Edición n° 2953 . 22/12/2024

Aumenta la conflictividad social en el inicio de la escolaridad en Argentina, mientras el gobierno de Milei festeja el ajuste

( *Emilia Trabucco)

A poco más de dos meses de gestión de Javier Milei en el gobierno, la crisis económica se profundiza en la antesala del inicio de la escolaridad de millones de infancias y adolescencias. El nivel de conflictividad social va en aumento, en un contexto de devaluación e inflación combinado con salarios y jubilaciones congelados. Desde las vocerías oficiales piden al pueblo argentino “aguantar el sacrificio” bajo promesa de mejoras futuras, mientras aceleran la marcha del plan económico de liberalización financiera bajo intereses extranjeros que, en 60 días, tiene más de tres millones y medio de nuevos pobres, con índices económicos que rozan los de la crisis del 2001. La casta, al parecer, eran les trabajadores, les jubilades y las infancias.

Mientras tanto, Milei viaja a EEUU a hacer los deberes y Caputo avanza con dolarizar.

Los sucesivos paros en distintos sectores del trabajo y las movilizaciones por el hambre que se sufre en los barrios calientan las calles mientras el presidente protagoniza reuniones con personajes de Estados Unidos como Marco Rubio, senador republicano,  Gita Gopinath, la segunda del FMI, y Antony Blinken, encargado de política exterior, antes de emprender su viaje a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), donde posiblemente se cruzará con Donald Trump, candidato a presidente del gigante del Norte, en guerra abierta con la actual gestión Biden, y con posibilidades de ganar, según las encuestas.

Detrás de una estrategia orquestada de desviar la agenda pública, ataques permanentes que van desde los gobernadores hasta protagonistas del mundo de la cultura, el Ejecutivo nacional gobierna por decreto, pone nuevamente la Ley Ómnibus sobre la mesa, manipula los resortes legislativos para tratar el mega DNU vigente y lanza una ofensiva con una batería de medidas en el mundo financiero encabezada por Luis Caputo, el ministro de Economía, que incluye la posibilidad de caminar hacia la dolarización antes de lo previsto y de privatizar el Banco Nación.

Un dato importante es que recientemente, Milei contrató a Horacio Liendo, ex funcionario de Domingo Cavallo y “padre de la convertibilidad“ para allanar el camino de la privatización del Banco Nación. El principal interesado en la compra de acciones sería BlackRock, el principal fondo de inversión global, de la mano de su aliado Caputo. Recordemos que el ministro ya había abierto las puertas a BlackRock en 2018, estando al frente de la cartera con Mauricio Macri, en medio de una corrida cambiaria. Desde allí vienen las tensiones con Federico Sturzenegger, otra figurita repetida, quien puso a Armando Guibert como director del Banco Nación en la actual gestión.

Vuelven a salir los trapitos al sol de las internas entre grupos financieros que se disputan la direccionalidad del gobierno que no terminan de resolverse, en un panorama de inestabilidad de los mercados. Lo cierto es que, mientras tanto, los millones de argentines, pagan la fiesta ajena.

El esperado superávit: “la motosierra y la licuadora, los pilares del ajuste, no se negocian”

El gobierno festejó recientemente haber logrado superávit fiscal en dos meses de gestión: “se trata de la primera vez desde agosto de 2012 que el Gobierno Nacional gasta menos de lo que recauda”, se lee en un Comunicado Oficial de Oficina de Presidencia publicado en la red social X, el 17 de febrero. En el comunicado anuncian que en enero el Sector Público Nacional registró un superávit de $2.010.746 millones, de los cuales $1.492.338 millones fueron a pagar intereses de deuda. El primero en anunciarlo fue el ministro de Economía, quien el día anterior tuiteó la noticia y sentenció: “el déficit cero no se negocia”. Milei reafirmó la idea: “la motosierra y la licuadora no se negocian”.

Lo números muestran que la licuación de las jubilaciones y pensiones explica el 38% del superávit, es decir, los y las jubiladas pagaron con su pobreza los intereses de deuda (que subieron un 26%), mientras que sus ingresos cayeron a niveles de 2002, y se espera que alcancen el “peor valor real del siglo XXI” (IESA, 2024).

Los recortes en programas sociales representaron una baja del 59,6% en términos reales, el salario representó el 27%  y las transferencias a las provincias se desplomaron un 43,3%. Con la eliminación del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID) que paga parte de los salarios de les trabajadores de la educación, -que supone una merma del 16,6%- y los Aportes del Tesoro Nacional (ATN) recortados de raíz, el desplome fue del 82,4%.

A esto colaboró la devaluación del 118%, por el lado de los ingresos, especialmente por los derechos de exportación, que crecieron 88,5% interanual, y que destrozó el poder adquisitivo de les trabajadores en un 33% en dos meses, con más del 50% de inflación acumulada. En este contexto, el Salario Mínimo Vital y Móvil sigue prácticamente congelado en 156.000 pesos, tras la pulseada que perdieron los sectores sindicales -que exigían un aumento del 85% – en el Consejo del Salario frente a la alianza del gobierno con el empresariado. Vale la comparación: en enero una familia tipo (4 personas), necesitó al menos 600.000 pesos para no ser pobre (y hay que destacar que este monto no incluye el precio del alquiler de la vivienda). Frente a la profundización  de las tensiones, el 20 de febrero el gobierno anunció que subirá el Salario un mísero 30%, muy por detrás de la escalada inflacionaria.

En los meses de enero a junio, se espera una pérdida de 26,3% en el poder adquisitivo (Strada, 20/2/24) . Resultado: la pobreza trepó al 57,4% y se espera que entre febrero y marzo, un 60% de la población sea pobre (UCA, 2024). Cabe recordar que el congelamiento del SMVM determina también el valor del programa Potenciar Trabajo, que representa la mitad – 78 mil pesos -, y reciben  trabajadores en situación de informalidad laboral, el 60% de la población económicamente activa.

En medio de la crisis, la desesperación de las familias ante el inicio de clases.

En este estado de cosas, de precios disparados, eliminación del subsidio al transporte en las provincias y salarios congelados, se avecina el inicio de las clases en las escuelas de todo el país, donde muchas familias se debaten para llevar a la mesa, al menos, un plato de comida al día.

La canasta escolar registró un aumento del 273% en 2024, y el kit básico tecnológico, un 331%. La canasta tecnológica completa (agregando una PC, una impresora y servicio de internet) cuesta un 530% más cara que el año pasado: 763.237 pesos (Focus Market, 7/2/24). Según la Consultora Miglino&Asociados, la canasta escolar en Argentina, que ronda los 96 dólares, es la más cara del mundo (20/2/24). La respuesta del gobierno fue un vergonzoso aumento de la Ayuda Escolar Anual de 14.000 a 18.000 pesos, y un “mecanismo de asistencia para la clase media”, para que puedan costear las cuotas de las escuelas privadas, una especie de “voucher”. Todos intentos más que insuficientes, si el objetivo es, al menos, poner paños fríos.

A ello se agrega la situación salarial de los y las docentes, quienes sostienen hace años las escuelas públicas en el contexto de crisis. El conflicto con los sindicatos de la educación fue en ascenso ante la negativa del gobierno de llamar a Paritaria Nacional Docente y a pagar a las provincias el Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID), reclamo que los mismos gobernadores, y ahora los ministros y ministras de Educación provinciales, vienen llevando desde diciembre.

El FONID representa sólo el 0,89% del PBI, pero supone un 10% a un 20% del salario de más de 1.650.000 docentes en todo el país. A ello se agrega la suspensión de partidas presupuestarias para el refuerzo de comedores y copa de leche para estudiantes, y la parálisis de obras de infraestructura educativa (CTERA, 14/2/24).

Los sindicatos de la educación vienen construyendo un paro nacional docente para el día 26 de febrero, en medio de las amenazas lanzadas por Adorni, el vocero presidencial, de declarar a la educación “servicio esencial” (20/2/24), lo cual violaría directamente el derecho constitucional a huelga. Finalmente, el paro será sostenido por la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA-CTA), a pesar de que los  sindicatos nucleados en la CGT comunicaron que lo suspenderán, luego del llamado de la Secretaría de Educación de la Nación a paritarias para el día 27. Un retroceso en el ansiado objetivo de unidad.

A pesar de “hacer bien los deberes” desde Economía, los mercados no se estabilizan.

El gobierno sigue ejecutando maniobras para “pacificar” el inicio de clases en medio de una crisis económica insostenible, y en un escenario donde los mercados no terminan de estabilizarse, ya que los actores financieros evalúan múltiples riesgos antes de apostar a fondo por el plan económico en Argentina. Desde Wall Street y las Bolsas locales, señalan como los principales riesgos: “el malestar en la calle; los riesgos de ejecución y más resistencia política que la prevista”. Milei y Caputo, el “rey de las finanzas”, vienen, de todas formas, haciendo los deberes frente a los hombres del mercado para concretar su programa de liberalización financiera.

Como ratificó el propio Milei, su idea es liberar las restricciones y unificar el mercado de cambios para mediados de año, aunque muchos analistas coinciden en que será antes de lo previsto; la política de acumulación de reservas y de absorción de pesos está tomando una velocidad inusitada, lo que permitiría avanzar con la liberalización del cepo.

En estas últimas semanas, el Banco Central colocó casi USD 1.200 millones de Bopreal (Bono para la Reconstrucción de una Argentina Libre) a los importadores, lo que supuso una absorción de un billón de pesos; y el Tesoro realizó una recompra de deuda en dólares al BCRA, que implica una absorción de la base monetaria del 30% (del dinero en circulación). Ya se vieron los resultados. la brecha cambiaria bajó a niveles de 25%; la destrucción de los pesos tiene como objetivo presionar a la baja el tipo de cambio (Infobae, 18/2/24).

Las ollas y las mochilas siguen vacías.

El plan avanza a toda marcha, esperando la entrada de los dólares por las liquidaciones del agro y respondiendo a los intereses de los especuladores financieros, a costa del empobrecimiento brutal de millones de argentinos y argentinas. Ya se conocen las consecuencias del programa de ajuste, déficit cero y endeudamiento externo. Cristina Fernández de Kirchner transcribe parte de su documento (publicado el 14/2/24) en un tuit donde comparte el gráfico de evolución de las tasas de pobreza e indigencia de la Universidad Católica Argentina.

Allí retoma las consecuencias del endeudamiento con el FMI del gobierno de Macri, agregando que “el gobierno que siguió no pudo o no supo cortar este verdadero nudo gordiano de la economía argentina”, gobierno donde ella ejerció la vicepresidencia. Es una realidad que el poder adquisitivo de les trabajadores y jubilades lleva más de ocho años de pérdida. La situación de hoy es peor a la del año 2004, dice Cristina, y sentencia: “La verdadera tragedia es que no están jugando un juego de mesa, sino con la mesa de los argentinos”.

Lo cierto es que, más allá del bombardeo mediático, la estigmatización de los y las militantes, y la balacera entre los referentes de todos los arcos políticos, avanza un programa de dolarización y de endeudamiento externo que solo traerá más hambre y miseria para los y las millones de argentinas. Esa es la tregua del poder real. Pero el sol no se tapa con un dedo, y el esperado paraíso después de los sacrificios que el gobierno le pide a la gente, es cada vez más imposible de creer.

Se suceden paros en sectores como el transporte, la educación y la salud, se organizan asambleas feministas,  se saltan los molinetes porque es imposible pagar el boleto para ir a trabajar. La unidad de las múltiples iniciativas de organización se vuelve urgente, porque mientras tanto, las ollas y las mochilas están vacías, y la fiesta de los cuatro vivos la pagan los mismos de siempre.

*Trabucco es psicóloga, Magíster en Seguridad de la Nación y Analista de CLAE Argentina (Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico)