El Indec puso en blanco sobre negro el dramático deterioro del poder de compra.
En 2023, los salarios quedaron atrás en casi 60 puntos contra la inflación, según datos del Indec difundidos el viernes. Si bien el deterioro se fue dando a lo largo del año, la caída fue brutal en diciembre, porque los salarios subieron 8,9 por ciento –en línea con la variación experimentada a lo largo del segundo semestre- pero la inflación saltó a 25,5 por ciento con la llegada del nuevo Gobierno, las desregulaciones y la devaluación cambiaria.
Así, el nivel general de salarios perdió 16,6 por ciento en términos reales solo en el último mes del año. Este ajuste en los ingresos no encuentra parangón en los últimos treinta años, advierten especialistas.
La variación del índice general de salarios que mide el Indec fue 152,7 por ciento en 2023, medido entre puntas. Esto revela una contracción del poder de compra de los salarios del 58,7 por ciento en el año, al contrastarlos con una inflación del 211,4 por ciento anual. En la historia reciente no hay comparación de pérdida tan fuerte en el poder de compra de los ingresos. Es preciso remontarse a diciembre de 2002 para observar una caída similar, pero más baja, del 33 por ciento en términos reales.
En los últimos años, solo en 2021 el poder adquisitivo de los salarios aumentó un tímido 2,4 por ciento. Si se considera el nivel promedio de los salarios en 2023, la caída en términos reales es menor, se ubica en el orden del 11,5 por ciento interanual.
El desagregado
Haciendo un zoom en el empleo registrado, la variación de los sueldos en el sector privado fue del 165,8 por ciento entre puntas en 2023, y la del empleo público, de 148,6 por ciento: lo cual da cuenta de un deterioro en términos reales de 45,6 y 62,8 puntos respectivamente.
Si se observa el empleo privado no registrado, el deterioro es aún peor, ya que la variación interanual fue del 115,3 por ciento en 2023, es decir, una pérdida real del 96,1 por ciento: casi a la mitad se redujo el poder de compra de los salarios de este segmento de la población. Si se consideran las variaciones promedio a lo largo del año, los privados registrados perdieron 7,5 por ciento en términos reales, los empleados públicos 1 por ciento y los informales 43,1 por ciento.
El tiro del final
La inflación hizo estragos en el último mes del año, potenciada por las expectativas de desregulación de precios ante el cambio hacia un Gobierno ultraliberal y por el efecto de una devaluación del 118 por ciento durante los primeros días del mandato de Javier Milei. Considerando los datos oficiales, con una variación mensual del 8,9 por ciento en el nivel general de salarios de diciembre, tuvo una caída real de 16,6 puntos.
El nivel general incluye tanto a trabajadores registrados del sector privado, cuyos salarios crecieron 11 por ciento nominal en el mes, como a empleados públicos, con una remuneración que aumentó 5,5 por ciento: así, en el primer caso la caída en términos reales fue del 14,4 por ciento, y en el segundo fue del 20 por ciento solo en un mes. En el caso de los trabajadores privados no registrados, en diciembre sus ingresos crecieron 7,6 por ciento, de modo que en términos reales perdieron 17,8 por ciento.
Es un interrogante el nivel en que se ubicará la inflación mensual en los próximos meses. Los investigadores del instituto Centro-Periferia auguran un nuevo piso de 18 a 20 por ciento mensual, que “intensificará la inercia e impedirá un descenso de la inflación hacia adelante, restando efectividad a las anclas tradicionales en las que se apoya el actual programa económico”.
Los tradicionales “mecanismos de propagación” de la inflación, vinculados con los ajustes salariales, se ponen en marcha, observando los convenios colectivos de trabajo en enero se impusieron “variaciones salariales en en torno al 25 por ciento”. Esa pauta de indexación mensual está lejos de descomprimir la dinámica inflacionaria a futuro, a lo cual deben sumarse otros factores como las tarifas de servicios y el ascenso de la brecha cambiaria, alertan desde la consultora.