Una respuesta desde el campo nacional y popular a la concepción libertaria del ambiente y la contaminación.
Por Bruno Pedro De Alto/ Director General Ambiental – Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo. ACUMAR.
Durante una exposición pública, el candidato a presidente Javier Milei afirmó desplegando su concepción ideológica, que el problema de la contaminación de un río se puede resolver si el mismo es privatizado. Trato de resumir su razonamiento. Lo que afirmó es que “el precio del agua es cero” y ello se origina en que es un bien abundante: “sobra”, dijo. Por lo tanto, la inexistencia del derecho de propiedad de un río, deriva en la conclusión que no existe dañocuando una empresa lo contamina. “¿Dónde está el daño?” dice, porque piensa que solo hay daño donde hay derecho de propiedad.
Estas afirmaciones ocurrieron durante el Congreso Económico Argentino en La Rural. Este evento es auspiciado por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires. Un espacio donde referentes y especialistas presentan y analizan el escenario político actual, del sistema financiero, del mercado de capitales, de la macroeconómica y de la economía nacional. En ese lugar, él concluyó el tema asegurando: «¿Qué creen que va a pasar si el agua empieza a escasear? Eso deja valer cero entonces empieza un negocio, ahí se va a ocupar de apropiarse de ese río y ahí va a haber derecho de propiedad y van a ver como se termina la contaminación, terminarán negociando la calidad del agua, le buscarán la forma, pero lo van a resolver.”
Nosotros, tentados a contestar estas afirmaciones desde la certeza que son erróneas, irracionales, disparatadas o impracticables, además de dañinas para la sociedad, nos encontramos con la dificultad metodológica de responder de modo simple. La lógica de esa fuerza política que se presenta a elecciones presidenciales en Argentina, autodefinida como libertaria, obliga a repasar toda nuestra cosmovisión del mundo y de la realidad nacional como afirmación identitaria para confrontar democráticamente a quienes vienen a poner en peligro los acuerdos básicos que nos define como campo nacional y popular.
Puede ser tedioso, pero es necesario. La Patria está en peligro.
En primer lugar, la humanidad ya ha determinado que el valor del agua no es cero. Todo lo contrario, su valor es infinito, porque de ella depende toda la vida del planeta. Argentina adhiere a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que, en 2015 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobó, por unanimidad como Agenda para el 2030. Entre estos objetivos, se destaca el ODS 6 agua limpia y saneamiento. Por lo tanto, los Estados miembros se han comprometido a lograr un acceso universal y equitativo al agua potable y a servicios de saneamiento e higiene adecuados, así como mejorar la calidad del agua a nivel global.
También se debe recordar lo que dicta nuestra Constitución Nacional. El Artículo 41 reconoce el derecho a todos los habitantes de un ambiente sano. Donde las actividades productivas se desarrollen, pero con el deber de preservar el ambientesin comprometer a las generaciones futuras. La Constitución les confiere a las autoridades proveer la protección de este derecho.
Mientras que el Artículo 124 señala que les corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio. Los ríos son de las provincias.
Este andamiaje supranacional o constitutivo de la República Argentina, se funda en el consenso general, obtenido como resultado de acuerdos trabajosamente logrados por imperio de la política y la democracia, a lo largo de décadas. No son “aberraciones”.
Pero volviendo a disputar las ideas de Milei sobre qué hacer con la contaminación ambiental del agua, en este caso especial, debemos recordar la convicción de que la naturaleza no es un bien de mercado. Tiene un valor intrínseco más allá de las transacciones comerciales, dado que tiene valor para las generaciones futuras que no participan del mercado hoy, y tenemos un deber de preservar opciones para que puedan decidir libremente en el futuro. También porque compartimos el mundo con otras especies y somos dependientes de su existencia.
Si seguimos el razonamiento del candidato libertario, al permitir que las empresas contaminen, los ríos se irán destruyendo progresivamente, hasta que la poca agua limpia se transforme en un bien escaso, y allí adquiera valor para que lo administre un privado. Mientras ese mundo distópico llegue, las generaciones futuras ven reducidas sus espacios de libertad y vetada su posibilidad de elegir. La contaminación no se detendrá, ni se remediará el río, hasta tanto no sea negocio de un privado.
Pero un río es parte de un sistema complejo que el mercado está totalmente imposibilitado para evaluar. Entendemos que un río, o una Cuenca es un intrincado entramado geográfico, poblacional, económico, social, político, cultural, etc. permeable al clima, a la economía, a los hábitos. Por lo tanto, el abordaje de su contaminación se hace con políticas que son en esencia sistemas complejos de gestión, decisión e intervención.
Además, Milei analiza estas situaciones como si hoy no existiera respuestas adecuadas a la contaminación de los ríos, desde el esquema político vigente que él intenta destruir. Oculta o desconoce. Dos perversiones tremendas para quien quiere ser presidente de los argentinos.
Como director general ambiental de ACUMAR, puedo garantizar que el problema de contaminación industrial de la Cuenca Matanza Riachuelo está encausado y se está solucionado sin necesidad de privatizar el recurso hídrico. Desde nuestra cosmovisión del mundo y de la realidad nacional como afirmación identitaria, que propongo para dar una respuesta a Milei, entendemos que la multiplicidad y diversidad de intereses en el control y regulación de la contaminación de los ríos hace que sea necesaria una amplia participación social que el mercado, ciertamente, no puede proveer.
Cuando durante el año 2021, ACUMAR organizó unas jornadas participativas para llevar adelante un proceso de revisión de su Resolución 283/19, dado que había existido algunas reservas a la misma, hechas desde organismos de control ciudadano, se resolvió revisar esta normativa. Dicha Norma,en una de sus partes sustantivas fija los límites máximos de vuelcos de efluentes líquidos industriales. Es decir, el núcleo medular de la política de control industrial de la Cuenca.
En ese marco, ACUMAR desarrolló actividades para la revisión de la Resolución 283/19 con la finalidad de establecer un espacio de intercambio de criterios para la construcción colectiva de propuestas técnicas entre organizaciones de la sociedad civil, cámaras empresariales, organismos públicos de las distintas jurisdicciones que poseen competencia en la materia, municipios que integran la Cuenca, Universidades Públicas, entre otras.Participaron, 133 personas de 57 instituciones, y organismos.
Durante las jornadas se abordó la tensión que existe entre el cuidado del ambientey el desarrollo, en especial el productivo. Instituciones como CONICET, representantes de Universidades, Defensoría del Pueblo de la Nación, entre otras, expusieron la importancia de la mejora continua de la calidad del agua y la restitución de los ecosistemas de la Cuenca. En esa línea, y destacando la importancia de la progresividad,se reclamó el establecimiento de límitesmás exigentes para distintos lugares de la Cuenca y ramas productivas. Por su parte, las asociaciones y confederaciones empresariales y los sindicatos, expusieron la importancia de cuidar el desarrollo y la posibilidad del crecimiento económico, especialmente en el actual y difícil escenario económico del país. Al respecto, se plantearon los posibles impactos negativos que la Norma en discusión puede tener para los establecimientos industriales que no logren adecuarse y para sus trabajadores, expresando la necesidad de créditos blandos para las Pymes. Al mismo tiempo, representantes de empresas destacaron los controles a los que se ven sometidos por parte de los propios clientes internacionales, que observan de forma cuidadosa el cumplimiento de las normativas ambientales.
Al mismo tiempo se debatió sobre las potencialidades y sinergias derivadas de las políticas de reubicación de industrias en parques industriales. Al respecto, se destacó el caso del Parque Industrial Curtidor (PIC) y su planta de tratamiento de efluentes (PTELI).
En definitiva, con intereses distintos y matices, hubo consenso que hay un camino para recuperar la calidad del agua de la Cuenca, que todos tienen una responsabilidad, que la progresividad es el ritmo de los avances, y que la planificación, control y articulación es una responsabilidad del Estado. Más allá de estas definiciones políticas, de por si interesantes, también hay resultados.
En los 15 años de gestión de ACUMAR, sobre un universo de poco más de 4.200 establecimientos que por sus características pueden dañar el ambiente, se han sancionado a 1.4000. De los cuales, a finales de 2023, se llegará con solamente 500que siguen aún fuera de parámetro. En estos últimos 4 años de gestión de ACUMAR, encabezados por Martín Sabbatella, los 20 establecimientos que lideran el listado de mayor aporte de carga másica contaminante, porque reúnen entre todos el 80% de la contaminación, todos han sido intervenidos por ACUMAR. Hubo establecimientos que la justicia clausuró de manera definitiva, hubo establecimientos que se adecuaron y cumplen la normativa, y el resto está en camino de adecuación con inversiones millonarias en marcha, y pronto cumplimiento.
Sea porque se las controla y sanciona con multas, porque el organismo tiene capacidad técnica para imponer las tecnologías que se deben aplicar para sanear los vertidos al curso de agua, porque la presión social y la militancia ambiental es tenida en cuenta, o porque el mismo mercado impone condiciones ambientales a sus actores, se da este proceso de adecuación y mejora del desempeño ambiental de la industria que funciona en la Cuenca Matanza Riachuelo.
Estoy seguro que Milei no reconocería esto que está ocurriendo esto como positivo. Hay abismos entreambas categorías de registro y comprensión de la realidad. Sin embargo, para nosotros, este complejo sistema de resolución de la contaminación de la Cuenca Matanza Riachuelo, con Autoridad del Estado, toma de conciencia y participación privada, movilización de la sociedad civil, uso de conocimiento científico y tecnológico, cultura popular, conflictos y alegrías, aprendizajes colectivos, territorios recuperados para el pueblo como paisajes emergentes, etc. son, sin duda, la demostración de la “superioridad” de concepción y realización del campo nacional y popular.