Tras la represión y el desalojamiento a los trabajadores textiles de la cooperativa Nueva Generación, el Consejo expresó su rechazo a los actos por parte de las fuerzas de seguridad: “Nosotros seguimos acá y vamos a tener que juntarnos y exigir que salga la ley de expropiación, hay 102 fábricas recuperadas en la misma situación”, manifestó Alicia Gutierrez, presidenta de la entidad.
(Ansol).- Los miembros del consejo del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social expresaron preocupación y rechazo a los acontecimientos ocurridos en la cooperativa este último martes.
A su vez, la declaración manifiesta la existencia de otras situaciones similares dentro de la Provincia de Buenos Aires que fueron objeto de leyes de expropiación: “Esto revela la precariedad del trabajo autogestionado, herramienta utilizada por cientos de miles de trabajadores y trabajadoras en todo el país para combatir el desempleo y reconstruir el entramado productivo destruido por las políticas neoliberales y los fraudes empresarios”.
La cooperativa textil, que nació en 2005 cuando un grupo de personas desocupadas decidió impulsar una fábrica en un espacio que antes era un basural, funciona un jardín maternal y una escuelita de apoyo escolar: “Estamos cansados, golpeados, sin trabajo en fábrica. Nos rompieron las máquinas, nos rompieron cosas de los chicos, nos robaron la comida, es lamentable y nos duele. Este problema no es judicial, es político”, remarcó Gutierrez en diálogo con ANSOL.
En esta línea, apuntó y responsabilizó al gobierno provincial por el desalojo: “Kicillof lo va a tener que entender o que se vaya. Vamos a pedir su cabeza y la de Berni y del que se nos cruce que no cumpla con las necesidades de nuestro Pueblo.”
La declaración de INAES culminó con un llamado al diálogo y la negociación política para evitar el desalojo, la represión y la violencia: “Lo sucedido tiene que ser solucionado, para que Nueva Generación continúe trabajando, y servir de ejemplo de lo que no se debe
hacer, para que no se repita. A veinte años del 2001, queda una vez más
claro que no es la represión la salida a los conflictos sociales”.