Vía libre del Senado mendocino a la entrega de una empresa estratégica
La provincia de Mendoza dio un paso clave hacia la privatización de la emblemática empresa Industrias Metalúrgicas Pescarmona (IMPSA), tras la aprobación en el Senado provincial de una ley que autoriza la cesión de sus acciones a manos privadas. Este avance legislativo se suma a las intenciones del Gobierno nacional de ceder también su participación, lo que conduciría a una privatización total de la compañía.
La empresa especializada en el desarrollo de proyectos hidroeléctricos, parques eólicos, generación de energía nuclear y equipos para la industria de hidrocarburos, se encuentra en el centro del debate político y económico. Actualmente, el 63,7 % de las acciones de IMPSA pertenecen al Estado nacional, mientras que Mendoza posee un 21,2 %, con el resto en manos de acreedores y del grupo fundador, Pescarmona.
En julio, las autoridades argentinas y mendocinas anunciaron la necesidad de sanear las cuentas de la empresa, cuya deuda asciende a 500 millones de dólares, como parte de un plan para evitar su quiebra y garantizar la continuidad de sus operaciones.
La estadounidense ARC Energy, dedicada a la industria del petróleo y gas, ha expresado públicamente su interés en adquirir parte de IMPSA pero no es la única: otros potenciales inversores también han mostrado interés.
A través de proyectos de energía hidroeléctrica, solar, eólica y nuclear, IMPSA participa de proyectos en todo el mundo. De esta manera, exporta el 85 por ciento de su producción y tiene presencia en más de 40 países. Además, la empresa se dedica a la generación de equipamiento para la industria de petróleo y gas, recuerda una nota de la Agencia de Noticias Científicas de la UNQui (Universidad Nacional de Quilmes).
«IMPSA es la única compañía en Latinoamérica con tecnología propia para equipos de generación hidráulica y para el diseño y fabricación de componentes nucleares«, señala el artículo.
“La privatización de IMPSA significa la entrega de un patrimonio estratégico nacional, con la gravedad de que su potencial comprador sería la empresa estadounidense ARC Energy. Es decir, se trasnacionaliza una industria clave en materia de capacidades de innovación y desarrollo para reindustrializar el país. Además, es un retroceso para el sector energético porque implica la pérdida de capacidades para el sector nuclear, ya que posee certificación para la construcción de componentes como generadores de vapor para centrales nucleares de potencia”, apuntó Nicolás Malinovsky, director del Observatorio de Energía, Ciencia y Tecnología, en respuesta a la mencionada Agencia.