Mientras que PAE presentó el proyecto de exportación de GNL, un conflicto sindical podría paralizar esta semana a Vaca Muerta. Dudas sobre un acuerdo de venta de gas a Brasil
(Por Raúl Dellatorre) El sector energético ocupa un lugar cada vez más central en la política económica del país, aunque no siempre por buenas noticias. La semana arrancó con el anuncio de un acuerdo bilateral con Brasil que, se dijo, podría permitir un gigantesco volumen de exportación de gas a ese país en pocos años, aunque expertos de este y del otro lado de la frontera pusieron en duda que tal proyecto se concrete y anticipan que no pasará de los estudios de factibilidad, como ocurrió en repetidas oportunidades. Por otro lado, un conflicto sindical en la zona de Vaca Muerta, a raíz del despido de 185 trabajadores, podría derivar en el bloqueo del acceso a ese centro de producción este mismo martes. Lo que, en cambio, resultó una buena noticia, fue el anuncio de que Pan American Energy, asociada a Golar LNG, presentó formalmente el proyecto de instalación de un buque de licuefacción de gas natural, con destino a exportación, solicitando la adhesión al RIGI. Un hito significativo para posicionar a la Argentina como exportador de gas licuado, que a la vez deja en controversia los megaproyectos de instalación de plantas de licuación en tierra con inversiones que multiplicarían por diez la prevista en el proyecto de PAE a lo largo de una década.
El proyecto de exportación de GNL de Pan American Energy (PAE), asociada a Golar LNG, empresa propietaria del buque de licuefacción “Hilli Episeyo” (como el de la foto), prevé una inversión cercana a los 2900 millones de dólares en los próximos diez años. En su primera fase, de 2025 a 2031, se concretarán unos 1650 millones, y el resto entre 2032 y 2035. Recordemos que el proyecto de la planta de licuefacción en tierra de YPF y Petronas preveía una erogación total de 30 mil millones de dólares. El proyecto quedó parado después de la deserción de la petrolera malaya y algunos especialistas suponen que las condiciones previstas de mercado para los próximos años, hacen que una inversión semejante resulte resulte muy poco probable.
El proyecto de PAE y Golar, que se presentan asociadas como Southern Energy , prevé la instalación de un gasoducto que conecte el actual trazado troncal (General San Martín, de TGS) con la costa del Golfo San Matías (provincia de Río Negro, por debajo de San Antonio Oeste y arriba, al norte, de la Península de Valdés). De allí se extenderá otro ducto submarino que alcance el punto de amarre (boya) del buque. En tierra se instalará además una estación compresora para asegurar una presión óptima de gas en el buque.
El buque, aportado por Golar LNG, tiene una capacidad de producción de 2,45 millones de toneladas anuales de GNL, equivalente a 11,5 millones de metros cúbicos día de gas natural. En principio, se prevé que no opere en los meses de invierno pero sí el resto del año. Ya que va a tomar el gas que viene de las cuencas del sur por el gasoducto troncal, le restaría oferta de gas a la demanda interna si absorbiera el producto en los meses de alto consumo. En cambio, durante los meses de primavera y verano, el gasoducto troncal cuenta con capacidad disponible para transportar el gas que inyecta PAE en el sur y que remitirá a la planta flotante de Golar.
Es decir, que en una primera etapa el proyecto PAE-Golar no licúa gas extraído en Vaca Muerta. Si en el futuro tuviera conexión a Vaca Muerta, podría operar el buque también en invierno.
Este aspecto del proyecto es uno de los que destacan los estudiosos del nuevo mercado del GNL: la capacidad de adaptabilidad a las condiciones de la oferta (producción de gas natural), pero también de la demanda (del mercado externo). «El barco puede estar amarrado para producir GNL el tiempo que se decida, también en función de una demanda internacional que no es infinita ni se sabe con qué competencia habrá que enfrentar», opinó uno de los más reconocidos especialistas en el tema. «Esa es la diferencia con instalar una planta multimillonaria en tierra, hacés la inversión y te puede quedar parada quién sabe cuánto tiempo por falta de demanda; en cambio, el barco suelta amarras y se va a trabajar a otro punto que se requiera».
Brasil en mis sueños
La megaplanta de licuefacción de YPF no es el único proyecto que genera dudas sobre su factibilidad. En círculos especializados en el sector energético se comentó, esta semana, que el acuerdo de colaboración firmado por el ministro Luis Caputo con su par de Energía de Brasil, en el marco del encuentro del G20, apuntado a analizar la posibilidad de que Argentina se convierta en el gran abastecedor de gas para la industria de San Pablo, «es un proyecto con futuro muy incierto: casi no hay posibilidad de que el gas de Vaca Muerta llegue a precio competitivo a San Pablo». Según los cálculos del sector, en los que coincidirían los consultores del lado brasileño, es que el costo del transporte elevaría el precio del gas por millón de btu «por arriba de los 9 dólares».
Precisamente, las autoridades brasileñas están intentando poner en el escenario la oferta de gas argentino para competir con las pretensiones de las petroleras privadas que extraen el gas del Presal (yacimientos off shore frente a las costas de Brasil), que en su etapa madura de explotación reclaman un valor de 8 dólares por millón de btu que las autoridades del gobierno no quieren convalidar. Pero el gas neuquino no sería muy competitivo «puesto en San Pablo», según los expertos consultados.
Volviendo a Neuquén y a Vaca Muerta, un grave dolor de cabeza empezó a afectar a más de un operador en esa región tras el conflicto desatado en la proveedora de arena para hidrofracturas NRG Argentina, que resolvió el despido de un centenar de transportistas (choferes) y 85 trabajadores petroleros. La razón esgrimida por la empresa es que «la demanda real del mercado no se condice con las expectativas que teníamos para este año». Ante lo cual, decidieron 185 despidos «para poder conservar el empleo de otros 600 trabajadores» de NRG.
Puesto en números: la demanda de arenas para fracturas bajó de 125 mil toneladas por mes del año 2023, a 75 mil este año. ¿La razón? La baja en la actividad perforaciones no convencionales (llamadas fracturas) en Vaca Muerta, que vienen cayendo mes a mes: 1658 en julio, 1465 en agosto y 1403 en septiembre. «Las inversiones esperadas no llegaron», dicen los directivos de NRG con respecto a la actividad petrolera.
Un cuadro de situación muy diferente al que se revela, habitualmente, a partir de los datos de producción de gas y petróleo en Vaca Muerta.
Lo concreto es que el gremio de camioneros ratificó este viernes que, si no se revierten los despidos, este próximo martes bloqueará los ingresos a Vaca Muerta paralizando toda la actividad en la zona, hasta que se produzcan las reincorporaciones.