Con un mercado interno estancado y las PYMES al borde del colapso, la incertidumbre se cierne sobre la clase media, mientras nuevos liderazgos se perfilan como esperanza en tiempos turbulentos. La mirada de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)
Por Raul Hutin/ Empresario industrial y Dirigente PyME/ Secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)
Un brusco cambio de escenario político se produjo en el país en los últimos meses, aquel viejo ejercicio de tres tercios quedo definitivamente sepultado y hoy la realidad de dos modelos claramente contrapuestos nos cachetea la cara. Las PYMES lo definimos en pocas palabras; un modelo apunta a una distribución del ingreso equitativa de arriba hacia abajo, mientras que el otro modelo apunta a una concentración de la riqueza con una distribución de abajo hacia arriba.
Esta violenta división y por ahora en un equilibrio inestable, ha provocado un violento shock que con la llegada al Gobierno de Javier Milei se aceleró dramáticamente. Pero en nada ayuda tampoco la oposición, tanto la dialoguista como la no dialoguista; sin aportes concretos para salir del caos en el que el país y su gente está sumergida, bancan subas de precios descomunales de servicios en general, de alimentos a precios internacionales, de medicamentos, prepagas, colegios, artículos de primera necesidad y la lista sigue.
En esta caída libre sin final a la vista, salvo la expresión poco feliz del ministro Luis Caputo que dijo: «…que la crisis se extenderá y solo se verán los resultados a fin de año», como una expresión de deseo que ya conocimos tantas… los brotes verdes, la luz al final del túnel, etc., etc., lo cierto es que ya el 58 % de los ciudadanos no confía que este sea el modelo adecuado para superar la crisis, también es menester tener en cuenta que aún hay un 45 % que sigue teniendo fe como en la iglesia.
Milei sigue testarudamente con su política de pelearse con todos y al mismo tiempo: gobernadores, sindicatos, trabajadores, jubilados, diputados, senadores, artistas y siguen los contrincantes, sin cerrar ningún frente, por el contrario, su trato con el PRO en lo aparente quedo frezado. Se sigue deteriorando el salario real a un ritmo enloquecedor y sin embargo la inflación se mantiene en valores obscenos.
Esto trae aparejado que el mercado interno este prácticamente parado. Las PYMES industriales denunciamos una caída de las ventas entre el 30 y el 50 % depende del sector, pero las 14 cadenas de valor que mide el INDEC son fuertemente negativas. Es aún más dramática la situación de las PYMES comerciales ya que además de caídas de hasta el 60 %, denuncian cierres definitivos por cientos y cientos a lo largo y ancho del país. La devaluación del 118 % y siguió, la inflación galopante, la quita de subsidios a la energía y a los combustibles, la caída del poder adquisitivo, el aumento de los alquileres, la falta de líneas de crédito subsidiadas para la recomposición del capital de trabajo, determinan este catastrófico panorama que por cierto recién arranca.
Las PYMES ocupamos al 75 % de la mano de obra privada del país y ya han comenzado cantidad de suspensiones, despidos, achicamiento de empresas que determinaran una desocupación extrema en los meses del porvenir y están arrojando, hoy por hoy, a la hoguera de la pobreza a un millón de argentinos cada mes. Sin un proyecto, sin un panorama de salida, navegamos sin brújula en medio de la niebla. Solo la brutal suba de la energía eléctrica sin una razón explicable representara en el precio al consumo de los productos elaborados por las PYMES un aumento del 20 % como mínimo.
Como parte indivisible de la clase media vemos con extremada preocupación la caída de nuestros mayores símbolos de status: se acabó el OSDE 410 y ahora vamos al 210, el colegio Cardenal tanto o el country y empezamos a vender nuestros ahorros para mantenernos a flote. El presidente se pone contento con esta realidad y la festeja como una fiesta, mientras que nosotros decimos «Hasta cuándo», nos vamos a quedar sin ahorro, sin fabrica y sin negocio.
La crisis social está a la vuelta de la esquina. Paros todos los días de distintos sectores y parecería que no le preocupa al Gobierno y por el contrario beneficia a sus planes ya que la recesión avanza más rápido. Frente a este brutal panorama la aparición de nuevos liderazgos que encarrilen la preocupación, la bronca, el desánimo de la gente es fundamental. Actuemos aceleradamente en consecuencia.