Edición n° 3078 . 26/04/2025

Temen el cierre de una cooperativa emblemática de reciclaje

La planta está ubicada en un predio administrado por Belgrano Cargas y trabajan directamente unas 300 familias que temen por su fuente de ingresos.

La cooperativa de reciclaje El Ceibo teme por la continuidad de su trabajo en los galpones del Belgrano Cargas, en Salguero y la autopista Illia, donde trabajan hace alrededor de 21 años: el gobierno porteño intimó al desalojo con fecha límite para el 30 de junio. Unas 300 familias quedan así en riesgo de perder sus fuentes de ingreso en una organización emblemática del reciclado en la ciudad.

El Belgrano Cargas, el administrador de los galpones donde se encuentra El Ceibo, había pedido al gobierno porteño que se retiren una báscula y un cerco que están próximos a la calle. Luego, en una segunda reunión, «aparentemente el Belgrano Cargas reclama todo el galpón y el gobierno de la ciudad le dice que va a reubicar la cooperativa. Nosotros no sabíamos nada. Cuando nos enteramos, empezamos a hablar con la gente del gobierno de la ciudad y con la gente del Belgrano Cargas. Ellos nos dieron fecha para el 30 de junio para dejar el galpón», contó a Página/12 Nicolás Beno, presidente de la Cooperativa.

«Nosotros tenemos una posesión precaria y gratuita del galpón, que no tiene fecha de tiempo límite: mientras realicemos la misma actividad relacionada al reciclaje, nos podemos quedar«, explicó y añadió que este desalojo no tiene una orden de un juez ni una orden oficial. El Ceibo es una de las primeras cooperativas en ingresar en el sistema de reciclado de la Ciudad de Buenos Aires y actualmente tiene una planta de reciclaje mediana.

Además, aseguró que la logística para irse del predio es trabajosa: maquinaria, el material reciclado y «muchas cosas dentro del predio que hace imposible irse en tan poco tiempo». Igualmente, el referente también señaló que la recolocación tampoco figura en ninguna medida judicial.

En un plano operativo, por la cantidad de material que trabajan, sería muy difícil compartir una planta con otras cooperativas «por más buena intención que tengan». Mensualmente procesan cerca de 450 toneladas. «Si nos tenemos que ir del galpón, prácticamente la cooperativa tendría que dejar de existir porque no tendríamos lugar donde trabajar«, sintetizó el referente.

Entre las personas que trabajan en la calle, en la logística, manejando camiones o en la planta, son alrededor de 300 familias. Sin embargo, desde la cooperativa advirtieron: «Son incontables las familias que viven directa e indirectamente del esfuerzo que se hace día a día en El Ceibo». Para ellos, los recuperadores urbanos «son parte esencial en la cadena de valor del reciclado y de la disminución de la contaminación ambiental. Sin ellos nada sería posible».

«Es de suma importancia para la sociedad que El Ceibo no desaparezca, no sólo por el cuidado del medio ambiente, sino por el trabajo que se realiza con las personas, tratando de dar una mejor calidad de vida a un sector de la población que hoy sería muy difícil que pueda encontrar un trabajo», concluyeron desde la cooperativa.

Beno recordó que hace diez años se enfrentaron a otro intento de desalojo, pero ganaron el juicio. Entonces, el Belgrano Cargas desistió de hacer cualquier tipo de acción legal contra la cooperativa. Ahora, al volverse a enfrentar al fantasma del desalojo y la pérdida del ámbito de trabajo, los rumores rondan entre los negocios inmobiliarios y las consecuencias de la privatización de la línea de ferrocarril.

Así, el presidente de la cooperativa destacó la necesidad de una nueva negociación entre la Ciudad y la línea para, mínimamente, poder extender el plazo. Consideró que, en todo caso, «necesitamos que el gobierno porteño nos pueda reubicar, conseguir otro lugar, construir otro predio, otro centro verde y poder irnos. Pero no de esta manera, de un día para el otro».

Informe: Natalia Rótolo.