Edición n° 2924 . 23/11/2024

Los desafíos ingenieriles que enfrenta la obra del gasoducto Néstor Kirchner

Los cruces que debe sortear el gasoducto, la mano de obra involucrada y las máquinas en uso, los detalles del gasoducto para Vaca Muerta. 

Por Mara Pedrazzol

En los últimos días, la construcción del gasoducto Néstor Kirchner alcanzó un pico de contratación de mano de obra de 3 mil puestos distribuidos en los distintos tramos del recorrido de 573 kilómetros de caños. 

Otros 10 mil empleos se generan de manera indirecta a cargo de decenas de PyMEs proveedoras de bienes y servicios y esa cifra se multiplica por cuatro al considerar las economías en localidades aledañas que alojan a empresarios y trabajadores y asisten en múltiples funciones al avance de las obras. Uno de cada diez puestos en la construcción del gasoducto están en manos de mujeres y el 60 por ciento de los mismos lo realizan trabajadoras y trabajadores de pueblos aledaños a la traza. Los datos fueron calculados por el Gobierno nacional.

La obra de infraestructura más importante del país tiene como fecha culminante el 20 de junio y eso explica la intensidad de cada jornada laboral en Río Negro, Neuquén, La Pampa y la localidad del Salliqueló al oeste de Buenos Aires por donde se extiende la traza. Actualmente, el grueso de la obra dejó atrás el campamento PK60 de Río Negro y avanza sobre el obrador del kilómetro 145 en La Pampa, y allí convergen las decenas de camiones con pesados caños provenientes de la planta de Tenaris-SIAT de Valentín Alsina con los que se construye el ducto. 

Desafíos

Son jornadas de 12 horas diarias, de lunes a lunes, 25 días corridos por cinco de descansoEl terreno donde se emplaza el gasoducto incluye el cruce de rutas y caminos, vías de ferrocarril, cursos de agua y el paso por los tendidos de transporte eléctrico de media y alta tensión. Todo ello puede significar retrasos en la obra. 

Hay más de 200 cruces especiales de los cuales el más grande es atravesar el cauce del río Colorado, que sirve de límite entre Río Negro y La Pampa: allí, a la altura de kilómetro 90 pasará un caño por un túnel de 1.000 metros de largo cavado debajo del río. Para ello se subcontrató a una empresa especializada en perforación horizontal dirigida, una tecnología que se utiliza en grandes obras de infraestructura e ingeniería. Y una tarea similar se completó tiempo atrás en el cruce de la ruta nacional 35 en La Pampa para no interrumpir el tránsito en esa arteria.

Enarsa es la empresa estatal de energía que regula y controla la obra. Su presidente, Agustín Jerez, estima un ahorro de 2.500 millones de dólares en importaciones energéticas por la activación del gasoducto. No obstante, el grueso de sus frutos se verán en 2024. 

Ricardo Desimone, jefe de Inspección de Enarsa, explica que «por la magnitud de los trabajos hay muchas tareas que se llevan adelante en simultáneo en los distintos frente de obras. Se avanza con ritmos que vienen acelerándose tras la puesta a punto de los equipos pesados de hasta 40 y 50 toneladas que en varios casos se utilizan por primera vez en Argentina». Actualmente las tareas principales son el zanjeado, soldadura de 56.700 caños de 36 pulgadas, la bajada a suelo y la tapada del ducto.

Se montarán un total de seis obradores a lo largo de la traza, estas son como «pequeñas ciudades que conforman las bases operativas con servicio de habitación, alimentación y sanitario, servicio médico, depósitos, talleres, almacenes, recreación y vigilancia, en cada uno».

El 60 por ciento de las personas contratadas en la construcción del ducto son de pueblos cercanos y dicho porcentaje no fue mayor debido a las tareas altamente específicas y calificadas que llevó a las empresas a contratar personal de casi todas las provincias del país.

Las mujeres están presentes en el 10 por ciento del total de puestos de trabajo en prácticamente todas las funciones en donde se requirieron búsquedas: evaluación de procedimientos sobre el medio ambiente, tareas de maestranza, médicas, control de capacitación y planificación de costos, entre otras labores.

Pero no sólo trabajadores y trabajadoras, sino cientos de máquinas se trasladaron a orillas de la traza para posibilitar estas obras. Entre las más tradicionales se encuentran los equipos “tiendetubos o sideboom” que permiten el izaje de las cañerías para su bajada sincronizada en zanja, cavadoras, tuneleras, curvadoras de caños de gran diámetro, grúas de distintas capacidades, máquinas de movimiento de suelo, hasta las unidades de movilidad para el personal, entre otras. Las más afamadas son las plantas de doble junta y equipos de soldadura automática, inéditas en el país. El frente de soldadura es de los más importantes debido que insume más recursos y marca el ritmo de la producción.