Campo más Ciudad -comandada por el ex ministro Ecthevehere y donde anidan lineas del bullrichismo y financistas de campaña de Cambiemos- fue la usina de la movida en pleno boom de los precios agropecuarios. Logística, discursos guionados y movilización.
( Por Leandro Renau/ Página 12 ) El tractorazo que llegó este sábado a la Plaza de Mayo tiene un origen y un armado que, visto en los detalles, escenifica una medida de fuerza gestada en base a nítidos condimentos político-partidarios. Más allá de la presencia de dirigentes de Juntos por el Cambio en el lugar, la ingeniería de la manifestación -que se da en un contexto de precios internacionales históricos, ganancias récord y un Gobierno que hizo todo lo posible por evitar choques con el frente agrario– le pertenece a la fuerza política que conduce Mauricio Macri y explica casi exclusivamente las razones de la escena.
Fueron las organizaciones del campo PRO, como se las conoce en el sector, las que le dieron el empujón fundamental al evento en los últimos diez días. De esas usinas -integradas por ex funcionarios y financistas de campaña de los cuadros del macrismo-salieron los panfletos, las movidas en redes sociales, el ordenamiento de la logística, los discursos armados para reproducir, los videos prolijamente editados y, sobre todo, el comunicado incendiario que sorprendió con una frase pocas veces vista: «queremos nuestro país de vuelta. Nos lo van a devolver, por las buenas o por las malas», cerró el texto titulado «Queremos nuestro país de vuelta», que se redactó no sin polémica en las usinas comunicacionales de Campo más Ciudad.
Esa agrupación, que tiene como cara visible al ex ministro de Agricultura de Macri, Luis Miguel Etchevehere y todo su ex gabinete en la cartera, fue la que propulsó y contaminó un tractorazo que nació a principios de año como una idea de productores autoconvocados, pero que luego viró rápido, vía el aparato PRO, a una marcha anti gobierno. Paradójicamente, en paralelo a ese comunicado virulento, pagó la impresión de 10 mil Constituciones Nacionales para repartir en la Plaza, como una manera de escenificar un pedido al Estado de que «cumpla las reglas».
El 8 de enero de este año, en Armstrong, provincia de Santa Fe, se juntaron productores autoconvocados en una queja contra el Gobierno con consignas igual de difusas que las actuales. Esos grupos, que hace poco se formalizaron con la personería de la Asociación Argentina de Productores (AAPA), fueron presionando por derecha a la Mesa de Enlace para sumarla al conflicto. Tanto que la vaciaron de representación: a fines de marzo, las cuatro entidades (CRA, Sociedad Rural, Federación Agraria y Coninagro) hicieron una asamblea en la localidad de Alcorta, en Santa Fe, para responder a los autoconvocados, pero falló el músculo y se reunieron solo 300 productores.
Cómo los ultras desplazaron a los productores
Eso fortaleció más las posiciones ultra y de Campo más Ciudad, donde anida políticamente Juntos por el Cambio. Así, el movimiento empezó a crecer en volúmen y a ensuciar un reclamo que tenía en el inicio muchos más productores genuinos que hoy.
Esta semana, según confiaron fuentes del sector a Página I12, hubo una cena organizada por la Bolsa de Cereales de Rosario en la cual participaron los dirigentes de la Mesa de Enlace. «Sientense a negociar, muchachos, no se puede vivir en conflicto», les dijo un alto dirigente bursátil a los presidentes de las cuatro entidades ante la inminencia del tractorazo y la posición liviana de la entidad al respecto. «¿Sabés que pasa? Tenemos que buscar otra forma de canalizar el malestar, porque si no nos llevan puestos y tienen alimentación de la política», le respondió uno de ellos, sincerando el avance PRO sobre un sector de la ruralidad.
El dato pone los pelos de punta en la gremial empresaria del campo, que a su modo intenta abrir espacios de negociación política. Pero la ola ya los arrastró y hoy son una organización lateral obligada por los que van al fleje.
Así las cosas, la Mesa de Enlace también perdió el manejo, a mano de los ultras, de las seccionales. En el tractorazo de este sábado hubo dirigentes de varias agrupaciones, sobre todo de la Sociedad Rural de Córdoba, que manifestaron contra el Gobierno de Alberto Fernández y hasta se blanquearon con una nota con sellos y firmas.
El fortalecimiento de los belicosos generó un polo fuerte de un campo PRO, que debió chocar con la Mesa de Enlace, la agroindustria y las economías regionales, que consideraron al tractorazo un delirio en tiempos donde la sociedad padece «y el campo está cosechando y ganando». El repudio de la agroindustria, incluso, es lo más significativo, dado que fue el único sector que recibió una suba -de sólo dos puntos- a las retenciones de derivados de la soja.
Los cruzados del campo PRO
Campo más Ciudad, donde la injerencia mayor es de las líneas que responden a la titular del PRO, Patricia Bullrich -con Etchevehere y su exjefe de Gabinete, Santiago del Solar al comando-, es quien realizó los videos en redes con guiones que leyeron productores, también los que subieron a la convocatoria al tractorazo consignas sobre el Consejo de la Magistratura, la Justicia y la baja del déficit fiscal. Ninguno de esos puntos está vinculados a cuestiones de la actividad y se dan ante un Gobierno que se encargó en las últimas semanas de rechazar de plano cualquier aplicación de retenciones a las exportaciones.
Pero además de Campo más Ciudad, hay que decir que hubo otra agrupación de mucha penetración PRO en la publicidad del evento. Así, se identifica que los autoconvocados son sólo la fachada de otras intenciones netamente partidarias.
La referencia es para Acción Conjunta Republicana, que se hizo conocida por armar las marchas contra la fallida expropiación de la aceitera Vicentin, interponer acciones judiciales contra el Gobierno por la demora en la llegada de vacunas de Astrazeneca y una muy curiosa: la clase pública con niños que se armó en las puertas de la Quinta presidencial de Olivos, para exigir la apertura de escuelas en plena pandemia. Además, se atribuyeron el armado de la contramarcha que salió a bancar a la Corte Suprema en plaza Lavalle, luego de una manifestación contraria del kirchnerismo.
Acción Republicana, que ya armó otra tractorazos en el interior (Ceibas), es sin embargo un satélite muy menor de la madre de las agrupaciones. La referencia es para Campo más Ciudad, que no sólo incluye a las caras visibles antes mencionadas, sino que fue el think tank que avaló desde el agro las campañas políticas de dirigentes de Cambiemos y, además, armó una lista en la Sociedad Rural para ganarle en las urnas al ex titular de la entidad, Daniel Pelegrina.
«Campo» puso las plumas del muy duro comunicado, por lo que recibió muchas críticas de la Mesa de Enlace y otros dirigentes del sector. El documento, fechado una semana antes del tractorazo, dice en otra de sus líneas que «Argentina nos pertenece», y varios de sus autores contaron a este diario que el anhelo es un país «sin gobiernos peronistas».
Lo extremo de ese texto obligó a que, horas antes de la llegada de tractores a la Plaza, emitieran otro. Allí intentan despegar la marcha de la política PRO, pero sin demasiadas ganas. «El 23 A nació como una convocatoria ciudadana (…) para exigir que bajen el gasto político, los impuestos y la inflación. Mientras se entienda claramente esto, todos son bienvenidos», redactaron.
Campo más Ciudad viene hace tiempo haciendo política. En la elección contra Pelegrina en la SRA, Etchevehere apadrinó con esa organización la lista del actual presidente, el matarife Nicolás Pino. El hermano del ex ministro, también integra la lista. Ese think tank se usó en otra oportunidad en Entre Ríos, para operar contra la candidatura potencial del ex ministro del Interior de Macri, Rogelio Frigerio.
Según confiaron a este diario dirigentes que trabajaron en la movilización, se generó allí la idea de que Patricia Bullrich entrara a la Plaza de Mayo en tractor. No es la primera vez que se busca esa épica: en la última manifestación armada por la política, en San Nicolás, la dirigente entró con poncho, sombrero y a caballo.
Padrinos políticos y financistas
Como en el famoso chat de Whatsapp empresario Nuestra Voz, el campo tiene dos grupos en los cuales se mezclan productores de la pampa húmeda con ex dirigentes PRO, consultores y financistas de campañas políticas opositoras. En los chats «Gurú Agro» y «Gurú Ganadero» se agitó fuerte esta semana la necesidad de asistir a Buenos Aires, sea o no en tractor. Y se militó el convencimiento de ciudadanos que no son de la ruralidad, «para generar volumen», explicaron.
Campo más Ciudad monopoliza la línea de pensamiento y procedimiento de esos grupos. Buena parte de la agitación que derivó en Etchevehere hablando de un escenario simil Resolución 125, se transpiró con ganas en esas discusiones virtuales de productores. Es que, en las consultas que hizo este diario, nadie pudo explicar cómo se gestó una medida tran extrema por temas tan difusos más allá de la oposición partidaria al Gobierno. En los nombres de los que juegan atrás de este polo de pensamiento aparece buena parte de esa sustancia difícil de encontrar en las proclamas.
David Lacroze Ayerza es el dueño de la casa en la que Macri veraneaba en Villa La Angostura hasta que se construyó la suya. Ex titular de la Junta Nacional de Granos, es amigo íntimo del expresidente y quienes lo conocen afirman que es quien lo convenció de poner a Etchevehere en el ministerio.
Saltó a la fama cuando escrachó a la vicepresidenta Cristina Kirchner en un avión a Cuba, mientras volaba a visitar a su hija. Es el alma mater del grupo ultra y el nexo con el PRO: fue quien financió el tour de Etchevehere por el interior, donde se armó la masa crítica del brazo agropecuario de Juntos luego de la derrota de Macri en 2019.
El dato de color: fue Etchevehere el ministro que subió las retenciones, sin tractorazo mediante, durante el Gobierno de Macri. Volviendo a Lacroze, actuó como uno de los aportantes al G-25, el think tank que fundaron Patricia Bullrich y el ex ministro de Transporte Guillermo Dietrich hace muchos años. Por último, también se negó a articular con el poder político de turno cuando sectores de la UIA, la agroindustria y las economías regionales armaron el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) con la intención de apagar el fuego eterno en la relación Peronismo y campo.
Junto a Etchevehere se mueven otros cuadros de mucho peso. Marcos Jorge Celedonio Pereda Born, dueño del Grupo Bermejo y actual vice de la SRA, recibe el mote del «Hombre del helicóptero». Los que lo conocen dicen que no va a ningún lado si no es por ese medio de transporte. Hace unos días, le dijo al diario La Nación que «la sensibilidad que hay en las calles hace que una chispa pueda provocar un incendio».
En esa charla estuvo acompañado por Pino, que prometió no ir al tractorazo pero que fue el primero en hablar de un posible efecto 125. Pereda Born es hijo de Matilde Born Frías, hermana de Jorge y Juan Born. En la elección donde María Eugenia Vidal perdió la gobernación bonaerense con Axel Kicillof, fue el mayor aportante a la campaña de la exgobernadora: desembolsó casi 3,5 millones de pesos.
Otro que juega fuerte bancando a los ultras y sus aventuras políticas es el cabañero Martín Goldstein, director de la Asociación Argentina de Brangus. Amigo de la exvice de Macri, Gabriela Michetti, puso 3,5 millones de pesos de su bolsillo para la campaña del expresidente. Junto a Lacroze, son las dos terminales más fuertes de conexión del poder de lobby del campo y el PRO.