Edición n° 3310 . 14/12/2025

Mitos y falacias de una reforma regresiva

La opinión de los especialistas sobre los «méritos» de la propuesta oficial/Los argumentos sobre los beneficios de la mentada reforma laboral chocan con las precisiones de los especialistas

(por Raúl Dellatorre/ Página 12/ Director de Motor Económico)Tras el triunfo en las elecciones de medio término, una de las primeras decisiones de Javier Milei fue apurar el tratamiento legislativo de la reforma laboral, uno de los pilares de los cambios estructurales que postula su plan de gobierno. Uno de sus mentores, el ministro Federico Sturzenegger, es quien habitualmente argumenta sobre la necesidad de dicha reforma, que busca barrer con una legislación laboral existente a la cual adjudica prácticamente todos los males de la economía.

De esta forma, y bajo una argumentación falaz, el ministro de Desregulación plantea que la nueva norma generará más empleo, atraerá inversiones, hará más eficiente la actividad laboral, premiará con mejores sueldos a quienes se desempeñen bajo condiciones más flexibles de trabajo y barrerá con los privilegios de sindicatos y de quienes se aprovechen de “la industria del juicio” sencillamente, eliminando derechos a reclamos y a hacer huelga.

Detrás de una falacia principal, que es la de postular que las políticas de libre mercado y desregulación estatal van a traer beneficios para la clase trabjadora, Sturnegger en nombre del gobierno de Milei plantea supuestos “mitos” que pretenden hacer valorable esta reforma, que en realidad son nuevas falacias.

Para tratar de entender qué se oculta detrás de estos argumentos oficiales, Página 12 consultó con especialists y estudiosos de la legislación laboral, además de un representante de la pequeña y mediana empresa. Se les solicitó su parecer sobre algunos de estos mitos, lo cual permitió dejar en claro intenciones oficiales no tan ocultas, sobre todo, la necesidad de un debate más a fondo sobre la importancia del rol del Estado como regulador y su función de protección a los más débiles (el trabajador frente al empleador, la producción nacional frente a la apertura indiscriminada). Además, claro está, de los riesgos que conlleva la reforma que Milei trae bajo el brazo.

Además de expertos como Diego Lorca y Claudio Katz, y una voz empresaria como la de Julián Moreno, a través del ex ministro Carlos Tomada se obtuvieron algunas respuestas a través de un trabajo de CETyD (Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo), de la UNSAM (Universidad de San Martín) firmado por Matías Maito, Juan Manuel Ottaviano, Lilia Alonso, Julián Hofele y el mencionado ex titular de Trabajo durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

MITO 1. La reforma incentiva la reforma la creación de empleo

“La evidencia muestra que ninguna reforma laboral crea empleo por sí sola. El principal determinante del empleo siempre es la actividad económica. La literatura internacional y regional muestra que las reformas laborales no generan empleo ni aumentan la productividad. Lo que sí hacen en todos los casos es incrementar la desigualdad. El propio FMI reconoce en sus investigaciones que la flexibilización laboral ha sido uno de los principales factores que explican el aumento de la desigualdad. En Argentina, el período de mayor creación de empleo se dio entre 2002 y 2007, en el marco de la recuperación del marco protectorio. Por su parte, las reformas flexibilizadoras de los años 90 acompañaron un proceso de aumento del desempleo y de la informalidad” (CETyD)

“El empleo en las PyMEs, que representa cerca del 63% del empleo privado en Argentina, depende directamente de la fortaleza del consumo interno. Ninguna de las medidas propuestas aborda los factores necesarios para reactivar esa demanda interna. Por lo tanto, mi respuesta es clara. No, esta reforma no generará más empleo. Por el contrario, agravará los problemas estructurales que hoy limitan la creación de trabajo digno” (Julián Moreno, presidente de Apyme).

“Es el argumento histórico de las reformas laborales, obsoleto porque nunca se verificó, y rígido porque lo presenta como la única forma de crear empleo. La evidencia local e internacional refleja que sin crecimiento de la actividad económica no hay aumento del empleo. En la Argentina, el contrapunto entre los 90 y el período 2002/2012 es la mayor evidencia: si el empresario no vende más, no va a tomar más empleados” (Claudio Katz, profesor de Economía en la UBA e investigador del Conicet)

“Falso. Lo único que genera empleo es la actividad económica, aquí y en cualquier parte del mundo. En el perìodo de gobierno de 2003 al 2012, con la misma legislación laboral que ahora se pretende modificar, se duplicó el empleo registrado, obviamente con crecimiento económico y una distribución progresiva del ingreso, muy diferente al escenario actual. Desde la asunciòn de este gobierno, han cerrado más de 19.000 empresas pequeñas y medianas y se han perdido 223 mil empleos registrados” (Diego Lorca, Director del OITRAF y Analista de NODAL).

Por otra parte, el asesor laboral empresario e impulsor principal en los últimos años de las reformas laborales pro empresarias Julián De Diego admitió, esta semana, frente a la pregunta directa a si cree que modificar la legislación impulsará el empleo formal, fue tajante: “No, no lo creo. Si no hay una etapa de crecimiento económico sustentable, no hay inversiones ni generación de empleo”.

Mito 2. La reforma va a mejorar los salarios al vincularlos a un mayor grado de eficiencia con el manejo flexible de la jornada labora por el empleador

“Al contrario, perfora los pisos salariales y de condiciones de trabajo que ya se encuentran muy deteriorados. Los salarios de las categorías más bajas de los convenios se encuentran hoy por debajo de la línea de pobreza. La descentralización de la negociación colectiva que promueve la reforma permite que a nivel de las empresas se fijen salarios inferiores y condiciones laborales peores a las acordadas a nivel sectorial” (CETyD).

“Un aspecto crítico del proyecto es la posibilidad de establecer acuerdos por empresa por encima de los convenios por actividad. Esto debilitará significativamente la capacidad de negociación colectiva de los trabajadores, fragmentando su fuerza. Al competir dentro de un mismo rubro también por el costo laboral, se generará una presión a la baja sobre los salarios, llevándolos hacia un mínimo insostenible. Las empresas que intenten mantener condiciones más dignas se verán en desventaja competitiva, lo que provocará un deterioro constante de los ingresos y derechos de los trabajadores. Debemos recordar, especialmente como PyMEs, que el mercado interno –nuestro principal sustento– se alimenta fundamentalmente del poder adquisitivo de los trabajadores» (Moreno)

Mito 3. La reforma es modernizadora porque contempla un mundo del trabajo que es diferente al de 50 años atrás

“Un claro ejemplo de lo contrario es lo que ocurre con los trabajadores por plataformas digitales, que entre las nuevas modalidades de trabajo es la más difundida. La ley propuesta no sólo que no los protege sino que convalida la precariedad del trabajo en plataformas. Se los excluye de la ley de contrato de trabajo, con lo cual ningún trabajador de las plataformas digitales podrá gozar de derechos laborales. El proyecto no contiene derechos de ninguna clase en favor de los trabajadores de plataformas, ni siquiera derecho a la desconexión o la posibilidad de rechazar pedidos sin ser sancionado” (CETyD)

Mito 4. Las indemnizaciones elevadas son un obstáculo a la actividad productiva y la generación de empleo

“Es falso. La amplia mayoría de las desvinculaciones laborales no conllevan el pago de una indemnización. Y los altos niveles de rotación que caracterizan al mercado laboral de nuestro país reducen notoriamente los valores de las indemnizaciones, considerando que ellas se incrementan de acuerdo a la cantidad de años trabajados por el trabajador despedido. Durante los últimos 10 años sólo el 12% de las bajas se originó en despidos sin causa, única motivación que exige el pago de una erogación por parte del empleador. Otro 10% se debió a finalizaciones de obra de la construcción, actividad que tiene incorporado el fondo de cese, y el 78% restante estuvo motivado por renuncias, finalizaciones de contratos a plazo, despidos con causa, jubilaciones u otros motivos que no implican una erogación por parte del empleador. A su vez, más de la mitad de los empleos en nuestro país tiene una antigüedad menor a un año y sólo el 22% supera los dos años, lo cual acota notablemente el valor de las potenciales indemnizaciones por despido” (CETyD).

“En un contexto recesivo como el actual, el abaratamiento de las indemnizaciones facilitaría los despidos, convirtiéndolos en un recurso de ajuste inmediato para las empresas. La legislación vigente, en cambio, posiciona el despido como la última herramienta a utilizar cuando la actividad decae” (Moreno)

Mito 5. La reforma laboral alienta la inversión y el crecimiento de las actividades más dinámicas

“Por el contrario, uno de los objetivos del proyecto es profundizar la desindustrialización, a través de abaratarles el desmantelamiento a las actividades productivas que van a seguir siendo afectadas por la baja del consumo. Incluso habilita la aplicación de recursos que van al sistema previsional para financiar los despidos. Para los sectores dominantes, que serían los ganadores en este modelo (minería, energía, agroexportadores y financiero), el beneficio que le otorga la reforma es un cambio en las relaciones de fuerza a favor del capital, desfinanciando a los sindicatos y restringiendo el derecho de huelga en estos mismos sectores, al declararlos esenciales” (Katz)

“Lo único que atrae inversiones es un clima de estabilidad en los negocios y de confianza política, jurídica e institucional que el gobierno pueda ofrecer, junto a un marco de desarrollo de infraestructura, y de ciencia, educación y salud. Si ni siquiera el RIGI, regalándole prácticamente el país a los inversores, atrajo más de 9 proyectos que generaron sólo 1900 puestos de trabajo en dos años. Está claro que la reforma laboral no va a colaborar a dar vuelta esta situación” (Lorca)

“El modelo económico actual no promueve la acumulación a través de la producción, sino a través de la revalorización financiera. En este contexto, medidas como la reducción de alícuotas de Ganancias no se traducirán en más fábricas, tecnología o empleo. Simplemente derivarán en un mayor porcentaje de la renta hacia el circuito financiero, profundizando la fuga de capitales. En definitiva, la inversión que podría atraerse con estas medidas será, en el mejor de los casos, especulativa o de portfolio, no productiva. No se invertirá para expandir la capacidad industrial o crear bienes transables, sino para buscar rentas financieras de corto plazo. El deterioro del consumo interno desincentiva cualquier inversión destinada a abastecer el mercado doméstico. La verdadera inversión productiva requiere, antes que un costo laboral bajo, demanda sostenida, reglas de juego estables y un proyecto de desarrollo claro. Esta reforma, al debilitar el consumo y profundizar un modelo extractivo, va en la dirección exactamente opuesta. Quizás con alguna indemnización, alguien invierta en un Parripollo” (Moreno)

Mito 6. La legislación laboral actual está rezagada con respecto a lo que sucede en el resto del mundo

“Esta reforma va a contramano de la experiencia que están transitando otros países, incluso en Latinoamérica. Mientras México, Chile o Brasil están revisando sus normas para reducir la jornada de trabajo, proteger al empleado y adaptar las condiciones de trabajo para mejorarlas en el marco de las nuevas tecnologías, esta reforma plantea exactamente lo contrario (Katz)

“No es cierto. La legislación argentina no es excesiva ni constituye un obstáculo para la creación de empleo. Sí es cierto que tenemos una legislación de avanzada, pero que se comparte y es comparable a la de países desarrollados y económicamente prósperos. Tampoco tenemos legislaciones como las de países nórdicos (Dinamarca, Suecia y también Suiza), que tienen protecciones muy fuertes para sus trabajadores y el grado de sindicalización más alto del mundo. Y, sin embargo, los salarios son altos, la productividad laboral es altísima y casi no tienen desocupación ni trabajo informal (Lorca).

Mito 7. La reforma laboral era necesaria para terminar con la industria del juicio.

“Este es un argumento típico y reiterado de empresarios y abogados laboralistas de estos grupos económicos, especialistas en despedir gente. Entre ellos, el actual secretario de Trabajo, Julio Cordero. No existe la industria del juicio, lo que sí existe es un incumplimiento de la legislación laboral de parte de los empleadores. Hay un juicio cuando un empleador no respeta las leyes. No se dan por un abuso o exceso de derechos laborales, como nos quieren hacer creer. Las estadísticas oficiales de la Justicia Nacional del Trabajo, para CABA y Gran Buenos Aires muestra que en la década entre 2014 y 2023 inclusive, hubieron 257 mil sentencias definitivas, lo que equivale a unas 25.700 por año. Comparados con una población laboral en la misma área de unas 5 millones de personas, se observa que la cantidad de sentencias representa al 0,5 por ciento anual de dicha fuerza de trabajo. Este dato confirma que la litigiosidad laboral está lejos de ser masiva y abusiva. Si uno tuviera que proyectarlo (a la cantidad total de trabajadores o a los conflictos existentes), uno diría que se trata de una “industria” bastante fracasada. A su vez, los informes periódicos de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo revela que los niveles de litigiosidad laboral no se han disparado en forma descontrolada en los últimos diez años. Sí se vio un aumento, ya a marzo de 2024, porque presumiblemente, tras la asunción de Javier Milei, los incumplimientos laborales también se han disparado. Entonces, ¿dónde está el problema de la industria del juicio? Claramente, está del lado del incumplimiento de los empleadores (Lorca).