( Raúl Hutin/ Especial para Motor Económico ) Quiero expresarles mi profundo sentir, en este momento donde nuestro querido país se está jugando su futuro, discutiendo una deuda que no lo ayudo a crecer como para luego poder pagarla, con un pueblo inmerso en una pobreza injusta, enfrentando una pandemia pavorosa y en un marco mundial tremendamente turbulento.
Por supuesto, hoy solo contamos con nuestro esfuerzo, la sabana es corta, o nos tapa los pies o la cabeza. Por eso, insisto, en esta hora crucial, no podemos tirar cada uno para nuestro lado, corriendo el riesgo que se nos caiga el techo (de todos) encima de nosotros y nos aplaste a todos por igual: a los últimos, como dice el Sr. Presidente, a los del medio, o a los poderosos. No es momento de individualismos donde vale el “sálvese quien pueda”, es momento de reflexionar sobre lo que esta verdaderamente en juego.
Es de necesidad superlativa el generar consenso nacional, definiendo en primer lugar los objetivos a alcanzar, claros y concretos en tiempo y espacio. Determinar las prioridades y sobre este escenario ponerle los recursos necesarios, que sabemos que serán limitados, pero determinaran el ritmo de avance y el real cumplimiento de las metas fijadas.
El determinar las metas por consenso es fundamental, ya que esta tarea marca con claridad cuál es el modelo de país ansiado. Propongo las siguientes: 1) Trabajar para eliminar la indigencia y la marginalidad social a través del impulso de la producción y el trabajo. 2) Recrear con vigor el mercado interno dando puestos de trabajo a los que los perdieron y a los jóvenes que año a año deben incorporarse a la fuerza de trabajo. 3) Priorizar el ingreso de divisas en función de fortalecer nuestro comercio exterior: Tanto por el aumento de las exportaciones, como por la sustitución de las importaciones. Camino necesario para poder hacer frente definitivamente a una deuda espuria pero soberana y a la vez engrosar las reservas de nuestro Banco central para que pueda hacerle frente a los desestabilizadores de siempre.
La unidad de los sectores de la producción, en su mayoría clase media, con los sectores del trabajo, representa una alianza estratégica de un valor incalculable para esta etapa. Es necesaria reforzarla y hacerla crecer sin mirarnos el ombligo. Los trabajadores llevan perdido en las dos pandemias casi un 30% de su salario real, esto significa una caída del mercado interno que es el motor del círculo virtuoso del crecimiento ya que representa más del 70% del PIB, pero además es el dinamizador del empleo.
A partir de esta alianza estratégica férrea y de establecer las prioridades y de cada una de ellas las metas correspondientes, vamos a contar con el musculo necesario para discutir políticamente si es preciso, poner toda nuestra energía en impulsar la exportación, en sustituir importaciones, en impulsar la demanda interna a través de un shock salarial. Debemos plantearnos como actuar frente a los devaluacionistas, a los formadores de precios en función de su posición de líder de los distintos sectores. De los productores de “insumos difundidos”. Actuar enérgicamente en defensa del salario real, tanto de los activos como de la clase pasiva, de los desocupados, de los que hacen changas o trabajan en negro. Todos son nuestros hermanos y todos componemos la Patria.
La permisividad de aumentos de precio en función de la inflación en otras latitudes debería ser parte de nuestra discusión. Ya que aquí, en nuestra tierra, trabajamos y ganamos en pesos, producimos en pesos y más allá de los precios que se pueda exportar tal o cual producto, lo primero que debemos defender es la mesa de los argentinos y su posibilidad de comer dignamente.
Sabemos que venimos atrasados en la modificación de leyes fundamentales que requieren el cambio estructural necesario para esta etapa. Por ejemplo: la ley de actividades financieras, es de la época del tristemente recordado Ministro de la dictadura asesina Martínez de Hoz. En momentos que el FMI comienza su repetido y conocido apriete, entre ellos pretendiendo que lo prestable sea a tasas reales, o sea por encima de la inflación, esto significaría que nuestro aparato productivo tenga que pagar como en otras épocas, tasas del orden del 60 al 70%. Imposible de competir ya que, en verdad, lo que acelera la inflación son los alimentos, los medicamentos y los insumos difundidos y nada tenemos que ver los empresarios PYMES con esos sectores concentrados. De ser así, será una transferencia directa de recursos desde el sector productivo al financiero. Historia demasiado conocida.
Por ultimo quiero referirme al brillante acto del día de la democracia y los derechos humanos, acto que se llevó a cabo en la Plaza de Mayo el 10 de diciembre. Compartieron el escenario: Pepe Mujica, Lula, CFK y Alberto Fernandez. Emocionante por la generosidad, la presencia y la humildad de nuestros visitantes. Claro y concreto, poniendo sobre el tapete la agenda necesaria lo de Cristina. Específicamente refiriéndose a salidas decorosas de la deuda heredada a la que me abstengo a esta altura de calificar. Pero quedo clara la complicidad del FMI con el gobierno de Macri que conto con un préstamo fastuoso e igual choco la calesita.
Importantes declaraciones que guardaremos en nuestra memoria, “LOS AJUSTES PASARON A LA HISTORIA”, o no se firmara nada de apuro, los tiempos estarán dados por las condiciones necesarias para mantener nuestro ritmo de crecimiento. Es bueno recordarlo y entre todos, como dijo Alberto, sostenerle la mano si el FMI o cualquier otro sector intenten hacer mella de nuestro gobierno nacional y popular. Defendiendo con furor la soberanía política, la independencia económica y la justicia social. Que todo esto se pueda cumplir entonces tendremos un FELIZ 2.021 PARA TODOS Y TODAS.
Raul Hutin
Secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)
CEO/ Scalter S.R.L.