En el imponente discurso ante la Asamblea Federal de Rusia, Vladimir Putin pudo mostrar un buen panorama económico interno y sólidas perspectivas de las coaliciones internacionales que integra. También, tuvo que deslizar una aguda contradicción entre el rechazo a la carrera armamentística y la presentación de armas de nueva generación. El desafío multipolar está al límite: ¿Cómo ejercer la defensa sin derivar en conflagraciones integrales?
Por Gabriel Fernández *
Hay discursos que marcan una señal. Denotan situaciones, identifican procesos. También pueden, sin que lo desee el emisor, revelar contradicciones. Todos estos elementos -y otros- se encuentran en el interior del planteo formulado una semana atrás por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ante la Duma Estatal y el Consejo de la Federación, las dos cámaras que componen la Asamblea Federal (Parlamento), para informar sobre la situación del país y los principales rumbos a seguir en política interior y exterior.
En su alocución, el mandatario abordó una serie de asuntos con rasgos estratégicos, como el desarrollo de la Operación Militar Especial en Ucrania, la agitación de Occidente sobre la supuesta amenaza rusa para Europa -incluso mediante el despliegue de armas nucleares en el espacio-, así como sobre el creciente papel de los BRICS y la estabilidad económica de su país. En un aspecto esencial, no pudo evitar un cruce consigo mismo a la hora de describir y analizar las características de una nueva carrera armamentística.
En el arranque, el mandatario recordó que se están cumpliendo diez años de la “legendaria primavera rusa“; la referencia se dirigió al levantamiento de la población rusoparlante del este y el sur de Ucrania tras el golpe de Estado en Kiev de 2014. Expresó su “orgullo” por “la valentía de los héroes de Sebastopol [Crimea] y Donbas”. Vale recordar que por entonces el presidente Víctor Yanukóvich, que había llegado al gobierno con el 52 por ciento de los votos, fue desplazado por una acción pro occidental que argumentaba defender la democracia.
La Operación Militar Especial, lanzada en febrero de 2022 para defender a los residentes del Donbas contra el acoso de Kiev, “ha sido apoyada por la mayoría de los rusos“, dijo, al tiempo que apuntó que “los militares en el frente lo saben”. “No fue Rusia quien empezó esta guerra”, subrayó el presidente, que evocó el compromiso de la nación de hacer “todo lo posible para erradicar el nazismo y proteger la soberanía” de los ciudadanos rusos. En el trasfondo del fundamento hay una clave que veremos más adelante.
ECONOMÍA Y ALIANZAS. Según Putin, la Federación de Rusia aboga por aunar los esfuerzos de la comunidad internacional para responder a los retos globales que suponen transformaciones de la economía mundial, así como del comercio, las finanzas y mercados tecnológicos, mientras “los antiguos monopolios y estereotipos relacionados con ellos se están derrumbando”. En ese sentido, realzó el creciente papel del BRICS en la economía global. “Así, en 2028 los países del BRICS, contando los países que se convirtieron hace poco en miembros de esta alianza, generarán alrededor del 37 % del PIB mundial, al tiempo que la cifra del G7 descenderá por debajo del 28 %“, afirmó.
Hace 15 o 20 años, la situación era totalmente diferente, destacó el mandatario, agregando que las tendencias globales ya han cambiado. “No hay manera de evitarlo, son de carácter objetivo”, expresó. En esa precisión late el concepto ofrecido en reiteradas ocasiones por la República Popular China al referirse al lugar que cada protagonista ocupa en el globo. “Continuaremos creando, junto con los Estados amistosos, corredores logísticos eficaces y seguros y construyendo sobre bases tecnológicas avanzadas una nueva arquitectura financiera mundial, libre de injerencia política”, prometió, para luego añadir que “Occidente desacredita por su propia cuenta sus divisas y su sistema bancario, serrando la rama en la que llevan décadas sentados”.
Así puntuó una diferencia sustancial entre la modalidad acumulativa del bloque anglosajón que comanda la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y el espacio euroasiático: Rusia, en cambio, coopera con sus socios “sobre los principios de igualdad y respeto de los intereses de cada uno”, enfoque que atrae a cada vez más miembros nuevos a las alianzas internacionales de las que Moscú forma parte, sostuvo. Esto se corrobora con sencillez, se permite añadir este periodista: los BRICS están sumando en este tramo veintidós nuevos miembros, al tiempo que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se coaliga con esa referencia.
Como el desarrollo no pudo ser obturado por las sanciones, se espera que Rusia se asiente en el cuarteto de las economías más grandes del mundo: ya el año pasado, su economía nacional creció a un ritmo más enérgico que la mundial e incluso superó a la de los países del G7, destacó el jefe de Estado. “Hoy en día, Rusia es la mayor economía de Europa en términos de Producto Bruto Interno (PBI) según paridad de poder adquisitivo y la quinta del mundo. El ritmo y, lo más importante, la calidad del crecimiento, nos permiten esperar e incluso afirmar que en un futuro próximo podremos dar otro paso adelante y convertirnos en una de las cuatro mayores potencias económicas del mundo”, explicó.
Sin mencionarla de modo explícito, dejó entrever que esa posición de locomotora estaba en poder de Alemania hasta ayer nomás y fue desarticulada por las mismas acciones atlantistas. Tanto Rusia como sus aliados se jactan de estar imprimiendo al despliegue económico un tono social profundo. Por eso Putin dedicó una gran parte de su discurso a la política económica interna del país, planteando una serie de metas en una amplia gama de direcciones. Anunció medidas para compensar la carencia de profesionales y la falta de tecnologías avanzadas propias -lo que amenaza con una posible ralentización-, mediante el reforzamiento de la conexión en todos los niveles educativos, desde la escuela hasta la universidad, para que se adecúen a una lógica y un resultado común.
En línea, señaló necesario consolidar una experiencia más dinámica en el ámbito de la política de juventud, abogando por un proyecto para el futuro de Rusia que apoye a los jóvenes del país. Entre otros aspectos, se buscará disponer de un trabajo continuo, dirigido a mejorar la calidad de vida de las familias con hijos y apoyar la natalidad. Desde allí, hacia la tercera edad: dijo que la esperanza media de vida en Rusia debe crecer de los actuales 73 hasta al menos 78 años en 2030 y más de 80 años en el futuro.
EL TALÓN DE AQUILES. En este contexto, Putin indicó que las capacidades de combate de las Fuerzas Armadas de Rusia han aumentado muchas veces durante la Operación con objetivo desnazificador. Y así se zambulló en un debate denso, con múltiples aristas y complejidades: el jefe de Estado precisó que su país aprendió de los caminos recorridos durante la Guerra Fría (1947 – 1991 aproximadamente) y no se sumará a una carrera armamentística que ahogue la economía nacional. Sin embargo, enseguida se lanzó a una enumeración descriptiva del creciente potencial ruso.
“Las fuerzas nucleares estratégicas se encuentran en estado de plena disposición para su uso garantizado. Lo que planeamos en materia de armamento, del que hablé en mi discurso de 2018, se ha completado todo o se está ultimando”, anunció. Según Putin, el sistema hipersónico Kinzhal no solo se ha puesto en servicio, sino que también se utiliza, en gran medida, contra objetivos especialmente importantes en el frente. Además, el presidente informó que el complejo de misiles hipersónicos Tsirkón, basado en el mar, también se encuentra en servicio y ya ha participado en la operación especial militar.
Putin señaló que los bloques intercontinentales hipersónicos Avangard y los sistemas láser Peresvet ya están en servicio de combate. Asimismo, subrayó que se ultiman las pruebas del misil de crucero de alcance ilimitado Burevestnik y del vehículo submarino no tripulado Poseidón. “Estos sistemas han confirmado sus características elevadas, que podríamos decir que son únicas”, destacó. Luego puso de relieve que los primeros misiles balísticos pesados Sarmat, fabricados en serie, han sido entregados a las tropas rusas y anunció que en un futuro próximo los mostrarán en las zonas de base en servicio de combate. También anunció que Rusia sigue trabajando “en toda una serie de prometedores sistemas de armamento”. Prometedores.
“Las capacidades de combate de las Fuerzas Armadas se han multiplicado significativamente. Nuestras unidades están firmemente en posesión de la iniciativa. Avanzan con confianza en varias zonas de operaciones, liberando cada vez más territorio“, dijo Putin. El presidente destacó, también, que las Fuerzas Armadas rusas han adquirido una enorme experiencia de combate en todos los niveles, y elogió a la gran cantidad de “comandantes de talento” que cuidan de las vidas de sus soldados, cumplen con competencia sus tareas utilizando los nuevos tipos de armas y resuelven con éxito las misiones que se les asignan. “Ahora las consecuencias para los intervencionistas serán mucho más trágicas”, advirtió.
Como se observa, lector, mientras Rusia anuncia su deseo de no intervenir en la carrera armamentística, se despacha con una secuencia de creaciones bélicas extraordinariamente potentes con tecnologías de última generación. Es que uno puede intentar negarse a esa vorágine, pero si los demás siguen desarrollando ciencia y técnica con dimensión guerrera, el vigor propio se debilita. Como a Occidente no le importan las consecuencias de las contiendas -a Rusia, China e Irán, sí- es casi imposible enfrentarlo, aún defensivamente, sin persistir en la fabricación de elementos respetables para la acción violenta.
GUERRA Y FILOSOFÍA. Aunque resulte una virtud para la mirada económica y política planetaria, la distancia en los modos de generación de beneficios puede resultar un talón de Aquiles para la Multipolaridad. Mientras que el Norte desterritorializado exige finanzas y armas, desdeñando la elaboración de bienes de producción y consumo propia del capitalismo, las naciones asentadas en sus territorios, con estados sólidos e inversión productiva, precisan desarrollo, ampliación de mercados locales e internacionales. Paz. A contrario sensu, no pueden esquivar la construcción de esquemas armamentísticos muy intensos para contener el dedicado y tenaz fogoneo occidental en su contra.
Hay ejemplos muy nítidos. El ataque de Azerbaiyán sobre Nagorno Karabaj, así como la incalificable acción destructiva de Israel sobre Palestina, han sido enfrentados con movimientos protectores quirúrgicos por la potencia persa y las organizaciones político militares de Asia Occidental. La percepción externa es que Irán muerde sus nudillos y evita la ampliación de litigios que podrían incendiar la región. En relación, las provocaciones estadounidenses sobre Taiwán y el mar de China Meridional han generado movidas disuasorias y gestiones diplomáticas chinas; el Dragón no pisó el palito de enzarzarse en combates de difícil resolución.
¿Entonces? La inquietud que surge de esas y otras situaciones es hasta qué punto (línea roja) semejantes naciones podrán neutralizar los arrestos occidentales sin caer en enfrentamientos plenos. Por lo pronto, y sin objetar la intención inserta al interior del discurso de Putin, es preciso admitir que los grandes actores del presente ya están dentro de la carrera armamentística. Está bien que digan que no la quieren, que la objetan, que la desdeñan en nombre de una resolución dialogada de los desencuentros; pero la verdad es que se atienen al viejo apotegma que sostiene el hombre precavido duerme con un arma bajo la almohada.
Véase el contraste: En su discurso, el mandatario subrayó que Moscú es consciente de que Occidente intenta arrastrar a Rusia a una carrera armamentística, desgastar al país y “repetir el truco que hizo con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Es que “en lugar de Rusia, necesitan un territorio dependiente y moribundo, que se desvanezca, donde puedan hacer aquello que deseen”, señaló. “En esencia, les gustaría hacerle a Rusia lo mismo que hicieron en muchas regiones del mundo, incluida Ucrania: traer discordia a nuestro hogar y debilitarnos desde dentro. Calcularon mal“, sostuvo.
ESPACIO NUCLEAR. Desde allí zarpó hacia las desmentidas de las campañas propagandísticas. Occidente declara que Moscú planea atacar a Europa al tiempo que va eligiendo objetivos para los ataques contra Rusia y ya está hablando de enviar contingentes de la OTAN a Ucrania, declaró el líder ruso evocando las insinuaciones hechas por el presidente francés, Emmanuel Macron. “Nos acordamos del destino de los que enviaron sus contingentes a nuestro país en el pasado, ahora las consecuencias para los intervencionistas serán mucho más trágicas. Al final tendrán que darse cuenta de que nosotros también tenemos armas que pueden alcanzar objetivos en su territorio”, dijo el mandatario. Recurrencia.
El jefe de Estado calificó de “absurdas” las especulaciones sobre presuntos planes de un ataque ruso a Europa, mientras que señalo que las amenazas creadas por Occidente corren el riesgo de llevar al uso de armas nucleares. “Y todo lo que se están inventando ahora, con lo que están asustando al mundo entero, todo esto amenaza realmente con un conflicto con el uso de armas nucleares, y por tanto con la destrucción de la civilización. ¿No lo entienden? Son personas que no han pasado por duras pruebas, que ya han olvidado lo que es la guerra. Nosotros, incluso nuestra generación actual, pasamos por duras pruebas durante la lucha contra el terrorismo internacional en el Cáucaso, y ahora —con el conflicto ucraniano— está ocurriendo lo mismo. Y creen que todo esto no es más que una especie de dibujo animado”, dijo Putin.
También indicó que las informaciones acerca de que Moscú planea desplegar armas nucleares en el espacio son “infundadas”. “Tales insinuaciones, que no son más que insinuaciones, son una trampa para empujarnos a las negociaciones en sus propios términos, que únicamente favorecen a EE.UU.”, señaló. Y contraatacó al indicar que Washington “está bloqueando” la propuesta presentada en 2008 por Moscú de no desplegar armas nucleares en el espacio. En este sentido, dijo que las declaraciones del gobierno norteamericano sobre su interés en dialogar con Rusia cuestiones de estabilidad estratégica son “demagogia” de cara a las elecciones presidenciales que se celebrarán en noviembre de este año. “Quieren demostrar que siguen dominando el mundo“, manifestó.
Sin embargo, señaló que Moscú está dispuesta a entablar un diálogo sobre estabilidad y seguridad, pero teniendo siempre en cuenta sus intereses. “Si quieren debatir cuestiones de seguridad y estabilidad […] importantes para todo el planeta, hay que hacerlo a la vez, […] incluyendo todos aquellos aspectos que afecten a nuestros intereses nacionales y tengan un impacto directo en la seguridad de nuestro país”, dijo Putin.
El conjunto de la pieza da cuenta de un equilibrio muy fino en el marco de un panorama en exceso complicado. Mientras el mandatario hablaba, se profundizaba la guerra en Ucrania, se reiteraban los crímenes en Gaza, se insultaban los cancilleres en Río, se agudizaba el malestar social en Francia y Alemania, India celebraba el envío de su Chandrayaan-3 a la luna, Brasil alzaba su inversión petrolera, México afrontaba un debate nacional para la reforma constitucional, el soldado Aaron Bushnell se 25 años se quemaba en repudio al accionar norteamericano e israelí en Palestina, el Papa realzaba la trascendencia del Estado y la Argentina resolvía abandonar la investigación científico técnica y dedicarse a comerciar productos primarios.
Unos mates y a repasar varios puntos.
Usted comprende, lector. Es difícil evitar la pelea cuando un adversario está emperrado en concretarla.