero tampoco es caso a caso. Estamos detectando cuentas no declaradas en otros países también, como Países bajos o Turquía. El resultado es positivo, pero cuando venga el convenio la información va a ser más finita. Con estos lotes estamos haciendo acciones que no puedo contar por el secreto fiscal.
– La semana pasada venció el plazo para blanquear dinero pagando una tasa del 10 por ciento. ¿Cuál es el balance al cierre de esta primera etapa?
-No tenemos aún los números, probablemente la semana que viene (en referencia a esta semana). Pero pusimos a disposición todos los mecanismos para que sea exitoso. Todo blanqueo tiene que tener un secreto fiscal, con cuentas especiales y respetando los mecanismos.
– Los datos del mercado laboral aseguran que aumentan monotributistas y cuentapropistas más que los trabajadores asalariados. La figura del monotributista perdió su espíritu inicial de transición, ¿les preocupa?
– Estamos poniendo muy el ojo ahí. Cuando asumí en 2019 en seguridad social había 3,9 monotributistas y hoy hay 4,6 millones. Estamos detectando y también haciendo inteligencia para controlar las facturaciones de los monotributistas, a ver si son siempre para una misma empresa o si hay una relación de dependencia encubierta. Estamos haciendo cruces sistémicos de consumo, no solo de facturación. Y ahí se van cambiando de categoría o se excluyen. El hecho de que tengan factura electrónica nos permite un mayor control. Lo mismo el libro de sueldo digital. Los sistemas no piensan, los sistemas informan. Repito: hay que ponerle cabeza.
– Los empresarios se quejan mucho del SIRA por la lentitud en la aprobación. ¿A qué atribuyen esto?
-Cristina dijo que había un festival de importaciones y por eso cambiamos el sistema de las SIMI a las SIRA. El procedimiento es ágil en la parte que le compete a la AFIP, que es evaluar la capacidad económico-financiera. Siempre se van a quejar pero la actividad económica funciona y a través de distintos operativos también pudimos encontrar una gran cantidad sobrestockeada de la mercadería. La SIRA hace un estudio más profundo acerca de lo que necesitan las empresas para funcionar, porque tenemos que conseguir un fino equilibrio entre lo que se autoriza y las divisas que tiene el Banco Central. Con el paso de SIMI a SIRA se bajaron mucho los montos y las cautelares, hay un 25 del 100 por ciento de los pedidos que había. Al principio quizás si hubo un cuello de botellas, pero no se ha parado ninguna producción. No hay demora, hay mas controles y en ningún momento se cerro la importación.
– ¿Cómo ve al Frente de Todos de cara a las elecciones este año?
– La mesa de diálogo es fundamental. Como presidente de Kolina, un partido con representatividad en veinte provincias, pido un pacto con todos adentro. Me parece importante ponernos de acuerdo en qué proyecto de país queremos, y no un modelo. El modelo lo tiene la oposición y ya sabemos cuál es: ajuste, privatización y endeudamiento. Nosotros de acá a la elección tenemos que hablar de lo que hicimos, lo que queremos hacer, de los errores que cometimos y las virtudes también. Por otro lado, es prematuro hablar de candidaturas. Hay que hablar de una lógica electoral y si se va a internas que sean sanas y constructivas. Pero es muy temprano para definir el nombre de la o el candidato. Yo quiero que sea Cristina, pero ella nos ha dado mucho ya, y la justicia está jugando un rol político que no tiene que jugar.
Fuente: Página 12