Edición n° 2961 . 30/12/2024

Faltó gas y el gobierno le echó la culpa al frío/La imprevisión dejó sin energía a estaciones de GNC e industrias

Planificación o ausencia del Estado, el eje del debate energético cuando todavía no comenzó el invierno. Por ahora, se normalizó el sistema, que estuvo al borde del colapso

( Por Raúl Dellatorre / página 12 / Director de Motor Económico ) Hacia el inicio de la noche de este miércoles, comenzaba a normalizarse lentamente el suministro de gas por redes, que permitiría en las próximas horas restablecer el servicio de carga de GNC en estaciones de servicio y probablemente el abastecimiento del combustible a la mayor parte de grandes industrias consumidoras del fluído. Así lo informaron fuentes oficiales, al dar por resueltos los problemas ocasionados, según la versión del gobierno, por la salida de servicio de dos plantas compresoras, en San Luis y Córdoba, «y un contratiempo administrativo con un barco que debía descargar GNL» en la planta de regasificación de Escobar (provincia de Buenos Aires).

Sin embargo, otras voces señalaron como responsables del conflicto a la imprevisión del gobierno frente a la fuerte demanda estacional y a la suspensión de las obras en el Gasoducto Néstor Kirchner: tres plantas compresoras a lo largo de su extensión, que habrían duplicado su capacidad de transporte y que, de haberse cumplido el cronograma oficial, a esta fecha ya estarían en servicio.

El conflicto, que amenazó con hacer colapsar el suministro de gas, se originó en un aumento de la demanda del fluído en los primeros días de frío fuerte en este otoño, que el gobierno no estuvo en capacidad de atender al no haber previsto esa circunstancia. 

El secretario de Energía, Eduardo Rodríguez Chirillo, se lavó las manos. «No es responsabilidad de este Gobierno no contar con capacidad plena» del Gasoducto Néstor Kirchner, dijo el funcionario, quien está por cumplir seis meses en el cargo. «Las plantas compresoras Tratayén y Salliqueló debieron haber quedado finalizadas en septiembre de 2023», apuntó, en referencia a obras que se estimaba que iban a aumentar en un 100 por ciento la capacidad de transporte del Néstor Kirchner (de 11 a 22 millones de metros cúbicos diarios). El gasoducto se terminó en junio de 2023, así que se preveían hacer las plantas compresoras en tres meses. De haber sido retomadas por el actual gobierno, ya estarían prestando servicios. Pero las suspendióm por tiempo indefinido, como al resto de la obra pública.

El secretario de Energía continuó su argumentación explicando que «en el Gobierno anterior se negoció una reducción del gas importado justo para el invierno de este año», que era cuando se esperaba contar con la ampliación de la capacidad del Gasoducto NK. Y agregó que, «a fin de resolver esta situación, acordamos con la brasileña Petrobras una asistencia para así cubrir esa reducción de volúmenes de gas». Es decir, que en vez de realizar las obras faltantes, se decidió seguir importando gas licuado, con un contrato que es más caro que el costo de las obras, que hubieran permitido reemplazar la importación con gas producido en Vaca Muerta.

Por si fuera poco, en el fin de semana arribó un barco gasífero al puerto de Campana, de la brasileña Petrobras, pero no obtuvo la aprobación de las autoridades de la empresa para descargar el GNL en la planta de regasificación de la localidad vecina de Escobar, al no haberse efectuado el pago de la importación. «Hubo un problema con la carta de crédito, el viernes emitimos el pago, y hubo un rechazo, tema que se terminó solucionando, por eso hoy (miércoles) a las 9 comenzó la descarga del gas», explicó el vocero Manuel Adorni cerca del mediodía de este miércoles.

Esa demora, más las dificultades en el gasoducto Norte por problemas en las plantas compresoras de San Luis y Córdoba, provocaron la falta de disponibilidad de gas que disparó la emergencia: se ordenó a estaciones de servicio de GNL y grandes industrias con contratos directos de compra, la interrupción del uso del gas «hasta nuevo aviso».

Adorni se justificó señalando que el país atraviesa «el invierno más crudo en los últimos 44 años», lo que agravó la situación al igual que el incremento del 55% en la demanda de gas en la variación interanual. «Más allá de que es muy difícil saber en términos de demanda y de distribución qué es lo que nos deparará el invierno, estamos haciendo todo los esfuerzos para que no ocurra y así lo deseamos y nos parece que así ocurrirá», prometió.

La justificación oficial provocó toda una serie de explicaciones, entre las cuales se destaca la argumentación que dio Cecilia Garibotti, ex subsecretaria de Planificación Energética, quien puntualizó:

«Primero: no es cierto que la situación actual fuera imprevisible. Chile, país vecino de Argentina, está sufriendo una ola polar sin estrés en el sistema energético. ¿Por qué, si Chile no produce gas? Porque lo que les falta en gas lo tienen en Planificación».

«El gobierno heredó un sistema energético en muy buena forma, gracias a la infraestructura que se hizo en 2023. Por eso el vocero presidencial festejaba hace sólo dos semanas la producción récord de petróleo y gas y su exportación (sin que se hiciera una sola obra)»

«Lo de las obras atrasadas por falta de pago que dicen ahora es falso. Pero aun si fuera verdadero: ¿Por qué no se prepararon para este invierno, que es frío pero no tan inusual? Sí, en mayo, junio, julio y agosto hace frío».

«Se necesitaba planificación. El gobierno podía elegir entre: 1) seguir el camino de la gestión anterior y terminar las obras para autoabastecernos con Vaca Muerta, 2) planificar la importación de gas… o 3) dejar a las familias e industrias a su suerte, como propone Mondino».

La canciller, Diana Mondino, en un seminario de la UIA, le dijo a los empresarios: «Hagan ustedes, muchachos, las obras de infraestructura energética. ¿?Por qué el gasoducto tenía que ser estatal? ¿Por qué pagamos el caño los 47 millones de argentinos, si es un negocio entre petroleras grandotas y empresas distribuidoras grandotas?». La respuesta sería que Mauricio Macri ya intentó hacer gasoductos a través de la iniciativa privada. El resultado: no se hizo ninguno.

Garibotti siguió argumentano, en respuesta al gobierno: «En 2023, con menos gas natural local (se estaba construyendo el gasoducto), sin Atucha II y con menos agua en hidroeléctricas por la sequía, no tuvimos este problema. ¿Por qué? Simple: porque habíamos previsto importación para la demanda».

Y concluye: «Hoy la Secretaría de Energía se retiró de sus funciones. No terminó las obras, no previó la demanda de gas, no tuvo plan para abastecer. Ahora estamos pagando caro licitaciones de último momento. En el medio, no hay gas para las industrias y estaciones de servicio».