Edición n° 3188 . 14/08/2025

Fuentes Seguras/ Hablando se entiende la gente

Se avecina un intercambio vital entre los presidentes de la Federación de Rusia y de los Estados Unidos. Los ejes pueden anotarse en base a la realidad visible. ¿Kiev admitirá los resultados de la reunión?

Video: una entrevista clave con Gabriel Merino

Por Gabriel Fernández *

Alaska fue vendida por Rusia a los Estados Unidos 158 años atrás por 7,2 millones de dólares. Según la información circulante más concreta ese será el lugar donde el presidente Vladimir Putin se reunirá con su par Donald Trump.

Ambos líderes arriban al encuentro con una coincidencia y varios asuntos complejos que intentarán resolver. El eje común es evitar una guerra nuclear; por estas horas es posible indicar que mientras el titular de la Federación de Rusia encabeza una nación galvanizada en torno a ese propósito, el presidente estadounidense debe lidiar, para imponerlo, con un esquema interno que promueve la conflagración sin cesar.

Cabe destacar, con precaución, que el panorama presente favorece a Moscú. De hecho, Kiev y la Unión Europea están escandalizados ante los anticipos de Steve Witkoff, sobre la posibilidad de que Ucrania ceda lo que queda de las regiones de Donetsk y Luhansk a cambio de un alto el fuego. Witkoff, delegado del rubicundo originalmente enviado para operar en Asia Occidental y ahora con habilitación para incluir la frontera euroasiática, no está desvariando.

En el Kremlin se impone la idea de hacer valer los avances alcanzados en tantos planos, pero también de evitar un ahogo impiadoso que dinamice a los globalistas de Occidente y les permita hacer saltar a Trump por los aires. Putin sabe, y lo ha deslizado con elegancia en las instancias posteriores a cada comunicación telefónica, que no encontrará en ese ex imperio una figura más proclive al diálogo que la del jefe de Estado republicano.

Es preciso analizar el sentido de la acción que encarna WitkoffRusia está a punto de dominar otras ciudades clave de Donetsk —Pokrovsk y Kostiantynivka— y de sitiar a las tropas ucronazis en las próximas semanas. Es probable que el debilitado gobierno del presidente Volodimir Zelensky entregue estos poblados para conservar efectivos.

El resto de Donetsk, las ciudades de Kramatorsk y Sloviansk, presenta una perspectiva mucho más clara aún. La Federación de Rusia considera probable el ingreso de tropas rusas sin necesidad de realizar combates. El rechazo planteado por Zelensky a ceder territorio complica los anhelos acuerdistas de Trump, quien comprende que su anverso no posee razones para retroceder.

Si el objetivo trascendente, luego de sortear la alocada idea de una conflagración en toda la línea, es un alto el fuego en la frontera, el mismo solo podrá concretarse accediendo a la realidad descripta por Putin, quien se sabe vencedor en toda la región. El líder multipolar ya señaló que un cese de la guerra solo será posible si se cumple el sentido profundo de la Operación Militar Especial: desnazificación, erradicación del funcionariado de Kiev, transformación de Ucrania en una zona desmilitarizada.

Todo el panorama evidencia que a los Estados Unidos orientados -como puede- por Trump les conviene efectuar acuerdos en base a la propuesta de Moscú, no a la espoleada por Kiev. Pero si lo hace será acusado por el atlantismo, los medios de comunicación, las agencias de Inteligencia y hasta por su base social todavía inorgánica, como antipatriota y cómplice de Putin. Paradojalmente, esas son las fuerzas que vienen desestructurando el gran Estado de la nación desde el control alcanzado por el Consenso de Washington. Dime de qué alardeas y te diré de qué rengueas.

El ejemplo más importante en ese sentido lo ofreció el asesor Yuri Ushakov. Como quien se expresa con naturalidad sobre un asunto tangencial, apuntó que Alaska es un excelente lugar para hablar de cooperación económica entre Washington y Moscú, e insinuó que se organizarán nuevas cumbres con esa finalidad. Por eso, en las horas más recientes, los agentes que filtran lineamientos en los espacios periodísticos hicieron publicar una idea fuerza destinada al trazo grueso: “Existe el riesgo de que veamos una cordialidad entre Trump y Putin que permita al presidente estadounidense tolerar reuniones técnicas entre sus funcionarios sobre el contenido y el momento de cualquier acuerdo de alto el fuego. Un plan sobre intercambios o apropiaciones de tierras que favorezca totalmente a Moscú”.

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Es indudable que el problema lo tiene Trump. Aunque nadie sabe qué sucederá -de otro modo no sería pertinente una reunión directa- es lógico razonar que a Putin le basta con sostener la postura esgrimida en febrero de 2022. Si el presidente norteamericano accede a un acuerdo beneficioso para reducir gastos militares y mejorar las condiciones destinadas a hacer grande su país otra vez, tendrá que lanzar un ultimátum sobre Kiev para que obedezca las disposiciones que se concreten en Alaska.

El horizonte está compuesto por el poder de fuego -en más de un sentido- que presenta cada uno. Desde la administración de Joseph Biden hasta el presente, los Estados Unidos han desplegado en compañía de los países centrales europeos, una batería de sanciones que no conmovieron el calce de los gorros de astracán, sino que impulsaron a la Federación a incrementar los vínculos con los BRICS + y consolidaron la relación con “el amigo más grande del mundo”.

Vale preguntarse si la persistente y cruenta ofensiva de Israel sobre el pueblo palestino ocupará algún instante en la conversación. Los analistas internacionales, como acto reflejo, dirán que no. Pero este narrador desea introducir algunos datos, pues en las últimas semanas, China y Rusia han objetado el proceder de la potencia ocupante. ¿Porqué han hecho tal cosa si rara vez se adentraron en la candente cuestión? La extensión de las agresiones sobre Iránnación BRIC y aliado fundamental de ambos en Asia occidentalcayó pesada y su razón de ser mostró diferencias netas en los proyectos estratégicos de cada protagonista.

Tanto Xi Jingpin como Putin vienen enviando integrantes de sus cancillerías a Washington para explicar que la insistencia del premier Benjamín Netanyahu en controlar la zona constituye una perspectiva desfavorable para ellos, pero también para los Estados Unidos que dirige -como puede, es preciso reiterar- TrumpHay yacimientos valiosos en esas playas, iniciativas turísticas que están siendo probadas en Arabia Saudita; hay una zona de lanzamiento de la Franja y la Ruta sobre la cual el Dragón invirtió gran energía, y mal que le pese a los propagandistas, hay un Estado confiable controlado por estrategas con turbante que suelen cumplir su palabra.

Vamos a lo que se dijo en público. Este viernes, Trump indicó que un acuerdo de paz entre Ucrania y Rusiamediado por los Estados Unidos, podría incluir un intercambio de territorios que “beneficie a ambos”. “Hablamos de un territorio disputado durante tres años y medio, con la muerte de muchos rusos y ucranianos. Es complicado. Habrá intercambios de territorios para beneficio de ambos”, afirmó.

El rubicundo adelantó que “se están acercando a un pacto de cese al fuego” porque todas las partes quieren poner fin al conflicto. “Europa quiere paz. Millones de personas han muerto”, indicó ante preguntas de la prensa en la Casa Blanca durante la firma de un acuerdo de paz entre líderes de Armenia y Azerbaiyán. También mencionó el reciente envío de ayuda militar a Kiev a través de un acuerdo de compra de armas con la OTAN y añadió que “Zelensky necesita conseguir mucho, porque tendrá que prepararse para ceder algo”.

El ucraniano no perdió el tiempo. Sobre el arranque de este fin de semana, instó a sus aliados a tomar medidas claras para poner fin a lo que denomina invasión de Moscú“Se necesitan medidas claras, así como la máxima coordinación entre nosotros y nuestros socios. Valoramos la determinación del Reino Unido, Estados Unidos y todos nuestros socios para poner fin a la guerra”, declaró en una publicación en redes sociales. Además, precisó que discutió la situación diplomática en Ucrania con su homólogo francés, Emmanuel Macron.

Añadió que “Hablé con el presidente de Francia, Emmanuel Macron. Agradezco el apoyo. Intercambiamos opiniones sobre la situación diplomática”, y alzó el tono advirtiendo que “es fundamental que los rusos no vuelvan a engañar a nadie”.

Zelensky cuestionó que se deje de lado a Kiev en el proceso de negociaciones para poner fin al conflicto. “Los ucranianos no regalarán sus tierras al ocupante”, enfatizó durante un discurso en el que afirmó que “la respuesta a la cuestión territorial ya está en la Constitución de Ucrania” y Kiev “no recompensará a Rusia” por haber iniciado la agresión contra su país. El cómico afirmó que está dispuesto a colaborar con Trump, así como con el resto de socios europeos, para lograr “una paz real y duradera que no se derrumbe por los deseos de Moscú”.

“El presidente Trump anunció los preparativos para su reunión con Putin en Alaska: muy lejos de esta guerra que se desata en nuestra tierra, contra nuestro pueblo, y que, de todos modos, no puede terminar sin nosotros, sin Ucrania”, argumentó. En este sentido, el mandatario insistió en que cualquier decisión sobre la guerra que se tome al margen de Kiev será “una decisión contra la paz” que “nace muerta”, puesto que es “inviable”.

Cuanto influirán en los contenidos de la conversación los intereses de las corporaciones financieras y armamentísticas. Que trascendencia se le brindará al apetecible espacio latinoamericano. Hasta qué punto el Reino Unido podrá seguir ordenando el andar de una franja interior estadounidense. Qué pretende en el Ártico cada jefe de Estado involucrado en la conversación. ¿Algún capítulo sobre nuevas tecnologías tendrá su lugar? Es de valor repasar el vínculo ruso norteamericano de los años recientes, y reflexionar.

Causa asombro la diferencia de percepción que evidencian los protagonistas. Al decir del poeta y pintor William BlakeUn tonto no ve el mismo árbol que un sabio. En el plano internacional, resultaría de valor nutrir a ciertos informantes con datos más contundentes. La imaginación es mucho, lector, pero no lo es todo.

El futuro está en juego.

Esta es una grata jornada para matear y pensar. ¿No?