Por Juan Carlos Junio
Además del jefe de Gobierno, otros altos funcionarios porteños como Felipe de Miguel, amenazan con un posible aumento de los boletos de los colectivos y lo utilizan como chantaje. Jorge Macri y los tarifazos. La definición de autonomía va cambiando según convenga. ¿Quién se tiene que hacer cargo del transporte público de la Ciudad de Buenos Aires?
Nuevamente, Horacio Rodríguez Larreta se lanzó temerariamente a extorsionar a la sociedad porteña y al Gobierno Nacional como reacción a la gestión de Alberto Fernández por el tema del transporte público. Lo hace como siempre, en connivencia con los medios de comunicación hegemónicos. Así, el jefe de Gobierno se propone que la ciudadanía incorpore pasivamente sus argumentos, basados en una estrategia de doble propósito: por un lado, victimizarse y, sobre esa base, amenaza con aumentar el precio del transporte; y por otro lado sembrar la semilla de la mezquindad y de la insolidaridad en la sociedad porteña.
Larreta y la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires
El jefe de Gobierno utiliza el viejo sofisma: hablar de autonomía lo habilita a desentenderse de que nuestra urbe es parte de un colectivo más amplio y trascendente: la nación argentina y, fundamentalmente, que como pueblo y como ciudadanos con deberes y derechos somos capaces de entender que tenemos la obligación ética de asumir que se debe actuar como se piensa. Y pensamos que para sostener un destino común frente a este mundo tan convulsionado resulta imprescindible fortalecer la unión y la identidad común. Esta noción ideológica y ética solo es posible lograrla si el elemento que actúa como amalgama está compuesto por la poderosa idea de la fraternidad y la igualdad.
Larreta reitera la lógica de marketing que utilizó en la cuestión de la redistribución de los puntos de participación que el expresidente Macri le otorgó contra toda normativa en detrimento de las otras provincias. Por entonces, decía lo mismo: “El gobierno nacional le roba a los ciudadanos porteños y vulnera nuestra autonomía”. Ahora utiliza idéntica maniobra ideológica en el tema de la redistribución general de los subsidios al transporte porteño por el traspaso de 32 líneas de colectivos que solo circulan en los límites de la ciudad, y que forma parte de las responsabilidades que debe asumir la CABA en función de su autonomía.
Nuevamente el mismo grito de guerra: “Nos quitan nuestra plata y nuestra autonomía”. Para Larreta la autonomía es una palabra ambigua que puede usar según la ocasión y conveniencia.
Si bien sectores oligárquicos y poderosos existen en todo el país, la CABA no solo es el distrito con mayor presupuesto per cápita de todas las jurisdicciones que aportan a la coparticipación, sino que también es donde se concentran núcleos importantes de riqueza y de sectores medios, medios altos y altos del país y donde se ejecutan continuos tarifazos. A pesar de lo cual en nuestra ciudad los sistemas de salud y de educación pública, utilizados por los sectores de menores recursos, son desfinanciados año a año, y la tierra pública que debería ser destinada a espacios verdes y culturales están cada vez más restringidos por su política de transferencia al negocio inmobiliario.
El precio del colectivo y el chantaje
La amenaza de la duplicación del boleto del transporte público por “culpa” del traspaso al presupuesto de la ciudad de las líneas que la transitan representa un verdadero chantaje a la ciudadanía transformándola en rehén. El incremento sería tan notorio como injusto. Cuando aquí abonamos un boleto de 18 pesos, en la mayoría de las provincias a la gente le cuesta desde 58 a 80 pesos.
Si continuamos apreciando los argumentos esgrimidos, asoman algunos grotescos que muestran un claro desprecio a la opinión pública. El jefe de Gabinete, Felipe Miguel, se queja de que “ya tuvimos que hacernos cargo del subte” ¿Quizás tendrían que haberse hecho cargo del subte porteño nuestros compatriotas de Jujuy o Tierra del Fuego? Ya que estaba lanzado, Miguel declaró que “los números no les cierran y quieren ajustar para el Fondo”, desentendiéndose de que su fuerza política es la que trajo al FMI nuevamente al país e insinúa en forma brumosa que los fondos nacionales que subsidian a la ciudad en materia de transporte serán para pagarle al organismo internacional. La verdad es que la decisión tiene un sentido contrario.
Suba de tarifas, una insignia macrista
Los recursos que hoy se le entregan a la Ciudad de Buenos Aires se destinarán a las provincias a través del Fondo Compensador de Transporte Público. Para completarla, Jorge Macri declaró que “para complicarle la vida a quienes trabajan viene la suba de tarifas de energía”. A este otro Macri le preocupa una eventual suba del 20% con segmentación por patrimonios y/o ingresos, pero apoyaba los aumentos del 2500% del ministro de la Shell Juanjo Aranguren.
Comunas
Por otra parte, y para agregar algo más al ambiguo concepto de autonomía del macrismo, en la misma ciudad donde el PRO gobierna desde hace 14 años tal cosa no sucede, ¿o acaso las comunas porteñas tienen algún tipo de autonomía en materia de ejecución presupuestaria como les corresponde? Las comunas, según la ley 1777, deberían funcionar como unidades de gestión política administrativa descentralizada con presupuesto propio. Esta noción democrática en nuestra ciudad está vedada.
Se desnuda entonces el chantaje mezquino y autovictimizante que habla de “castigo”, de “agresión”, de “ajuste”, “quita”, y que pretende hacer del traspaso que hace el Gobierno Nacional “un problema para la gente”, “un ataque a la ciudad”. Ciertamente, la ciudadanía porteña tiene el pleno derecho de defender sus intereses. Pero en realidad nos quieren arrastrar hacia esta propuesta “moderna” de egoísmo social. Larreta nos convoca a la indiferencia en lugar de fortalecer una consciencia humanitaria y solidaria. Su interpelación oportunista es una subestimación a la propia ciudadanía. Cuando se trató el traspaso de Subte a la Ciudad en el año 2012, como diputado nacional opiné que en un sistema federal de gobierno los servicios de naturaleza y jurisdicción local son resorte de las autoridades locales, sean provinciales o municipales, y muy en particular el servicio de transporte público de una jurisdicción debe ser administrado y controlado por las autoridades de esa jurisdicción. El Gobierno de la Ciudad debería apoyar este proceso de creciente autonomía y preocuparse por brindar un servicio público mucho más extendido y eficiente que el actual.
* Secretario General del Partido Solidario. Director del Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini»
Fuente: Pagina 12