Se realiza el encuentro de la Organización de Cooperación de Shanghái. China e India trabajan para una aproximación. Japón reflexiona sobre su complejo destino. Rusia y China. Irán. Reportaje a Vladimir Putin.
Por Gabriel Fernández *
Apenas un lustro después del firme contraste desplegado en lo alto del Himalaya, el panorama se ha modificado. Más de lo que cabía prever, un poco menos de lo que necesitan los multipolares para descansar con cierta serenidad. Entre la madurez evidenciada por las conducciones políticas de ambas naciones y las embestidas arancelarias dispuestas desde Washington, se conjugaron los factores necesarios para un realineamiento que está conmoviendo al planeta.
DOS GIGANTES. Por primera vez desde 2018, el primer ministro de India, Narendra Modi, se encuentra en China con el objetivo de participar en la cumbre organizada por el presidente Xi Jinping. Ambos jefes de los estados que concretaron aquellas disputas enfáticas en la frontera, se presentan ante el mundo como asociados que bregan por el avance de los BRICS en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). Además de Modi, los líderes de Rusia, Pakistán, Irán y Asia Central se van sumando para analizar el proceso en marcha y establecer pasos que pueden reformular el equilibrio de poder global.
La presencia activa de India en el evento es un indicador serio del cambio integral que vive la humanidad y, en específico, del acercamiento entre las dos potencias asiáticas. ¿Cambio integral? Sí, lector: se deshilachan los vínculos establecidos por el Estado norteamericano para promover a Nueva Delhi como contrapeso frente a una China en ascenso. Aunque la mejoría en el enlace de las multitudinarias naciones se viene diseñando hace tiempo, la trama diplomática del planeta estima que los errores del Norte al destratar a India como si se tratara de un estado europeo, fomentaron una nueva amistad articulada por intereses compartidos.
Como salta a la vista en las áreas de Relaciones Exteriores y de Economía de las potencias emergentes, las sanciones impuestas por el presidente Donald Trump a las imprescindibles adquisiciones de petróleo ruso por parte de India resultaron inaceptables para el primer ministro, quien imaginó apenas un año atrás, que recibiría propuestas interesantes de la gestión republicana. Sin embargo, hay más: las grandes corporaciones industriales indias tensionaron el panorama al sugerir a Modi estrechar lazos con China y con la Federación de Rusia para profundizar su corcoveante desarrollo.
La realidad productiva india es explicada en este video por el experto Eduardo Vior, en una entrevista realizada en los Especiales de Radio Gráfica.
LOGRAR CAMBIOS BUSCANDO EL EQUILIBRIO. Sin olvidar lanzar un cross a la mandíbula del estentóreo mandatario estadounidense, los medios occidentales se montaron sobre un perfil de la realidad al indicar que “Las sucesivas administraciones de la Casa Blanca han trabajado para impulsar los lazos estratégicos con India a través de transferencias de tecnología y ejercicios militares conjuntos, trabajando con la democracia más grande del mundo para contrarrestar a una China cada vez más asertiva en la región del Indo-Pacífico”. Es decir, al tiempo que reponen su hipótesis de BRICS hostiles para el centro tradicional, hoy descentrado, difunden los traspiés trumpianos para atemperar el éxito que significó el encuentro de Alaska.
El ministro de Asuntos Exteriores de China, Wang Yi, y el primer ministro Modi se reunieron en Nueva Delhi la semana pasada. El diálogo, preludio del que por estas horas está sosteniendo el jefe de Estado con su par del coloso asiático, se asentó en la cuestión petrolera, el intercambio científico técnico, la balanza comercial entrambos, y la derivación política del abordaje de semejantes temáticas. “Las relaciones entre India y China han avanzado de forma constante, guiadas por el respeto mutuo a los intereses y sensibilidades”, afirmó Modi. Y alzó la voz: “Unos lazos estables, predecibles y constructivos entre India y China contribuirán significativamente a la paz y la prosperidad regional y mundial”.
Por su parte, el canciller – estratega de Pekín, puso de relieve que los Estados Unidos “redujeron su influencia sobre India” y que esta nación se encuentra “recalibrando su política exterior y mejorando su relación con China”. Esto no significa, para quienes conocen la filosofía contemporizadora de India, una ruptura plena con el ex imperio norteño. A menos que los Estados Unidos golpeen de modo directo los intereses indios, el ministro Subrahmanyam Jaishankar intentará sostener un delicado equilibrio estimulado por una certeza todavía firme: la nación que orienta -como puede- Trump, sigue siendo el socio más importante de India en el mundo, pero China es su vecino más grande. Sobre todo, a la India no se le escapa aquél dato que se vertió en estas Fuentes Seguras en 2016: un coloso cae, el otro crece.
Para absorber la novedad es pertinente recordar que las relaciones entre India y China evolucionaron desde una hermandad poscolonial a una rivalidad estratégica. India fue uno de los primeros países en establecer vínculos diplomáticos con la República Popular China. Esto ocurrió en 1950. A lo largo de esa década se presentaron al mundo con una mirada compartida de solidaridad asiática. Esa ligazón se quebró en la Guerra Sino-India de 1962, un conflicto breve pero feroz que promovió una herencia de hondo recelo y una disputa fronteriza sin resolver. Con el correr de los años, las referencias políticas de ambas naciones adoptaron decisiones para empezar a zanjar la colisión. En especial, a través del alza del comercio bilateral.
Al rato, otra contienda se concretó, para satisfacción atlantista. La intensa confrontación suscitada en el año 2020 en el valle de Galwan, dejó al menos 20 soldados indios y cuatro chinos muertos, desequilibrando el proceso. Ahí metió baza el centro coordinado por los intereses financieros Y articulado entre el Reino Unido y los Estados Unidos para acompañar el andar indio y fracturar las relaciones de los dos protagonistas asiáticos. Este periodista estima que ese incidente denota los riesgos actuales, pues mientras los intereses comunes bregan por izar una bandera común, la labor de Inteligencia occidental sobre las Fuerzas Armadas, y en especial en los comandos Garud, resulta incesante. El encendido de chispas no es imposible.


JAPÓN HACE GIRAR EL SOL NACIENTE. No está demás señalar que antes de aterrizar en Pekín, Narendra Modi pasó por Japón. Quizás para informar al globo que el estilo de amoldarse a distintas realidades no se ha diluido. Aunque los nipones vienen emitiendo señales que enceguecen a Wall Street y a la City londinense. Pero de ese asunto nos ocuparemos en líneas subsiguientes. Ahora, cabe apuntar que el primer ministro japonés, Shigeru Ishiba, y su colega Modi, buscaron reforzar un día antes de la publicación de este artículo, la cooperación bilateral en el sector de los semiconductores durante una visita a una planta de Tokyo Electron.
El recorrido por la empresa “permitió a los líderes comprender de manera práctica las oportunidades que existen entre ambos países para forjar una colaboración en el ámbito de la cadena de suministro, la fabricación y las pruebas de semiconductores”, indicó la oficina de Modi en un comunicado. Vale reforzar: la información fue suministrada por India. Modi subrayó en la red social X que los semiconductores son un “área clave para la cooperación bilateral”. Los jefes de Estado viajaron juntos a la ciudad nororiental de Sendai en el tren bala Shinkansen, que la India planea introducir en el corredor de alta velocidad entre Mumbai y Ahmedabad.
El encuentro en Sendai se enmarcó en la cumbre celebrada el viernes en Tokio, en la que ambos países acordaron incrementar inversiones, impulsar el intercambio de personal y expandir su cooperación en defensa, inteligencia artificial y seguridad de suministro de minerales clave. Los medios agit prop del poder especulativo no perdieron la oportunidad de realzar el presunto sustrato del encuentro de hindúes y ponjas. Explicaron que “Tokio y Delhi han estrechado sus lazos en los últimos años a fin de contrarrestar la influencia de Pekín en la región”.
(Cabe imaginar a Wang Yi leyendo estas declaraciones para luego deslizar en voz baja a Xi, “son las reglas del juego con los indios” para luego añadir “pero es muy saludable que ambos crezcan, ¿no?” Como el lector ya sabe, el presidente chino siempre sonríe)


VERSIONES Y REALIDADES. Desde hace tiempo que los rumores sobre encuentros reservados entre los estados chino y japonés vienen circulando. De habitual, muchos analistas internacionales los dejaron de lado a la hora de evaluar posibilidades concretas. Lógico: Japón estaba situado como uno de los más firmes aliados de los Estados Unidos en el Pacífico y su potencial industrial -abrumador- se relacionaba intensamente con los beneficios obtenidos mediante ese vínculo.
Hoy, el terremoto geopolítico derivado de las nuevas condiciones económicas, parece campear. Para preocupación de periódicos como Nickei, el South China Morning Post, el Financial Times y The Economist, la perspectiva de un movimiento sísmico en la política global ya no es una especulación de medios amables con los BRICS. Es que Japón está considerando aproximarse a un nucleamiento que hasta solo meses atrás reflejaba el parecer de rivales estratégicos.
Uno de los elementos que confluye para abrir la puerta a esta modificación es la persistencia de China en sostener relaciones, incentivar productos de la isla, dejar de lado toda referencia a las furias históricas. Otro factor es el desarrollo regional en la fabricación de semiconductores, que se viene ampliando en base a la cooperación -con imprevista inclusión de Países Bajos– mientras Occidente exige unilateralidad impropia de esas realizaciones. Y, claro está, la nueva política comercial de los Estados Unidos, que damnifica el ariete productivo del país: la industria automotriz.
Por un tiempo, las voces multipolares en el Sol Naciente resultaron aisladas. Sucede que, por décadas, Japón ha sido mucho más que un socio comercial de los norteamericanos. Se llegó a configurar como una columna esencial en la arquitectura de seguridad de la potencia americana en Asia, un aliado seguro que comparte bases militares, estrategias y valores con Washington. La idea de un Japón que evalúe alianzas con países rivales como China y Rusia chocaba con la presencia construida ante el escenario global.
Veamos entonces, pues todo tiene un sentido. Las nuevas tarifas no se limitan a los vehículos. Equipos electrónicos, desde cámaras hasta componentes para computadoras, también son limados por las medidas. Como si fuera poco, las restricciones a la importación de pescado y mariscos impactan en el corazón económico nipón, donde la pesca es parte de la vida diaria en tantas poblaciones. La cuestión es que, con Trump, la nación que conduce el primer ministro Shigeru Ishiba viene padeciendo menores ganancias sobre autos, electrónica, pescado y mariscos japoneses. El golpe es ostensible. El país del Norte representa casi un tercio de todas sus exportaciones automotrices. Es decir, millones de puestos de trabajo y parte fundamental de su economía quedaron súbitamente en la cuerda floja.
La sensación de traición fue inmediata. En el parlamento japonés conocido como la dieta, el tema desató debates encendidos. Algunos diputados del Partido Liberal Democrático llegaron a cuestionar abiertamente si Tokio seguía siendo en verdad un aliado prioritario para Washington y así la confianza entre ambos países comenzó a resquebrajarse. Con celeridad, China y Rusia tomaron nota de la situación.
Distintos enviados visitaron la capital insular en varias ocasiones presentando ofertas apreciables, acceso preferencial a mercados emergentes, tecnología compartida y la apertura de nuevos mercados en el marco de BRICS. Estas propuestas alimentaron el sentido práctico de empresarios y funcionarios japoneses. En medio de la tensión, Japón está analizando los pasos a seguir. Dentro de una filosofía histórica de rasgo contenedor, India es un atractivo ejemplo a seguir.
SHANGHAI EN TIANJIN. Mientras usted lee este texto, se lleva adelante la vigesimoquinta cumbre de la OCS, en la ciudad de Tianjing. Esta reunión presenta la participación de una veintena de naciones y diez organizaciones internacionales. Además de los líderes de Rusia, China y la India, entre los presentes figuran el secretario general de la ONU, António Guterres, y el secretario general de la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN), Kao Kim Hourn.
El presidente de la Federación de Rusia, Vladímir Putin, arribó este domingo con una agenda de actividades “sin precedentes“. Durante su estancia de cuatro días mantendrá reuniones bilaterales con líderes y jefes de Gobierno; y asistirá como invitado especial al desfile militar del 3 de septiembre en Pekín, donde se sentará al lado derecho, lugar primordial, de su homólogo chino, Xi Jinping. En esa jornada se celebrará el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en la región asiática.
A poco del arranque, los anfitriones anticiparon que el 2 de septiembre tendrá lugar en Pekín una reunión trilateral entre los jefes de Estado de Rusia, China y Mongolia, durante la cual Vladímir Putin, Xi Jinping y Ukhnaagiin Khurelsukh intercambiarán opiniones sobre las principales áreas que involucran diversos campos. Además, el primer ministro indio, Narendra Modi, indicó que se reunirá tanto con Xi como con Putin.
El asesor presidencial ruso Yuri Ushavov informó a los medios que los presidentes de Rusia y China, hablaron sobre los recientes contactos ruso estadounidenses. Según la agenda de la cumbre de la OCS, los dos líderes tienen programada posteriormente una reunión oficial. Ushakov calificó de “excelente” el comienzo de la cumbre. Los anfitriones prestan “mucha atención a la delegación rusa y, personalmente, al presidente Putin”, añadió. Detalló que Putin y Xi se sentaron lado a lado en el concierto organizado al cierre de la primera jornada y aprovecharon para analizar detenidamente el horizonte internacional.
Como puede observarse, el poder de atracción multipolar persiste y se despliega. Está claro que los intereses duros son los que orientan esos acercamientos. A India y a Japón, por motivos distintos pero convergentes, les beneficia establecer un diseño que incluya a las fuerzas emergentes con decididos rasgos productivos. Aunque quién sabe: por lo bajo, ambos países quizás se sientan satisfechos de tomar algo de distancia del Reino Unido y los Estados Unidos. Tantos años después, la memoria de procesos teñidos de sangre, debe estar ejerciendo una sutil presión sobre los constructores de las nuevas sendas.
Para terminar, desde aquí se recomienda no perder de vista los movimientos de Rafael Grossi, el argentino que dirige el Organismo Internacional de Energía Atómica, y de sus módicos y deteriorados impulsores: Israel, Alemania, Francia, Reino Unido. Es una verdad que la República Islámica de Irán sigue en la mira. También, que la guerra se relanza como gran objetivo para ese atlantismo decadente pero peligroso. Los informes de la entidad subrayan que los persas no poseen armas nucleares, pero las declaraciones públicas de los protagonistas mencionados, dejan una neblina de sospechas que puede ser usufructuada de considerarse necesario.
PUTIN CON XINHUA. Cual interesantísima yapa, se transcribe a continuación la entrevista concedida por el presidente de la Federación a la agencia china Xinhua. Es textual. Como en varias ocasiones, Putin expone con claridad su mirada. Una mirada que llega lejos. Prepare el mate, y asómese.
MOSCÚ, 30 ago (Xinhua) — Rusia y China continuarán trabajando juntas para garantizar la seguridad de estas dos grandes naciones, dijo el presidente ruso, Vladimir Putin.
En una entrevista escrita concedida a Xinhua en vísperas de su visita a China para asistir a la Cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) en Tianjin y a las conmemoraciones por el día de la Victoria en Beijing, Putin también señaló que, durante su estancia, se unirá a la parte china para conmemorar el 80º aniversario de la gran victoria y participará en las profundas discusiones sobre nuevas perspectivas y medidas de cooperación mutuamente beneficiosas, a fin de aportar beneficios a los pueblos de Rusia y China.
Tras calificar como “un rotundo éxito” la visita a Rusia del presidente chino, Xi Jinping, en mayo pasado, Putin dijo que la visita atrajo la atención internacional y fue muy reconocida en su país por sus logros, que incluyeron una declaración conjunta integral y la firma de un paquete sustancial de documentos bilaterales.
La visita de Xi tuvo “una profunda importancia simbólica para un desarrollo aún mayor de las relaciones Rusia-China”, dijo Putin. “Reiteramos la decisión estratégica de nuestros pueblos a favor de fortalecer las tradiciones de buena vecindad, amistad y cooperación de beneficio mutuo a largo plazo”.
“Muy pronto, por invitación del presidente Xi, visitaré China nuevamente”, aseguró Putin, y añadió que espera con interés mantener conversaciones en profundidad con Xi sobre todos los aspectos de la agenda bilateral, así como intercambiar puntos de vista sobre los asuntos regionales e internacionales más apremiantes.
“En Rusia valoramos profundamente el compromiso genuino del líder chino con el impulso a nuestra asociación estratégica integral de cooperación”, dijo Putin.
Putin enfatizó que Xi trata la historia de su país con el máximo respeto. “Es un verdadero líder de un gran país mundial, un hombre de fuerte voluntad, dotado de visión estratégica y perspectiva global, y con un inquebrantable compromiso con los intereses nacionales. Es de excepcional importancia para China que una persona así se encuentre al mando en este momento desafiante y crucial de los asuntos internacionales”, dijo Putin.
En Beijing, Putin dijo que se unirá a la parte china para rendir homenaje al acto compartido de heroísmo de sus padres, abuelos y bisabuelos, para honrar la memoria de quienes que sellaron con su sangre la hermandad entre los dos pueblos, defendieron la libertad y la independencia de los dos Estados y aseguraron su derecho al desarrollo soberano.
Los pueblos de la Unión Soviética y China se llevaron la peor parte en el combate y sufrieron las pérdidas más grandes, remarcó Putin. “Fueron nuestros ciudadanos quienes padecieron las mayores dificultades en la lucha contra los invasores y desempeñaron un papel decisivo en la derrota del nazismo y del militarismo”, dijo.
“En medio de esas severas tribulaciones se forjaron y fortalecieron las más nobles tradiciones de amistad y asistencia mutua, tradiciones que en la actualidad constituyen un sólido cimiento para las relaciones ruso-chinas”, señaló Putin.
“En Rusia nunca olvidaremos que la heroica resistencia de China fue uno de los factores cruciales que impidió a Japón asestar una puñalada por la espalda a la Unión Soviética durante los meses más oscuros de 1941-1942”, subrayó Putin. “Esto permitió al Ejército Rojo concentrar sus esfuerzos en aplastar al nazismo y liberar Europa”.
Cuando, de forma traicionera, Japón emprendió una guerra de agresión contra China, la Unión Soviética extendió una mano amiga al pueblo chino, dijo Putin, y agregó que “los pilotos soviéticos lucharon valientemente junto con sus hermanos de armas chinos”.
“Es nuestro deber sagrado honrar el recuerdo de nuestros compatriotas que mostraron un verdadero patriotismo y valor, soportaron todas las dificultades, y derrotaron a enemigos poderosos y despiadados”, dijo Putin, quien expresó su gratitud a China por la cuidadosa preservación de los monumentos conmemorativos de los soldados del Ejército Rojo que dieron la vida en las batallas.
En ciertos países occidentales, los resultados de la Segunda Guerra Mundial están siendo “revisados de facto”, dijo Putin, señalando que la verdad histórica está siendo distorsionada y suprimida para servir a las actuales agendas políticas.
Rusia y China condenan resueltamente todo intento por distorsionar la historia de la Segunda Guerra Mundial, dijo. “Los resultados de esa guerra están consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y en otros documentos internacionales. Son inviolables y no están sujetos a revisión”.
Sobre la cooperación económica y comercial, Putin dijo que las relaciones económicas entre Rusia y China han alcanzado un nivel sin precedentes. Desde 2021, dijo, el comercio bilateral ha crecido en cerca de 100.000 millones de dólares.
En términos de volumen comercial, China es por mucho el principal socio de Rusia, y el año pasado, Rusia fue el quinto socio de comercio exterior más importante de China, dijo, y agregó que las transacciones entre Rusia y China se llevan a cabo casi completamente en rublos y yuanes.
Rusia mantiene con firmeza su posición como un importante exportador de petróleo y gas a China, señaló Putin, y agregó que las dos partes continúan con sus esfuerzos conjuntos para reducir las barreras comerciales bilaterales.
“En los últimos años, se ha iniciado la exportación de carne de cerdo y res a China. En general, los productos agrícolas y alimenticios ocupan un lugar destacado en las exportaciones de Rusia hacia China”, señaló.
El volumen de las inversiones bilaterales está creciendo y se están implementando proyectos conjuntos en gran escala en sectores prioritarios, dijo Putin subrayando la estrecha cooperación de ambos países en la industria.
“Rusia es uno de los principales mercados del mundo para las exportaciones de autos chinos”, dijo. “Juntos estamos construyendo instalaciones de manufactura e infraestructura de alta tecnología. También tenemos planes a gran escala en la industria de los materiales de construcción”.
“En resumen, la cooperación económica y la colaboración comercial e industrial entre nuestros dos países están avanzando en múltiples áreas. Durante mi próxima visita, ciertamente discutiremos nuevas perspectivas para la cooperación mutuamente beneficiosa y nuevas medidas para intensificarla en beneficio de los pueblos de Rusia y China”, afirmó Putin.
Tras señalar que las iniciativas bilaterales en materia cultural y de intercambios entre pueblos a gran escala hacen una contribución significativa al fomento de las relaciones amistosas, Putin dijo que los intercambios culturales entre Rusia y China siguen desarrollándose de manera dinámica.
La Hoja de Ruta para la Cooperación Rusia-China en los Intercambios Culturales y entre los Pueblos antes de 2030, que incluye más de 100 importantes proyectos, se está implementando de manera consistente, dijo Putin.
Subrayó la exitosa organización de los Años de la Cultura Rusia-China, celebrados en 2024-2025, y dijo que el rico y diverso programa recibió un entusiasta reconocimiento tanto en Rusia como en China.
La educación y la ciencia siguen siendo ámbitos de cooperación especialmente prometedores, dijo Putin, quien destacó que la movilidad académica y los contactos interuniversitarios siguen creciendo. Actualmente, más de 51.000 alumnos chinos estudian en Rusia, mientras que 21.000 alumnos rusos estudian en China, dijo.
La cooperación en ciencia, tecnología e innovación también se expande, añadió, destacando que la cooperación deportiva ha sido igualmente fructífera, y que la producción cinematográfica constituye otro ámbito vibrante de colaboración.
“El turismo es otra importante esfera que quisiera destacar. Las cifras al respecto son alentadoras: en 2024, los flujos turísticos mutuos se han incrementado 1,5 veces, para alcanzar 2,8 millones de viajes”, dijo, y añadió que ambas partes también han impulsado la cooperación en ámbitos como juventud, medios de comunicación y archivos.
Resulta alentador que la cooperación cultural y personal siga ganando impulso, dijo Putin. “Esta es, sin dudas, una dimensión estratégica de nuestra relación que ayuda a construir una amplia base pública de amistad, buena vecindad y entendimiento mutuo”.
China ostenta la presidencia rotatoria de la OCS para 2024-2025. En 2025, la cumbre de la OCS tendrá lugar en Tianjin. Putin expresó la convicción de que la cumbre inyectará un poderoso nuevo impulso a la organización, reforzará su capacidad para responder a los desafíos y las amenazas contemporáneas, y consolidará la solidaridad en el espacio euroasiático compartido. “Todo esto ayudará a dar forma a un orden mundial multipolar más justo”, aseveró.
El atractivo de la OCS radica en sus sencillos, pero poderosos principios: un firme compromiso con su filosofía fundacional, apertura a la cooperación equitativa, no estar dirigida contra terceros y respeto a las características nacionales y la singularidad de cada país, dijo.
“Basándose estos valores, la OCS contribuye a dar forma a un orden mundial más justo y multipolar, arraigado en el derecho internacional, con el papel coordinador central de la Organización de las Naciones Unidas”, indicó.
“Un elemento fundamental de esta visión global es la creación en Eurasia de una arquitectura de seguridad igual e indivisible, incluso mediante la estrecha coordinación entre los Estados miembros de la OCS”, añadió.
Putin expresó su convicción de que la cumbre de Tianjin representará un importante hito en la historia de la OCS, señalando que la parte rusa apoya plenamente las prioridades declaradas por la presidencia china, las cuales se concentran en consolidar la OCS, profundizar la cooperación en todos los ámbitos y ampliar el papel de la organización en el escenario mundial.
“Estoy seguro de que, a través de nuestros esfuerzos conjuntos, daremos un nuevo impulso a la OCS, la modernizaremos para cubrir las demandas de la época”, resaltó.
Al elogiar la cooperación entre Rusia y China en los formatos multilaterales, Putin señaló que tal cooperación es un pilar clave de las relaciones bilaterales y desempeña un papel crucial en los asuntos globales.
Una y otra vez, los intercambios de los dos países sobre asuntos internacionales críticos han mostrado que Moscú y Beijing comparten amplios intereses comunes y opiniones notablemente similares sobre cuestiones fundamentales, dijo.
La coordinación estratégica Rusia-China actúa como una fuerza estabilizadora, según el presidente ruso, los desafíos y las amenazas siguen siendo un foco constante del diálogo político bilateral entre las dos partes.
El concepto ruso de creación de un espacio común de seguridad equitativa e indivisible en Eurasia resuena estrechamente con la Iniciativa para la Seguridad Global propuesta por Xi.
También señaló que la interacción entre Rusia y China en el seno de las Naciones Unidas se encuentra en un nivel sin precedentes, reflejando plenamente el espíritu de asociación estratégica integral de cooperación.
Ambos países otorgan especial importancia al Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de las Naciones Unidas, un mecanismo vital para consolidar el Sur Global, dijo Putin, quien añadió que “Rusia y China apoyan la reforma de la ONU de modo que restablezca plenamente su autoridad y refleje las realidades modernas”.
El líder ruso dijo que la estrecha cooperación entre Moscú y Beijing ha moldeado positivamente el trabajo de destacados foros económicos, incluyendo el Grupo de los Veinte (G20) y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, siglas en inglés).
“Este año, nuestros amigos sudafricanos ostentan la presidencia del G20. Como resultado de sus esfuerzos, esperamos consolidar los logros del Sur Global y establecerlos como base para la democratización de las relaciones internacionales. Dentro del APEC, se espera que la presidencia de China en 2026 dé nuevo impulso a la interacción Rusia-China”, afirmó.
Rusia está trabajando estrechamente con China dentro del grupo BRICS, indicó Putin, quien añadió que las dos partes impulsaron iniciativas dirigidas a aumentar las oportunidades económicas para los Estados miembros, incluida la creación de plataformas comunes para la asociación en sectores estratégicos.
Los dos países, dijo, están prestando especial atención a la movilización de recursos adicionales para proyectos de infraestructura crítica, y permanecen unidos en el fortalecimiento de la capacidad del BRICS para abordar los desafíos globales apremiantes.
Rusia y China adoptan una postura común contra las sanciones discriminatorias que obstaculizan el desarrollo socioeconómico de los miembros BRICS y el mundo en general, añadió.
Putin afirmó que Rusia y China apoyan la reforma del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, y agregó que ambas partes comparten la visión de que debe construirse un nuevo sistema financiero basado en los principios de apertura y verdadera equidad, que pueda ofrecer acceso igualitario y no discriminatorio a sus herramientas para todos los países y refleje la posición real de los Estados miembros en la economía mundial.
“Buscamos el progreso en beneficio de toda la humanidad. Estoy convencido de que Rusia y China continuarán trabajando juntas por este noble objetivo, alinearemos nuestros esfuerzos para garantizar la prosperidad de nuestras grandes naciones”, concluyó.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal