En sólo dos días se dieron una serie de hechos significativos, en un mismo espacio y lugar, que marcaron para siempre a los argentinos.
( Por Nahuel Sosa / C5N) El 20 de diciembre del 2001 tiene varias definiciones según de quién se trate, desde Argentinazo, rebelión popular, estallido social o crisis. lo cierto es que fue un momento bisagra en la historia de nuestro país.
En tan sólo dos días, entre el 19 y el 20, se acumularon una variedad de hechos significativos en un mismo espacio y lugar, que marcaron para siempre a los argentinos.
Fue una crisis política, económica e institucional, potenciada por una revuelta popular generalizada, que causó la renuncia del entonces presidente de la Nación Fernando de la Rúa.
El lema «que se vayan todos» fue apropiado por millones de argentinos y argentinas. Fue un período de inestabilidad política y de crisis de representatividad que marcó para siempre el devenir de la historia argentina.
Durante la jornada represiva fueron asesinadas 39 personas, incluyendo las cinco que se las conoce como la Masacre de Plaza de Mayo. También hubo cientos de heridos y más de 4.000 manifestantes detenidos.
Si bien hablé del concepto de «crisis» pero lo pertinente es pensar en la idea de estallido social. Un estallido es distinto a una revolución, porque ésta supone un cambio total, un cambio estructural.
En cambio, un estallido genera las condiciones para que se sinteticen demandas insatisfechas que muchas veces no se perciben a simple vista, que están de modo subterráneo, y luego cobren un sentido político que se materializa en transformaciones.
No es que sucede todo en un «Día D», es como la erupción de un volcán. Se viene cosechando hace tiempo, pero irrumpe un día, pero es algo que venía sucediendo. Esas llamas, esas brasas que alimentan el fuego tienen mucho más tiempo.
Este estallido provocó una resistencia que sigue vigente hasta el día de hoy, sobre todo cuando hay políticas de ajuste o políticas de saqueo. Si uno tuviera que elegir y hubiera que elegir tres elementos que se pueden ver en la actualidad son los siguientes: el primero es la idea de participación popular. Es el pueblo a su manera, en un comedor, o en una unidad básica, resistiendo.
La segunda es la ocupación del espacio público, esta idea la vemos en las marchas universitarias o en las de los jubilados, en la calle, que es donde se juega el límite de los ajustados. Y la tercera es la cultura de la experiencia autoorganizativa, autogestiva. Son proyectos que se dan en comunidad, más allá de lo que diga el poder.