( Por Raúl Hutín * ) Cuando se hace referencia a los motivos y significación de la inflación se suele hacer mención, lógicamente, al reflejo final en los consumidores. Sólo en forma marginal se pone atención sobre la significación en las cadenas de valor industrial de los precios y condiciones de comercialización de los denominados “insumos difundidos” cuya incidencia en los costos en las pymes industriales nacionales es central para sus procesos productivos ( Ej: aluminio, papel, acero, cemento, productos agropecuarios , derivados del petróleo, plásticos, entre otros).
Habitualmente se hace mención a la falta de competitividad de las pymes industriales argentinas, pero se suele confundir que siendo que éstas vienen realizando enormes esfuerzos para mantener su continuidad en el mercado , los precios y las condiciones de compra de los insumos difundidos y su incidencia en sus costos ahogan su sostenimiento y perspectivas tanto ante su principal mercado , el interno, que ha sufrido una fuerte caída de la demanda ante la crisis solo parcialmente recuperada, como para aquéllas que encaran el mercado externo (exportaciones).
Por cierto, en muchos insumos, por no existir fabricación nacional , inciden en forma directa o indirecta importaciones- y, por lo tanto, las variaciones de precios y abastecimiento internacionales y el tipo de cambio- pero resulta notorio también que habiendo producción nacional, y por lo tanto siendo una parte sustantiva de sus costos locales – en pesos- , los proveedores de insumos difundidos, los cuales tienen posición dominante y/o alternativas centrales de ubicar sus productos en el exterior, “dolarizan” todos sus precios y hasta imponen mayores niveles y exigencias para los compradores locales. Quizás el ejemplo más evidente de esta deformación se percibe en la opinión pública en los precios de los alimentos (con la pregunta habitual: ¿por qué tenemos que pagar más caro en Argentina el pan si aumentan los precios internacionales del trigo, si éste se produce aquí?), pero también se observa en relación a los otros insumos difundidos mencionados.
En las discusiones permanentes entre los colegas PYMES sobre este tema, diversos industriales participantes dieron ejemplos concretos de la seria deformación planteada con referencias a precios de proveedores locales con posición dominante con precios y exigencias comerciales (mayores precios locales que los internacionales, pago anticipado y ajustes de precio al momento de entrega, agregados de requerimientos extras por referencias de calidad u otras no clarificadas, aumentos de costos de logística por cambios en puntos de entrega, etc. ).
Se consideró que si bien en Argentina existe legislación anti-monopólica y de defensa de la competencia, a diferencia de otros países, ésta no es contundente ni efectiva en la realidad. Son motivos centrales de ello: la capacidad de incidencia (lobby). de los proveedores de los mayores insumos difundidos, la complejidad y lentitud de los procesos de investigación de defensa de la competencia, la falta de estudios/información sistemáticos sobre precios y abastecimiento, el temor de represalias por parte de pymes industriales de realizar denuncias por el hecho de tratarse de insumos críticos para su producción sin proveedores alternativos o imposibilidad de importación, falta de mayor peso y organización de las pymes a través de cámaras representativas independientes de las grandes empresas, poca significación de eventuales sanciones económicas ante prácticas monopólicas ).
A partir a los enriquecedores aportes y el diálogo sostenidos, se plantearon propuestas concretas en relación en particular a políticas públicas.
1. Apertura por parte del Estado de instancias institucionales regulares de diálogo y canalización de inquietudes de las pymes industriales con los principales proveedores.
2. Revisión de la legislación existente de forma de poder evaluarse su actualidad y efectividad contra prácticas monopólicas como en relación a las deformaciones que conllevan posiciones dominantes ( se dieron ejemplos de legislación de varios país que se estimaron más ajustadas y actuales a la necesidad de evitar crecientes asimetrías entre grandes y pequeñas empresas).
3. Facilitar y agilizar denuncias e investigaciones, tal vez con la introducción de un gestor oficioso público (Ombudsman) que ayude a las pymes industriales a contar con un asesoramiento inicial calificado y de experiencia para canalizar inquietudes.
4. Deben realizarse estudios sistemáticos que cuenten y hagan públicos datos concretos de la situación y evolución de precios y el abastecimiento local de insumos difundidos tanto de fabricación local como importados.
OTROS ELEMENTOS QUE IMPULSAN LA INFLACION.
a) Los precios internacionales y su influencia sin justificación alguna sobre los precios locales. El ejemplo más evidente es de los alimentos. Aumentan el pan, la leche, la carne, las frutas, etc., ya que, si bien son productos de producción nacional y ésta no ha tenido ninguna crisis natural (Ej.: sequía, inundaciones, peste). Por el contrario, en muchos casos la producción de alimentos de Argentina viene alcanzando récords históricos. La pregunta que surge naturalmente. ¿Por qué aumentan los precios en Argentina si se produce en pesos aquí? La respuesta es que porque, siendo productos de exportación, es el mercado externo el que impone los precios al mercado interno, sin existir un paralelo de mayores costos locales. La paradoja; mientras los precios internacionales son más altos, más aumenta la indigencia y la pobreza en el país, pese a que se afirma que Argentina tiene la capacidad de alimentar a 400.000.000 de personas.
b) Las expectativas y rumores de devaluación que generan corridas, incertidumbre, aumento de tasas de interés, desconfianza en el peso, maniobras cambiarias y, en aquellos sectores donde pocas empresas gozan de posición dominante, aumentos de precios anticipados “por si caso”.
c) Debe ponerse en tela de juicio la teoría habitual reiterada en Argentina que la inflación existe “porque somos argentinos”, como si fuera que a los argentinos nos estaría encantando tener inflación de 3 o 4 puntos mensuales. No es verdad. Menos aún se justifica ante el cuadro que vivimos la teoría que la inflación sería debido a la “puja distributiva” por aumentos excesivos de salarios que no se condicen con aumentos de oferta La economía argentina no encuentra “recalentada” por estar viviendo la mayor parte de la población una “fiesta” o auge desmesurado del consumismo. No es así. Por el contrario la mayor parte de la industria se encuentra trabajando aún a niveles de ociosidad productiva de más del 35% (es decir 65% de la capacidad instalada).
d) La deuda externa, (en moneda extranjera) que es una “espada de Damocles “sobre la economía y las finanzas del país. Aun siendo que Argentina es un país que por sus propia dotación de recursos es capaz de generar una balanza de pagos corriente superavitaria (cosa que no pueden otros países latinoamericanos puestos como “modelo” de la región como Chile, Colombia y Perú. El hecho que se ponga en primer lugar el uso de divisas para el pago de deuda y los juegos de especulación financiera vinculados a ella, lleva al vaciamiento recurrente de reservas y la repetición crónica de auges de timba financiera, para luego entrar en crisis desestabilizadoras tanto de la moneda como de la economía y el trabajo en general.
Raul Hutin Secretario de la Central de Entidades Empresarias Nacionales (CEEN)