Edición n° 2926 . 25/11/2024

Encuesta pyme sobre cambios en la situación socioeconómica por la inflación/Hogares más pobres y recortes al consumo interno

El 44% de los hogares tuvo que achicar el consumo de alimentos para llegar a fin de mes. El 17% ni así llega. Resultados de una encuesta de CEEN hecha en diciembre, antes del último shock inflacionario.

Por Raúl Dellatorre/ Página 12/ Motor Económico/ Un informe sobre la coyuntura socioeconómica de la población, encargada por empresarios pymes para tener una perspectiva del consumo interno en los próximos meses, arrojó resultados alarmantes. Sobre todo, teniendo en cuenta que las consultas se hicieron a mediados de diciembre (del día 13 al 26). Ya por entonces, se percibía que un 60 por ciento de los hogares había tenido que recortar gastos de consumo para llegar a fin de mes o, directamente, no llegaba, y que casi la mitad de los hogares habían tenido que endeudarse en ese mes.

Entre los encuestados, el 55 por ciento reconocía que había tenido que reducir el consumo o «bajar la calidad» en el rubro carnes y un 46 por ciento en lácteos. El 53 por ciento, en tanto, reconocía privaciones en los gastos destinados a vestimenta o calzado. A su vez, más de un 79 por ciento reconocía que  las primeras medidas económicas conocidas del nuevo gobierno tendrían impacto negativo en su economía familiar. 

El estudio fue encargado por la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN) y realizado en conjunto por las consultoras Proyección y Sarandí. Su objetivo: hacer un seguimiento mensual sobre «las prácticas y expectativas del consumo» y, por otra parte, un repaso de «las variables de la economía que afectan a las industrias, cooperativas y economías regionales, y al desarrollo del mercado interno». Por el momento en el que se realizó, segunda mitad de diciembre, es un elemento valioso para medir el humor social de un sector que recién empezaba a ser impactado por el violento ajuste neolibertario. 

La muestra, distribuida en diferentes puntos del país, arrojó que el 55 por ciento consideraba, en ese momento, que la situación económica de su hogar era positiva (1,2% muy buena, 17,8 buena y 36 entre buena y regular), mientras que el 44,1 opinaba que era «negativa» (7% muy mala, 11,1 mala y 26 entre mala y regular). 

Pero al interrogar cómo veían la economía familiar en los siguientes seis meses, las respuestas negativas fueron del 62,2 por ciento (11 % tan mal como ahora, 24 peor y 27,2 mucho peor), mientras que las positivas apenas alcanzaban al 17,4% (6,9 tan bien como ahora, 8 mejor y 2,5 mucho mejor). No resulta extraño, cuando el propio discurso presidencial auguraba meses de «sacrificio». 

A la pregunta sobre a quiénes consideraban «responsables de la situación económica actual», las respuestas cargan las espaldas de las últimas tres presidencias: Alberto Fernández (49%), Cristina Kirchner (48,1) y Mauricio Macri (43), muy cerca Sergio Massa (39) y apenas el 20,5% responsabilizaba a Milei.

En cambio, al preguntar si el Estado debía tener un rol importante en la organización social y económica, el resultado dejó de beneficiar al flamante presidente neolibertario: 74,8 por ciento a favor (35,5 muy de acuerdo, 25,2 de acuerdo, 14 parcialmente de acuerdo), y 17,1 en contra (6,9 muy en desacuerdo, 4,8 en desacuerdo y 5,4 parcialmente). 

Salud y educación (más del 70%), Seguridad y defensa, Producción y Empleo (más del 60%), Servicios públicos, Obras Públicas y Control del comercio y los precios (el 50%) son los rubros que encabezan los «temas en los que el Estado debería tener presencia».

Volviendo a la situación socioeconómica de los hogares, al ser consultados sobre cuál frase representaba mejor su nivel de ingresos, sólo 7,2% dijo tener alguna capacidad de ahorro; 30,8% que le alcanza para sus necesidades; 44,1% que tuvo que achicar sus gastos y 17,9% que no llega a fin de mes. 

Ya a esa altura de diciembre, con hogares que en más de un 55 por ciento se consideraba en buena situación o «más o menos buena», un porcentaje similar de hogares (55 por ciento) debía recurrir a «recortes en la cantidad o reducción de la calidad» en el consumo de carnes, 53 por ciento en vestimenta y zapatos, 46,5 por ciento en lácteos y 43,5 por ciento en productos de limpieza. Segundas marcas o poner límites al consumo fueron las dos formas de enfrentar el encarecimiento feroz que se dio a partir de mediados de noviembre en muchos, o casi todos, estos rubros. 

No fueron los únicos rubros en los que el ajuste impactó masivamente ya antes de finalizar diciembre. En aceites, higiene personal, agua, bebidas gaseosas, yerba o fideos, la encuesta también registra que más del 30 por ciento de los hogares practicaron alguna forma de recorte. 

Por detrás, aunque de por sí representa un dato altamente sensible, las respuestas reflejan que en el 10 por ciento de los hogares hubo recortes en los gastos en medicamentos. 

En cuanto al modo de afrontar la insuficiencia de ingresos, el informe denominado Monitor Productivo refleja que casi la mitad de los hogares (46,7 por ciento) «tuvo que endeudarse en el mes». El 27,4% recurrió a familiares y amigos, 8,9% sólo pagó el mínimo de la tarjeta de crédito, 5,9% se endeudó con bancos y 4,5% con financieras. 

Cualquiera de estos indicadores por separado (restricciones al consumo, endeudamiento de las familias, expectativas negativas) ya eran señales socioeconómicas de hogares en situación límite. Pero el recalentamiento posterior del proceso inflacionario anticipa problemas socioeconómicos serios para millones de hogares y un mercado fuertemente reducido para pymes cuya actividad está orientada al consumo interno. Que son la amplia mayoría de un universo que abarca más de 500 mil empresas.