Un café en una esquina emblemática del barrio de Boedo: CAFÉ MARGOT
Evidentemente el porteño tiene una sociabilidad matinal y ama leer gratis el diario en los bares, aunque la consumición, un mísero jugo de paraguas, le cueste más cara que un diario que podría arrojar bajo el brazo y leer en su casa. Si fuéramos más huraños, si necesitáramos una pinta de Guinnes para socializarnos, habría pubs en cada esquina. Pero hay cafés. En Boedo uno de mis preferidos, además de El Santo, guarida pestilente de taxistas, es el Margot, que mantiene, a diferencia de otros bares, el café a un precio razonable. En el horario de la tarde hay un mozo especialmente descortés y miope, que se gana toda mi simpatía. (Oliverio Coelho; Diario de Boedo; en Buenos Aires/Escala 1: Los barrios por sus escritores)
