Qué hacer con los EEUU. Monoproducción de dólares. Los intereses de base. Rumbo en disputa. Una oblicua mirada. Kazán. Salto al espacio; no al vacío
(Por Gabriel Fernández *) QUÉ HACER CON LOS ESTADOS UNIDOS. Hace tiempo, en una entrevista, este periodista afirmó que se acercaba el momento en el cual la humanidad necesitaría preguntarse qué hacer con los Estados Unidos. En modo alguno se refería a la presentación de las consecuencias humanitarias del accionar norteamericano, sino al carácter de freno al desarrollo planetario que ya implicaba la persistencia artificial de esa nación en un lugar de liderazgo.
Se ha profundizado aquí en el análisis de los distintos flancos a través de los cuales se fue generado este inicio de caída de la gran potencia y, a su través, de sus aliados europeos. Es posible volver a hacerlo, a condición de llegar más lejos en las causas y ofrecer, entonces, un panorama bastante completo del horizonte mundial.
Resulta importante, para el lector que necesite entender, absorber (pensar – sentir) que los medios concentrados occidentales se encuentran en su período más oscuro, insistiendo en la descripción de un mundo lejano, situado en la década final del siglo pasado. Así, han logrado que las escasas pero fértiles narraciones veraces, aparezcan como devaneos ideológicos y las previsiones equívocas en que se han empeñado, eviten una admisión del yerro.
Digan lo que digan, la mayor parte del planeta oscila entre quienes desean ingresar al BRICS + como miembros plenos y aquellos que, a la espera de resultados en firme, anhelan en silencio la victoria rusa y el sinceramiento occidental. Ese acceso a la realidad no es otro que la fractura geopolítica europea y la reducción del centro mundial a sus genuinas proporciones presentes: los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, todos con dificultades energéticas e industriales que borronean la interioridad de sus PBI.
El 12 por ciento del globo aprueba y practica las sanciones dispuestas por ese núcleo contra la Federación de Rusia en primera instancia y contra la República Popular China tras comprobar que la coalición euroasiática se ha consolidado. El resto, dañado por esas resoluciones punitivas en distintas áreas (comercio, inversiones, petróleo, gas, semiconductores) necesita el cese de las hostilidades por motivos que se desprenden de la misma enunciación de rubros. Algunos lo manifiestan a viva voz y se integran a las instituciones multipolares; otros evidencian neutralidad y en los foros mundiales hacen referencia a factores tangenciales.
MONOPRODUCCIÓN DE DÓLARES. A ver si nos entendemos. Los Estados Unidos, al haberse instituido en el emisor mundial de moneda para intercambio y reserva, se sumió en algo semejante a la monoproducción de materias primas que ha ralentizado el desarrollo de tantos países “bendecidos” por las mismas. Financia su déficit comercial mediante Bonos del Tesoro “respaldados” por dólares. Adquiere las importaciones necesarias sin pensar ya en la sustitución. Cobra un impuesto a todas las transacciones comerciales del planeta por el uso de su papel, fabrica más y más para afrontar las compras de armas en beneficio de las corporaciones, y más y más para el salvataje de las deficitarias entidades financieras. Y hasta -debido a la desterritorialización de su Estado- emite las cantidades exigidas por los especuladores más empinados para fugar, evadir y guardar en los paraísos fiscales.
Asevera Emmanuel Todd en la Derrota de Occidente: “Estados Unidos, en efecto, produce la moneda del mundo, el dólar, y su capacidad de extraer riqueza de la nada, lo paraliza”. Por eso aquí hablamos de una suerte de monoproducción de billetes.
Ya se demostró en estas páginas que la evasión constituye, desde hace un par de décadas, el epicentro de la actividad de las grandes empresas. Sin cejar en esa acción, las mismas se han situado en el seno mismo de las administraciones centrales de Occidente y manejan los presupuestos públicos. La inversión productiva, capitalismo clásico por así decir, implica construcción de infraestructura y establecimiento, fabricación o compra de máquinas adecuadas al área escogida, contratación de personal y adquisición de insumos; producción y venta de las realizaciones, recuperación con resto y reinversión para continuar el circuito. Un lío bárbaro que intenta ser relevado por la transferencia de recursos de modo rápido y pleno desde esa zona y desde los estados, hacia las corporaciones financieras que controlan la elaboración de armamentos y ejércitos, y los grandes laboratorios.
El sistema Davos hegemónico en el país del Norte, que no trepida en imponer a sus cercanías político económico militares en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), disuade al empresariado capitalista y a los jóvenes que empiezan a concretar su vida laboral, pues la inversión productiva resulta lenta y costosa, ofrece recuperación relativa de su sostén; así, economistas, banqueros, abogados, lobistas, se exhiben como modelos ante burgueses y estudiantes en detrimento de ingenieros, técnicos, científicos, matemáticos, físicos, químicos.
LOS INTERESES DE BASE. La política, un arma que los pueblos suelen emplear, posee ligazón con articulaciones de base que no comparten ese desarrollo anti histórico. Este redactor indicó que la política popular es aquella que hilvana los intereses geoeconómicos profundos con la acción de un Estado o un grupo de Estados coaligados. Por eso, al visualizar el proceso internacional, es posible aprehender que los conglomerados humanos masivos, que poseen anclaje en esos intereses –los cuales encarnan más poder potencial que el que poseen las mega empresas- se están plantando en defensa propia.
Entonces, el gran poder financiero no logra equilibrar la relación de fuerzas planetaria. E inventa comunicacionalmente un mundo final enfocando el tramo de su hegemonía absoluta (Consenso de Washington). Esa pretensión de eternidad solo surge de los cuentos en que se ha transformado la información de actualidad, con sus fantasías relacionadas con demócratas y autócratas, invasores e invadidos, contaminantes y contaminados, derechos y derechos. Hadas y dragones.
El desequilibrio entre potenciales queda plasmado -siempre en movimiento– por la vida como factor vertebral, que incluye desde el ser humano mismo hasta sus creaciones, así como el entorno más adecuado para su despliegue. De allí que en estas Fuentes se evalúe ese elemento como portador de acciones más rentables que la desolación que implicaría una victoria completa y a largo plazo de las mega empresas.
Cuando la mentira se expande a niveles insoportables hasta para los públicos más ingenuos, se pone en circulación a los “analistas críticos”, con su bagaje de pesimismo cool. Estos ensayistas consideran que los espacios dirigenciales son equivalentes entre sí, que da lo mismo Vladimir Putin que Emmanuel Macron, que quienes protagonizan las guerras son locos que solo quieren satisfacer su sed de sangre. Desde ya, cada uno puede creer lo que desee.
Al retornar al mundo de la razón, comprendemos que el conocimiento objetivo de la situación es el punto de partida imprescindible para avizorar la progresión de los acontecimientos. Una vez asentados en esa plataforma, se observará que para ahondar los cimientos de la multipolaridad hace falta vertebrar una secuencia de valores que, tomando en cuenta cada región, impulsen el anhelo humano de construir una comunidad ideal.
La cuestión no debe llamar a engaño. En los grandes emprendimientos humanos siempre hay un ideal que se pretende construir. Es claro que nunca se elabora de modo integral, pero en su sendero va gestando una secuencia de valores que, tomando como vara el beneficio o el daño a la sociedad, ordenan el proceder tanto individual como familiar, sectorial y social.
Pese a las tremendas confrontaciones bélicas, en los meses recientes se ha afirmado la tendencia previa. Eurasia ya configura un bloque que puede considerarse imposible de quebrar. Israel, su salvajismo, está operando como aglutinador del espíritu soberano de los pueblos de Asia Occidental. Asia Pacifico, se volcó silenciosamente hacia Oriente sin litigar con Occidente, pero protestando por lo bajo por las imposiciones norteñas sobre las nuevas tecnologías. Como gran noticia ignorada, se concretó el vínculo entre la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP +) y los BRICS +.
RUMBO EN DISPUTA. La zona europea que dice apoyar las sanciones de la tríada citada contra Rusia y finge apoyar a Kiev, se desmorona sin remedio, empezando por Alemania. Hungría y Turquía, entre otros, trasuntan en público su malestar, pero el resto, aunque acepta las frases huecas de la Comisión Europea sobre la democracia, sabe que las perspectivas de avance que alguna vez soñó -y pensaba poner en marcha mediante acuerdos con Eurasia– se desvanecen como arena entre los dedos.
Mientras tanto, China, Rusia, Irán y asociados, reclaman libertad para invertir y comerciar, para establecer corredores y afirmar la Franja y la Ruta, así como la aplicación de la Carta de las Naciones Unidas. Tal como está, sin modificaciones. El capital financiero que domina la OTAN y titiritea al centro occidental, declama capitalismo al tiempo que obtura esos perfiles bien propios del sistema cuyo rumbo está en disputa.
Es evidente que las cobardes dirigencias europeas no centrales visualizan a los grandes multipolares como un paraíso económico perdido, pero facilitan el hundimiento de sus propias zonas de influencia mientras repiten sin entusiasmo ditirambos contra dictadores y comunistas. La contradicción es tan aguda que este panorama no puede continuar demasiado tiempo. Y no lo hará. Aunque las guerras y la propaganda lograron ralentizar las transformaciones, el devenir mostrará una realidad bien distinta.
El eje de Davos, más inspirado en Zbigniew Kazimierz Brzezinski que en Henry Alfred Kissinger, al instalar una dictadura hecha y derecha sobre todas las naciones occidentales, las del centro tradicional y aquellas que las entornan, genera anemia en su base de sustentación. Los arsenales no alcanzan para reemplazar las caídas productivas y el deterioro de los estados. El papel y las transacciones rentísticas no sirven para superar el incremento de los volúmenes en la producción de bienes de producción y consumo que muestran los emergentes. Y la creación de una nueva moneda de reserva e intercambio se va revelando una articulación compleja pero no imposible.
Las famosas sanciones impuestas luego de la provocación bélica contra Rusia, las impulsadas sin demasiados argumentos sobre China y, desde antes, contra Irán, agilizaron los vínculos entre los protagonistas del nuevo andar económico. Esa aleación de estados industriales, hasta el 2021 cansina, se acentuó en materia energética, científico técnica, inversora, comercial, financiera, de transporte y de seguridad. Por las dudas, y por si la construcción de una divisa común a naciones con PBI dispar resulta un problema, todos compran oro. (Como se advirtió en esta saga previamente, es preciso atenuar las expectativas sobre el eventual dinero BRICS, pues más allá de las presiones anglosajonas, el enlace entre economías tan diferentes, demanda tiempo. Y según parece, el tiempo es dinero).
UNA OBLICUA MIRADA. La democracia ya no es válida para Occidente, pues los que resultan elegidos deben disciplinarse a las corporaciones. Esto devela que, aunque los niveles de comprensión resulten dispares, un repaso sobre las elecciones masivas en el orden planetario nos permitiría percibir un claro rechazo de la mayoría de los seres humanos hacia los Estados Unidos y los gobiernos que acompañan su deambular deficitario. Este periodista piensa que con la excepción de una costra empresarial con prácticas fugadoras y especulativas, en las más variadas naciones prima el anhelo de mejoramiento científico técnico, alza del empleo y creciente del nivel de vida, en contra de las recetas de ajuste que campean como iniciativas razonables en los grandes medios.
Esta aseveración contrasta con el sentido común establecido en nuestra región austral y despierta escepticismo en algunos observadores. Es lógico. Lo cierto es que en las tierras del Sur no solo los espacios comunicacionales aceptan la ficción del centro occidental, sino también el conjunto de la dirigencia y buena parte del activo político, en sus más diversas versiones. Nadie cree que los Estados Unidos están en baja y que Europa padece un efecto arrastre equivalente al peso del gigante que se desmorona. No lo cree el peronismo, tampoco la izquierda. Desde ya, los liberales amplifican el mensaje.
Así, cómplices y cuestionadores coinciden en la inviabilidad de seguir un camino ligado al bloque multipolar, aunque el mismo haya adoptado buena parte de los conceptos involucrados en la Comunidad Organizada para llevar adelante su experiencia.
KAZÁN. Se ha dicho que la palabra imposible debe ser empleada con la mayor precaución. Lo cierto es que, a partir del 22 de octubre, la Federación de Rusia concretará en Kazán la trascendente decimo sexta cumbre de los BRICS. Habrá cobertura especial de Radio Gráfica en esa histórica ciudad.
El núcleo se articuló en 2009 con cuatro integrantes: Brasil, Rusia, India y China. Sudáfrica se unió en 2010. Hasta ahora, abarcaba el 30% de la masa terrestre y el 45% de su población. Se gestó ante el decurso de los acontecimientos, crisis financiera mediante: la (gran) idea fue forjar un espacio para las potencias industriales que estaban excluidas del llamado “Occidente colectivo” y su foro económico, el G7.
Esa decisión no tuvo nada de antojadiza. China y la India son la segunda y quinta economías más grandes del mundo, y la economía de Brasil supera a las de los miembros del G7, Canadá e Italia.
El estilo abierto caracterizó el bloque desde su inicio, pues los BRICS han operado como una reunión informal de las principales potencias del llamado “Sur Global”, un término que comprende a África, América latina y el Caribe, Asia (dejando de lado a Israel, Japón y Corea del Sur) y Oceanía (excluyendo a Australia y Nueva Zelanda).
Tal como se organizó inicialmente, el foro se consolidó sin presentarse como un competidor del G7 o de su ampliado, el G20 (que incluye a los BRICS en sus filas). La conversión en rival percibida en los dos años recientes guarda vínculo con la insistencia del centro occidental en disciplinar al planeta y forzar sanciones contra miembros clave de la asociación.
Apremiados por la hostilidad atlantista, el 4 de febrero de 2022, el presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente chino, Xi Jinping, se reunieron en Beijing (Pekín), donde emitieron una declaración conjunta que anunciaba una defensa más enérgica ante el “orden internacional basado en reglas” planteado por los Estados Unidos y sus socios del G7 y la OTAN. Ya estaban en el tablero el conflicto en Ucrania y las presiones sobre Taiwán.
La declaración cuestionaba a “algunos actores que representan a la minoría a escala internacional” que “siguen defendiendo enfoques unilaterales para abordar cuestiones internacionales”. Al señalar que el mundo estaba “entrando en una nueva era de rápido desarrollo y profunda transformación”, los líderes emergentes enfatizaron la necesidad de una “transformación de la arquitectura de gobernanza global y el orden mundial” que conduciría a una “redistribución del poder en el mundo”.
La declaración conjunta destacó tres caminos confluyentes para impulsar la transformación: el G20, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) y los BRICS. El G20 era un “foro importante para discutir cuestiones de cooperación internacional”, mientras que la OCS ayudaba a dar forma a “un orden mundial policéntrico basado en los principios universalmente reconocidos del derecho internacional, el multilateralismo, la seguridad igualitaria, conjunta, indivisible, integral y sostenible”.
Como ha explicado el analista M. K. Bhadrakumar tanto Rusia como China reconocieron el papel desempeñado por los BRICS en la promoción de una cooperación ampliada en tres áreas principales: política y seguridad, economía y finanzas, e intercambios humanitarios. Pero los BRICS estaban limitados en cuanto al alcance y la escala de lo que podían lograr, tanto en términos de alcance global como de capacidad organizativa. Para posicionar a los BRICS de manera que fueran un factor de cambio en el escenario mundial, habría que hacer un trabajo significativo en cuanto a alcance y estructura. Esto se consideraba un esfuerzo continuo, sin un cronograma apremiante.
La prioridad belicista adoptada por las corporaciones que comandan a la OTAN y a la Unión Europea (UE), a los Estados Unidos y a sus aliados, acrecentó la preocupación de Rusia y China por la seguridad internacional. El esfuerzo por dictar acciones económicas al mundo y el empleo del sistema bancario internacional para la confiscación de depósitos rusos, alarmaron a muchas naciones, que comprendieron el esquema de chantaje y observaron con motivos que el mismo podía emplearse en su contra.
Durante la decimoquinta cumbre de los BRICS en 2023, presidida por Sudáfrica, el bloque logró una importante expansión, invitando a seis naciones a unirse a sus filas: Irán, Egipto, Etiopía, los Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y la Argentina. Buenos Aires se negó a unirse, mientras que las potencias petroleras del golfo se han ido imbricando según sus necesidades económicas directas que determinan un progresivo alejamiento del Norte.
Rusia asumió la presidencia del BRICS ampliado en enero de 2024, y dispuso una agenda para incentivar el crecimiento de la organización, tanto en términos de membresía como de estructura y capacidad organizativas. Antes de la cumbre de Kazán, Rusia ya diseñó un centenar de eventos relacionados. La nación que conduce Putin extendió invitaciones a los líderes de 36 naciones para asistir a la cumbre de Kazán. Hasta ahora, varios han aceptado, incluidos Turquía, Azerbaiyán, Malasia, Venezuela, Serbia y Argelia. Como se sabe, el giro de Turquía, ya está generando roces en las filas de la OTAN.
Junto a la expansión concreta de los BRICS, algo se percibe seguro: si Rusia puede llevar a cabo los cambios estructurales y organizativos que ha puesto en marcha para la Cumbre de Kazán, el grupo que surja contará un vigor formidable. Si se visualiza el decurso general, sin dejar de lado a ningún protagonista, los BRICS + se convertirán en el foro internacional más importante sobre cuestiones económicas, sociales y políticas en los años venideros.
FAQUIRES EN EL ESPACIO. Vale recordar, lector, aquellas consideraciones de Xi jingpin acerca de la necesidad de hacer entender a los Estados Unidos que deben ocupar un lugar objetivo en el planeta; es decir, el volumen que sus propias posibilidades le ofrecen, no más.
Mientras este narrador prepara un mate para facilitar el despegue sin sendero pre fijado de la imaginación, le deja una información breve, sencilla, que puede servir como ejemplo del proceso en marcha.
A ver. El gobierno de la República de la India, encabezado por su primer ministro Narendra Modi, anunció que construirá la primera estación espacial del país, llamada Bharatiya Anatriksh, enmarcada en el programa Gaganyaan, que prevé vuelos tripulados y viajes a la Luna. El imponente proyecto, que comienza ahora, mientras usted lee estas líneas, se irá elaborando en los alrededores de la Tierra durante una década y congregará a los mayores expertos indios en ingeniería aeroespacial y nuevas tecnologías.
India ya ha enviado más allá de nuestra atmósfera, 125 misiones espaciales. Vale observar las imágenes.
Las cosas han cambiado. Demás está indicar que esa nación multitudinaria y milenaria, no solicitó permiso a nadie para dar este formidable salto al espacio.
No al vacío; al espacio.
- Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal
Imágenes. Fotos de naves espaciales de la República de la India, de su presencia en la Luna y de un astronauta indio.