(Por Estefanía Cendón) El Ingeniero de Tecnologías en Informática y Comunicaciones (TIC) en ARSAT realizó un diagnóstico sobre la infraestructura en telecomunicaciones de Argentina: soberanía digital, políticas públicas y definición de un modelo de país. “El Estado no sólo debe financiar, debe ser socio capitalista de las empresas que trabajan en infraestructura, servicios de telecomunicaciones y tecnología digital”, sostuvo.
Entrevistado por Motor Económico, Moreno repasa los objetivos principales que llevaron a la conformación de ARSAT en 2006: “El Estado creó una empresa como ARSAT para brindar servicios en infraestructura de telecomunicaciones y, si bien la motivación inicial fue lo satelital, inmediatamente se observó la importancia de contar con una red federal de fibra óptica. Esto se debe a que, por entonces, el mapa de infraestructura de telecomunicaciones mostraba sólo grandes centros urbanos y el 35% de la población sin ningún tipo de conectividad”.
Tras describir el esquema de concentración y ganancias exorbitantes del sector privado que define gran parte de la infraestructura en telecomunicaciones argentina, el especialista ponderó el rol del Estado y la definición de un modelo de país que promueva la soberanía digital. “Hasta el año 2015 el Estado financió los primeros 30.000 km de fibra óptica en Argentina y el desarrollo de los satélites ARSAT 1 y ARSAT 2. Al cambiar el gobierno lo primero que hizo Cambiemos fue dejar de financiar el desarrollo de infraestructura de fibra óptica en Argentina y discontinuar el Plan Satelital Argentino”.
¿Qué implica alcanzar la soberanía digital? ¿Cuáles son los actores que intervienen a favor y en contra de los intereses de las mayorías? ¿Qué políticas públicas son imprescindibles? El profesor TIC de la Universidad Nacional de Moreno lo describe: “Quien asume en 2019 encuentra que no sólo había un 25% argentinos que no tenían conectividad, también había carencia de dispositivos. El Plan Conectar Igualdad, que al año 2015 logró distribuir casi 6.000.000 de netbooks entre estudiantes, siendo para muchos las primera computadora que ingresaba a su hogar, fue discontinuado por la gestión de Cambiemos. Discontinuar Conectar Igualdad determinó que en cuatro años millones de personas no recibieran su computadora”.
MOTOR ECONÓMICO: ¿Cómo es el despliegue de infraestructura en telecomunicaciones con el que cuenta Argentina?
Alfredo Moreno: La infraestructura en telecomunicaciones de Argentina tiene dos grandes actores u operadores. Uno es el sector privado y otro es el sector público, el Estado. El sector privado son las empresas de telecomunicaciones, comúnmente denominadas telcos, llámense Telecom, Telefónica O Claro. Luego encontramos algunas PyMEs, como pueden ser Iplan o Metrotel, muy focalizadas en la ciudad de Buenos Aires. Dentro de este esquema los actores centrales privados, aquellos que definen el negocio y el valor de los servicios de telecomunicaciones, son Telecom, Telefónica y Claro.
Es importante destacar que Telecom ya no es la empresa que se quedó con la mitad de Entel a mediados de los ’90. Cuando se privatizó Entel, la empresa nacional de telecomunicaciones, Telecom se quedó con la zona norte del país y Telefónica con la zona sur. Pensemos que en ese momento lo único que había era telefonía fija y estaba iniciándose otro servicio de telecomunicaciones como los primeros intentos de armar una Internet en Argentina. Estas empresas desplegaron con muy poca inversión algo de infraestructura de fibra.
Ante este panorama el Estado se quedó sin ningún tipo de empresa pública, quedaron sólo estas dos empresas que comenzaron a armar la infraestructura de fibra en las grandes ciudades con el modelo de negocio del mercado: bridar servicios donde esté la gente que pueda pagar, garantizar rentabilidad. Ese fue el criterio de Telecom y Telefónica para hacer el primer despliegue de fibra para dar servicios de Internet en las provincias. Por ejemplo, eso implicó que en estos espacios, hacia el año 2000, más del 35% de la población no tuviese acceso a nada, excepto telefonía fija.
Por otro lado, el grupo Clarín comenzó con el negocio del Cable como una alternativa para transmitir contenidos audiovisuales, casi compitiendo con la televisión abierta. Así es como lograron armar Cablevisión con un despliegue de cable sobre fibra, siguiendo el modelo de las grandes ciudades. De esta manera se contrataba servicio de Internet y Cable.
ME: ¿Qué sucedió con la telefonía móvil?
AM: La telefonía móvil es otro aspecto a destacar y el gran negocio que eso implicó para Telefónica y Telecom. Cada ciudadano podía tener un teléfono, pero era necesario montar la red que permitiese la telefonía móvil. Fue así como realizaron una inversión en antenas siguiendo el mismo criterio de mercado.
A partir del año 2000 se regula en parte la telefonía móvil y la telefonía fija es considerada un servicio esencial, lo que implica que las empresas de telecomunicaciones privadas no pueden dejar de brindar ese servicio. Sin embargo, no se regula Internet y la telefonía móvil hasta el 2010. Hablamos de años en los que la acumulación de ganancias que tuvieron Telecom y Telefónica fue enorme.
Hace 20 años la Argentina era un país totalmente desconectado, excepto en las grandes ciudades. Luego, con la aparición de los protocolos 2G, 3G y 4G se fueron presentando distintos servicios. A medida que van cambiando los protocolos las nuevas tecnologías adquieren mayor ancho de banda y, por ende, te permiten transferir más contenidos. La venta de celulares fue tan despiadada que empezó a haber ruido electrónico por la sobreventa: no se actualizó la red de antenas, ni se siguió invirtiendo lo suficiente. Se generó así la concentración en los grandes centros urbanos y un servicio deficiente.
ME: ¿Se puede decir que esa concentración se sostiene hasta el día de hoy?
AM: Sí. Incluso en los centros urbanos, dependiendo del momento, cuando hay mucha concurrencia simultánea empezamos a tener dificultades en la señal. Las antenas están preparadas para una capacidad límite de simultaneidad y vendieron teléfonos por encima de eso.
ME: Dentro del esquema que describe, ¿qué función desempeñó ARSAT?
AM: Es importante destacar que no hubo políticas públicas después de la privatización de Entel. Argentina perdió, con la privatización de Entel, la posibilidad de ser dueño de la estrategia de telecomunicaciones como país. Esto es algo que comenzó a discutirse en el año 2000: cuando Néstor Kirchner gana las elecciones en 2003 Argentina poseía posiciones orbitales que debían ser ocupadas por el satélite Nahuel Sat, el satélite argentino que también fue privatizado por el gobierno de Carlos Menem. La empresa privatizada no cumplía con las responsabilidades que debían asumir los servicios satelitales, por lo que esas posiciones podían perderse.
Kirchner planteó la posibilidad de ocupar esas posiciones orbitales ya que eran recursos estratégicos de un país, recursos convenidos. Propuso la recuperación de todo lo vinculado a Nahuel Sat, el alquiler de un satélite para ocupar la posición orbital y sentó la idea de armar un plan para desarrollar un satélite propio. Así en 2006 se creó la Empresa Argentina de Soluciones Satelitales (ARSAT) con la primera idea de desarrollar satélites en Argentina.
INVAP era la empresa que por entonces podía hacer investigación aplicada e ingeniería con experiencia en estos temas. De esta manera comienza el desarrollo del ARSAT 1, el primer satélite argentino para brindar servicio de telecomunicaciones que se orbita en 2013 y que contó con un 40% de desarrollo propio y un 60% perteneciente a proveedores de Francia. El ARSAT 2, orbitado en 2015, ya tenía un componente mayor de desarrollo local del 60%. El ARSAT 3 tendría que haber sido orbitado en el año 2016, pero ese plan se discontinuó producto de las decisiones del gobierno de Cambiemos. Recién dentro de un año y medio se va a orbitar lo que sería el tercer satélite, ARSAT-SG1.
El Estado creó una empresa como ARSAT para dar servicios en infraestructura de telecomunicaciones y, si bien la motivación inicial fue lo satelital, inmediatamente se observó la importancia de contar con una red federal de fibra óptica. Esto se debe a que el mapa de infraestructura de telecomunicaciones por entonces mostraba sólo grandes centros urbanos y el 35% de la población sin ningún tipo de conectividad. Así nació la Red Federal de Fibra Óptica y el Plan Argentina Conectada, en 2010, que fue el gran plan de desarrollo de infraestructura digital de telecomunicaciones para el país.
ME: Cuando se habla de alcanzar la soberanía digital es un concepto mucho más amplio que garantizar el acceso a internet, reducir la brecha de conectividad. ¿Cuál es el rol de ARSAT y del Estado en sí?
AM: ARSAT es una empresa de servicios de tecnología. Es una empresa pública y, por lo tanto, no va a definir nunca los criterios de soberanía porque son criterios políticos. El gobierno Nacional es quien debe definir esos criterios, la estrategia política que debe ser implementada por ARSAT u otras nuevas empresas que habrá que crear, ya sea públicas o mixtas, como es el caso de la incipiente Innova Space. El Estado no sólo debe financiar, debe ser socio capitalista de estas empresas que van a trabajar en el mundo de las infraestructuras y de los servicios de telecomunicaciones y la tecnología digital.
Hoy en día se hace más evidente la necesidad de tener una política pública para bridar servicios de Internet. Nos agarró la pandemia y la demanda que tiene ARSAT es fenomenal. ¿Cómo se pensaron estos servicios? A través de PyMEs y cooperativas en las provincias que son quienes le compran a ARSAT el ancho de banda y venden el servicio domiciliario, donde te conectás. Para hacer este despliegue es necesaria una inversión importante que hasta el año 2016 la estaba realizando el Estado.
ME: Hace una semana el Gobierno anunció una inversión de 289 millones de pesos que incluye la contratación de ARSAT para proveer de acceso Internet a localidades de distintas regiones del país que aún no cuentan con este servicio.
AR: Hasta el año 2015 el Estado financió los primeros 30.000 km de fibra óptica en Argentina y el desarrollo de los satélites ARSAT 1 y ARSAT 2. Al cambiar el gobierno lo primero que hizo Cambiemos fue dejar de financiar el desarrollo de infraestructura de fibra óptica en Argentina y discontinuar el Plan Satelital Argentino. Claramente está asociado a un modelo de país.
ME: Que la soberanía digital no sea una prioridad es una forma de ponderar una sociedad con mayora desigualdades.
AM: Mayores desigualdades y en beneficio de grupos concentrados. Por ejemplo, esa discontinuidad a partir de 2016 favoreció que el grupo Clarín se convierta en una empresa de telecomunicaciones. Era una empresa que se dedicaba a los servicios de periodismo gráfico, periodismo digital y cable. Había empezado junto a Fibertel a brindar servicio de Internet domiciliario, pero a mediados de 2017 Clarín consiguió todas las resoluciones que necesitaba del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM) para convertirse en Cablevisión Holding, una empresa de telecomunicaciones, la mayor concentración como grupo comunicacional de Argentina. No existe otro grupo que tenga tanta concentración de infraestructura en telecomunicaciones, desarrollo de contenido y servicios a la población.
Si damos una vuelta de tuerca más, el gran ganador en 2019 fue el Grupo Clarín porque se reconvirtió en una empresa de telecomunicaciones. Vuelve a cambiar la gestión política y llega otro gobierno que debe atravesar una pandemia, que encuentra que de ese 35% de la población que no tenía acceso a conectividad, algunas personas cercanas a las grandes urbes comenzaron a adquirir el servicio. Por lo tanto, ese 35% bajó a un 25%. Aun así, al inicio de la pandemia el gobierno se encontró con un 25% de la población sin acceso a conectividad y sin los dispositivos para conectarse.
ME: Alcanzar la soberanía digital implica, también, contar con los dispositivos y conocimientos necesarios.
AM: Exacto. Quien asume en 2019 se encuentra que no sólo había un 25% argentinos que no tenían conectividad, también había carencia de dispositivos. Por ejemplo, el Plan Conectar Igualdad que al año 2015 logró distribuir casi 6.000.000 de netbooks entre estudiantes, para muchos de ellos fueron las primeras computadoras que ingresaron a una casa, a una familia. Discontinuar Conectar Igualdad determinó que en esos 4 años millones de personas no recibieron su computadora.
Hoy el mercado no tiene sólo a los operadores privados, el Estado tiene un operador público que es ARSAT. Si bien ARSAT no brinda servicio de última milla, comienza a competir en infraestructura: actualmente la red de fibra óptica de ARSAT está casi en los 36.000 km, llega a lugares en Argentina donde para otras empresas no resulta rentable brindar servicios de Internet porque no hay mucha población.