Edición n° 2924 . 23/11/2024

“Si ves el futuro dile que no venga”. por Antonio Muñiz

Gran parte de los argentinos, como la mayor parte del mundo, están prendidos de una pantalla, siguiendo las acciones de un mundial de futbol. Todo parece pendiente de lo que pasa en Qatar cuando comienza a correr la pelota.

Seguramente hay grupos minoritarios, muy ideologizados, que critican esta dependencia, este supuesto veneno del mercado para adormecer a los pueblos. Sin embargo no parecen ver la gran carga de emocionalidad que conllevan estos juegos, la sensación de pertenencia a un pueblo y una nación.

También se equivocan quienes buscan sacar redito político interno con un triunfo o una derrota del equipo nacional. Da pena ver a la derecha argentina, expresada en los dos pasquines de mayor circulación, Clarín y La Nación, boicotear y esperar el fracaso para supuestamente llevar agua para sus molinos. Esperando que el fracaso y la derrota beneficien sus intereses políticos o electorales futuros, y temiendo que el triunfo beneficie al oficialismo. La historia de nuestro pueblo, sobre todo, el mundial 78, muestra que la pasión por el futbol corre distinto que la realidad política cotidiana.

La euforia por el mundial no tapa una realidad política y económica agobiante, enmarcados en caos global (pandemia, guerras, luchas comerciales, etc) que condicionan mucho más una realidad económica local, producto de una herencia del gobierno anterior de una fabulosa deuda externa, una devaluación brutal y un inflación que fue limando el salario de los trabajadores.

La crisis que vamos atravesando es mucho más que una crisis económica coyuntural, de falta de dólares o alta inflación, como ya hemos vivido en otras épocas. Es una crisis estructural mucha más profunda, es una crisis política. Está en crisis final el modelo neoliberal instaurado en 1976 y consolidado en los noventa con la sanción de la perversa constitución de 1994.

Es un modelo que está en cuestión en el mundo, con la decadencia de las potencias occidentales y el surgimiento de una nueva hegemonía global, liderada por China.

Pero en Argentina alcanza ribetes peligrosos, ya no es una cuestión de lucha de modelos económicos o políticos. Es la podredumbre de grupos económicos, políticos y  sociales, prohijados por 45 años de políticas neoliberales, que nos han llevado hasta acá.

Los que mandan, la vieja oligarquía, pero también grupos de aventureros que en el régimen de anomia en que se han desarrollado han ido consolidando un poder económico y político perverso por sobre el total de la población.

El modelo está en crisis, unos persiguen la persistencia del modelo, no importa el costo social ni político, ya que han sido los ganadores de este tiempo y se han apropiado por saqueo de la riqueza y del trabajo del resto de los argentinos.

Sobreseyeron a Héctor Magnetto, Ernestina Herrera de Noble y Bartolomé Mitre en la causa Papel Prensa | Radio Mitre

El problema que tienen y los mostró  el desquicio que dejó  en macrismo en 4 años es que no tiene un modelo viable que integre a los 45 millones de habitantes. Es un modelo que para sobrevivir debe generar un mayor ajuste y empobrecer aún más a los sectores asalariados y pensionados. Un modelo así solo puede sostenerse por la violencia y la represión. La pregunta es cuanto ajuste aguanta un pueblo antes de rebelarse en las calles?

Las políticas de ajuste permanente, privatizaciones, desindustrialización , apropiación, saqueo y fuga de la riqueza generada  por toda la comunidad, terminan en un gran fracaso, en un colapso de toda la economía, tal como ocurrió en 1982, 1989/90, 2001 0 2019, dejando un país arrasado con mayores índices de desocupación, pobreza e indigencia.

Toda la dirigencia de nuestro país, guiada por intereses de clase, cipayismo, la copia de  modelos  inadecuados, ceguera política,  incapacidad o cobardía, es la gran responsable, por acción u omisión,  de haber transformado un país rico, potente, orgulloso de si mismo, en esta decadencia permanente, que parece no tocar fondo..  

Los datos de la realidad:

En esta última semana se han conocido los datos de nuestra sobre la situación socio económica. A partir de periódicos Informes del Observatorio de la Deuda Social de la UCA que, aunque pueden ser cuestionados en forma parcial por lo menos muestran las tendencias generales de cómo y hacia dónde va esta sociedad.  Aunque se diferencia por matices, en general coincide con las tendencias señalada por el Indec.

Los datos gruesos muestran que la situación social sigue en retroceso a pesar de que ha aumentado la ocupación y la actividad económica. Y que las políticas de auxilio vía subsidios, planes, etc, están amortiguando una situación escandalosa en la base de la pirámide. Salta a la vista claramente que con una disminución en el número de beneficiarios aumentaría drásticamente el índice de indigencia. O sea que hay un porcentaje alto de la población que está cubriendo sus necesidades más básicas, la comida por ejemplo, solo con la ayuda estatal.

Estamos en un modelo que genera algo de trabajo, mayormente informal, pero de bajos salarios. Eso explica la persistencia de la pobreza e indigencia. Estamos en un país de trabajadores cuyos salarios están por debajo de la línea de pobreza

Los datos centrales reflejan la situación al final de tercer trimestre (septiembre) del año en curso. La pobreza alcanza el 43,1%, frente al 42,4% del año pasado y como decíamos la indigencia se redujo del 9% al 8,1%, debido al crecimiento  de los planes sociales. El dato tal vez mas escandaloso de ese informe es que el 61,6 % de los niños viven en situación de pobreza.

Si analizamos la evolución de la pobreza en la Argentina veremos cuál fue el resultado de años de políticas neoliberales y programas sugeridos por el FMI: Año 1975 era del 6%; en 1980, primera crisis de la deuda, era del 20%, y a partir de allí su crecimiento ha sido y es exponencial, llegando a su pico máximo en la crisis 2001 del 65%, bajando al 55 % cuando asume Néstor Kirchner en 2003. Durante la gestión de los gobiernos k la pobreza disminuye hasta estabilizarse alrededor de un poco menos del 30 %. Está claro y las estadísticas lo muestran crudamente cuando las políticas económicas se acoplan a programas del FMI como se hizo durante el fatídico gobierno de Macri la pobreza se dispara. Así en 2018 se escapó el dólar, volvió el FMI y el descontrol cambiario hizo que la divisa pasara de 20 pesos a más de 60. A partir de ese momento hasta 2019, los índices de pobreza pasaron  26,1% en 2015 al 37,6% en 2019.

Todo ello a pesar del aumento de los planes sociales. Desde el 2010 esa ayuda a los hogares se duplicó, pasó del 24,4% de los hogares en 2010 al 40,4% de los mismos en la actualidad. El Informe remata con la información que, sin los planes sociales, la pobreza hoy superaría el 50% y la indigencia estaría rondando el 20%.

Y para completar el diagnostico,  los datos existentes muestran que trabajadores privados, y sobre todo los públicos e informales, llevan meses perdiendo ingresos, a un ritmo constante y creciente. Los informales son los que más perdieron, sin olvidar que este último año el trabajo informal pasó del 31,5% al 37,8%, el peor indicador de los últimos 15 años.

Pareciera que la novedad no es lo mal que estamos, sino la perspectiva que siguiendo este camino estaremos peor.

El gobierno, la oposición y los medios vienen pregonando hipócritamente la trasformación de los planes en trabajo digno, cuando la realidad muestra que esta economía no genera empleo y si lo hace es con salarios bajos, casi de subsistencia.

Estamos en una economía de base extractivista, dependiente de la exportación de commoditys sin valor agregado, una economía que debe generar dólares para pagar la deuda. Una economía que no solo no derrama sino que sirve para  la acumulación y el saqueo en manos de su clase gobernante.

Para ser sinceros, y nadie dice las cosas por su nombre, esta economía cierra casi regalando materias primas, el litio es el mayor ejemplo y con la exportación y el contrabando de granos vía Uruguay y sobre todo Paraguay, por los puertos y rutas de la hidrobia, drenaje por el cual no solo se van nuestros cereales, sino también por donde circula la droga hacia Europa.

Desmintiendo a los agoreros del neoliberalismo, Argentina no es un país pobre. Por el contrario es un país rico, pero sus riquezas son saqueadas y están mal distribuidas.

En cuarenta años argentina se latinoamericanizó, pobres cada vez más pobres y una minoría de ricos cada día más ricos.

Esta es la realidad que afrontamos, la mitad de la población en la pobreza, una inflación galopante originada en parte por la situación internacional y en otra fomentada por la elite económica local que tiende a maximizar ganancias y a apropiarse de los recursos de todos.

Jaqueados por la escases de dólares, no solo para sostener mínimamente el aparato productivo, sino para soportar un mínima corrida. Sin reservas, una inflación que tiende al 100%, altos intereses para financiarse en pesos, y pagos de la deuda en dólares y otra en pesos para 2023 prácticamente impagables.

La estrategia del gobierno de AF pareciera circunscribirse a una tímida  “guerra a la inflación”, en base a acuerdos y consensos y en el otro a “patear para adelante” los problemas estructurales. Que la bomba, si estalla, le estalle al próximo gobierno, esperando en el medio algún milagro: los dólares de Vaca Muerta o la explotación offshore frente a las costas del Mar del Plata, por ejemplo.

Mientras tanto solo queda rogar que los formadores de precios se porten bien y cumplan los acuerdos, que la situación internacional, es especial, el conflicto en Ucrania no escale demasiado y profundizar el ajuste, que el gobierno sigue negando. Está claro que para que esto funcione es necesario un descenso de la actividad económica. Volvemos a repetir que el modelo cierra transitoriamente con la consigna “exportar todo lo que se pueda y mantener salarios bajos en dólares”.

Utilizando la famosa frase escrita en papel en su momento de muerte, ya que un cáncer de lengua le impedía hablar, por Juan José Castelli, “si ves el futuro dile que no venga”.

Pero el futuro algún día llegara…

Bailando en el Titánic

Y para terminar este análisis, también estamos ante una crisis institucional de suma gravedad, donde oficialismo y oposición juegan un juego de sordos enfrentamiento, donde se han superado los límites del disenso democrático, donde en nombre de la república y la democracia se están demoliendo las pocas instituciones básicas de una Nación.

Todos  bailando en la cubierta del Titánic, con una promiscuidad, falta de decoro y corrupción pocas veces vista en la historia argentina. El nivel de decadencia moral es absoluta. Un minoría política, empresaria, gremial, intelectual, etc, baila en la cubierta preparándose para abordar los botes salvavidas, mientras nuestro pueblo en los subsuelos inferiores trata de sobrevivir ante el naufragio que parece inevitable.

Video simula en tiempo real el hundimiento del Titanic - applauss.com

Este nivel de decadencia de nuestras clases dirigentes no es nuevo. Es un fenómeno que comenzó claramente con el nefasto  golpe en 1976, con el golpe militar, que vino a resetear toda la sociedad argentina. Su objetivo era hacer desaparecer al peronismo y a la clase trabajadora, como vehículo de lucha; comenzó ahí una contrarrevolución neo conservadora, nunca completada del todo, pero que ha ido permeando capas de nuestra clase dirigente. Casi como un gangrena se ha ido extendiendo y cubriendo con su pus a los medios de prensa, a los jueces, fuerzas de seguridad, políticos, gremialista, empresarios, intelectuales, etc, grande beneficiarios del descuartizamiento del país, pero a su vez han ido adormeciendo a una sociedad, otrora vigorosa y aguerrida, que mira los hechos, su realidad, su empobrecimiento general, su propia decadencia, sin verla, sin comprenderla. Y para peor muchas veces apoyando y votando a su propio verdugo.

Dos hechos en los últimos meses han puesto de manifiesto y ante los ojos de todos, el nivel de la corrupción social citado. Uno fue el intento de asesinato de la principal líder política de este país. El intento de magnicidio a una figura política trascendente, que además tiene el cargo de Vice presidenta de la Nación, ha pasado sin pena ni gloria por los titulares de los grandes diarios. Languidecen las investigaciones en opacos juzgados y la sociedad ya casi no habla del tema. Un acto de terrorismo como este no puede ni debe ser manejado con este nivel puerilidad e impudicia. Nadie, y la justicia menos, quieren investigar quienes, además del pequeño grupo de perejiles que se usaron como mano de obra, fueron los verdaderos culpables, los instigadores, los financistas y los autores intelectuales. Y porque es esto, porque todo apunta al corazón del macrismo, todos los indicios llevan a grupos mafiosos, de derecha, ligados a Mauricio Macri y su grupo de mayor confianza, los empresarios Caputo y Milman, ladero de Patricia Bulrich.

Que esta justicia, sobre todo la federal actué así a nadie sorprende, es un secreto a voces su permeabilidad ante el poder, el dinero y muchas veces el delito mismo.

Si algo faltaba en esta danza macabra, de contubernios y acuerdos mafiosos entre los grandes medios, jueces, fiscales y fuerzas de seguridad, fue el viaje financiado por Héctor Magnetto y Joe Lewis a un encuentro, casi un “retiro espiritual” bien regado de caros vinos y wiskis añejados, de los más granado y selecto de la justicia federal de Comodoro Py.

No solo cometieron un delito al ir a la residencia de Lago escondido. Eso es un delito tipificado como “Dadivas”, si no que además, se los graba en conversaciones donde hablan de cometer más delitos para tapar el anterior. La conversaciones grabadas son de una gravedad mayúscula, por la manera impune con que se manejan y como en su soberbia no toman a todos por idiotas.

Ante el escándalo, la denuncia en cadena que hace el presidente, más las enunciación  detalladas que hizo la vice presidenta, han hecho imposible, por ahora, tapar los delitos. Pero viendo el poder mafioso de esta justicia y como se han manejado otros hechos, es probable que todo vaya quedando en la nada.

En el medio la condena amañada contra CFK, por la causa Vialidad y la notoria y fuerte respuesta de ella, denunciando a los instigadores directos y un gesto moral y ético pocas veces visto, redobla la apuesta contra toda esta situación mafiosa.

Partidarios del depuesto presidente peruano Pedro Castillo, celebran una manifestación contra la recién juramentada presidenta Dina Boluarte, en la ciudad andina de Puno, Perú, el 8 de diciembre de 2022.

Cerrando esta nota llegan noticias del Perú. Confusas porque los medios de prensa hegemónicos jugaron  a  favor  del golpe blando al presidente legítimo Pedro Castillo: hay manifestaciones populares en Lima y varias ciudades del interior en apoyo a Castillo y pidiendo la reforma constitucional. La constitución de Fujimori del año  1993, es igual que la nuestra, piedra basal del modelo neoliberal conservador. Génesis de todos los problemas institucionales que sufre Perú desde hace décadas y la alternancia sin poder las figuras presidenciales.  En el caso peruano, tal como ocurrió en Bolivia vuelve  a aparecer el ejército y las fuerzas de seguridad como reaseguro del golpe y reprimiendo las manifestaciones populares de resistencia. Esta aparición de las fuerzas armadas en los conflictos políticos puede abrir una puerta a la violencia para estatal tal como ocurrió en los 60 y 70.

Epilogo:

La crisis económica política y social es una crisis estructural mucho más profunda: Es la crisis final del modelo neo liberal que puso su garra en la argentina en 1976.

Es probable que el modelo estalle en sí mismo tal como implosionó en el 2001, y obligue a los sectores populares a salir a la calle en defensa propia como ocurriera hace dos décadas. O tal vez tenga una lenta agonía, con los grupos de derecha queriendo perpetuarse en el modelo, a costa de un mayor ajuste y represión.

El peronismo está en una disyuntiva existencial, con una clase dirigente cómplice de la situación actual, otro con una visión “progre” y reformista, mas allá de las lindas palabras terminan jugando para la derecha y el modelo vigente, por el simple hecho de que le tienen miedo al pueblo en la calle. El peronismo debe elegir ser responsable del derrumbe general que se avecina, por acción u omisión, o se convierte en  una fuerza revolucionaria, que lidere las luchas populares y que ponga de cabezas el modelo neoliberal, desarticulando todo el andamiaje legal y político del coloniaje.

En política en difícil pronosticar los acontecimientos, sin embargo todo parece indicar que están surgiendo fuerzas populares, corrientes subterráneas muy fuertes, buscando el momento, el lugar y el tiempo de salir con ímpetu a la superficie.

Recordando a Althuser, el tren de la historia pasará frente a nosotros, no sabemos dónde ni cuándo, pero hay que estar alertas para cuando ocurra subirnos a él.

Fuente: Data y Política Económica