- El Instituto Nacional de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena, es otra víctima más del “plan motosierra” del Presidente Javier Milei. Implica un golpe para la población rural, de alrededor de 3 millones de personas, y para el mercado interno en su conjunto ya que allí se produce más del 60% de los alimentos que se consumen dentro de la Argentina.
Con el cierre del Instituto Nacional de la Agricultura Familiar Campesina e Indígena (INAFCI), 250 mil pequeños productores se quedaron sin el apoyo vital de 900 técnicos distribuidos a lo largo de todo el territorio nacional. Los productores sostienen que lo que se busca con esta medida, fundamental para la subsistencia de los pequeños y medianos chacareros, es su destrucción, a favor del modelo “pool de siembra”, manejado por pocas grandes empresas agroexportadoras. Además, enfatizan en que el cierre del INAFCI es “una tragedia” para el mercado interno: la Agricultura Familiar produce más del 60% de los alimentos que se consumen dentro de la Argentina.
El trabajo de los técnicos del INAFCI era, entre otras tareas, el de acompañar a los campesinos en los trámites que necesitaban, como ayudarlos con el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (ReNAF). “Ayer le comunique a los productores, en la Feria Franca de Luján, que no voy a ser más su técnico. ¿Y sabes lo que me dijeron? ‘Ahora te vamos a tener que pagar nosotros’. Necesitan si o si de asistencia y soporte para poder trabajar la tierra”, sostiene Roberto Burgos, –ex- técnico del INAFCI de la delegación Buenos Aires, en diálogo con elDiarioAR. Además, desde el Instituto facilitaban el contacto de los productores con otras instituciones, como el SENASA, el INTA o el Anses.
“Nos ayudaban en los trámites para conseguir créditos blandos, subsidios”, comenta Daniel Alonso, pequeño productor de Bragado, Provincia de Buenos Aires. “También nos gestionaban los contactos para conseguir los insumos necesarios para la producción”.
“Con el cierre del INFACI se pierde el direccionamiento del poco financiamiento que había hacia la Agricultura Familiar”, agrega Martin Sereno, diputado provincial en Misiones del bloque Tierra Techo y Trabajo. El trabajo del técnico del INAFCI no era solo de asesoramiento, sino también la de la ayuda ante condiciones climáticas adversas y la de ser una especie de “soporte” del pequeño productor, una guía y acompañamiento.
Un beneficio para los pools de siembra
“Acá en la Provincia de Buenos Aires, los únicos que salen beneficiados de esta medida son las empresas agroexportadoras, a través del modelo ‘pool de siembra’”, comenta Alonso. Este modelo consiste en que los grandes productores, que pueden afrontar el pago de los insumos y de la mano de obra, le alquilan campos a los dueños de la tierra, a cambio de su usufructo. En Bragado, el arrendatario de la mayor cantidad de tierras es Grobocopatel, cuenta Alonso.
Alonso tiene 68 años. Desde hace 25 años se dedica a producir harina en esa tierra (se define como un “molino artesanal”). Antes que eso, se dedicaba a la huerta. Trabaja en el campo junto a sus dos hijas mujeres.
“Hace muchos años, todos mis primos vivían acá en el campo. Ahora, yo soy el único: los demás le alquilan una empresa pool de siembra para que trabajen en el campo, porque con lo caro que están los insumos, no rinde producir a pequeña escala”, cuenta Alonso.
Por eso, este productor de Bragado sostiene que “hay una intención clara del Gobierno Nacional de destruir al pequeño y mediano chacarero, a favor de las grandes empresas agroexportadoras”. “Esto está bien pensado, no son ningunos improvisados. El precio de los granos planchado, el precio de los insumos el doble que el año pasado, la eliminación del INAFCI”, sostiene Alonso.
Economías regionales
El impacto del cierre del INAFCI lo sienten tanto los pequeños productores y campesinos de la Provincia de Buenos Aires como del resto de las provincias. “Uno imagina que en PBA va a golpear fuerte. Pero es un golpe, en su mayor parte, a las economías regionales, donde se destacan las producciones familiares”, cuenta Juan Pablo Acosta, delegado gremial de la Coordinación Nacional de la UTT (Unión de Trabajadores de la Tierra).
En Misiones, como en Santiago del Estero, entre el 30 y el 35% de la población es rural, con mucha cantidad de minifundio y una gran proporción familias campesinas. Es decir, casi 1 de cada 3 familias se sostienen en base a su producción propia en el campo; sin la ayuda de los técnicos del INAFCI, esta producción se verá mermada y perjudicada. “Todo el desguace que están haciendo en el Estado viene de la mano: si van a liberar la importación de alimentos, ¿entonces para qué quieren Agricultura Familiar? La quieren afuera”, comenta Sereno.
“Del 100% de los alimentos en el mercado interno, el 60% lo hace la agricultura familiar con el 25% de la tierra”, y con el 75% de la tierra la agroindustria produce el 40% de alimentos“, agrega Sereno.
Acosta coincide: sostiene que el escenario para el 60% de los consumidores del mercado interno “es terrible”. “Es un cuadro de enorme complejidad, un escenario de tragedia en términos productivos, y de abastecimiento de alimentos para el mercado interno”, agrega Acosta.
AS/MG