Cristina Kirchner advirtió sobre la responsabilidad empresaria en los aumentos de los alimentos. El viceministro Gabriel Rubinstein admitió que los márgenes de ganancias son excesivos. El debate sobre cómo corregirlo.
( Por Raúl Dellatorre / Página 12 / Motor Económico ) La cuestión de la elevada rentabilidad empresaria en el rubro de la alimentación y su incidencia sobre los precios finales saltó a los primeros planos en las últimas horas. Por un lado, fue la vicepresidenta de la Nación, Cristina Kirchner, quien aludió al impacto de los aumentos de los alimentos sobre el crecimiento del porcentaje de población indigente. «Está más que claro que estamos ante un fenómeno de inflación por oferta y no podr demanda: las empresas alimentarias han aumentado muy fuerte sus márgenes de rentabilidad», escribió en su cuenta de twitter CFK. Pero también Gabriel Rubinstein, secretario de Programación Económica del equipo de Sergio Massa, portó lo suyo al referir que «los márgenes brutos de ganancia empresariales están muy altos en general (…), procurando una razonable caída de esos márgenes, podremos lograr que la inflación real baje y se acerque a la teórica». Dirigentes empresarios y políticos se hicieron eco del planteo y aportaron su mirada a esta distorsión de la economía, que genera a la vez desigualdad, inflación e indigencia.
¿Cuáles son esos márgenes de rentabilidad excesivos que provocaron los aludidos comentarios? Un estudio reciente del Centro de Economía Política Argentina, CEPA, que dirige Hernán Letcher, revela el alto nivel de rentabilidad de las empresas líderes, tanto en períodos de crecimiento de la economía como en situaciones de crisis. Medido en función del Resultado operativo (ventas menos costos de producción) reflejado en los balances que presentan ante los organismos bursátiles las empresas, y traducidos a dólares para lograr mayor homogeneidad en la comparación, CEPA concluye que:
* Tres empresas lìderes en rubros de alimentación reflejan en los balances de este año importantes tasas de rentabilidad bruta, pese a que los primeros meses de 2022 fueron de cierto amesetamiento del consumo, y en algunos rubros verificaron cierto nivel de recesión. El balance del primer semestre del año para Arcor muestra una tasa de rentabilidad bruta en dólares del 8,3% sobre ventas, y para el mismo período, Molinos Río de la Plata registra una rentabilidad bruta del 7,1%. Una tercera empresa cuyo balance pudo ser consultado, Ledesma (azùcar), por su balance anual del ejercicio cerrado en mayo, tuvo una rentabilidad del 10,7%.
* Estas mismas empresas habían tenido en el ejercicio anual anterior (2021 pra Arcor y Molinos, 2020/21 para Ledesma), rentabilidades también importante: Arcor el 9,1%, Molinos 10,3% y Ledesma, 8,6%.
Es decir que, tanto en años de fuerte recuperación económica (2021) como en otro de freno en el consumo masivo con aumento de la indigencia (primera mitad de 2022), estas empresas de productos masivos mantienen márgenes de rentabilidad bruta en dólares más que envidiables.
El fenómeno se extiende a los fabricantes de insumos difundidos para la industria que también operan en mercados monopólicos, según el mismo estudio. Aluar obtuvo en 2021 un margen de rentabilidad del 24,4% sobre ventas, y en el primer trimestre de este año el 9 por ciento. Ternium (grupo Techint) obtuvo el 24,2% de resultado operativo en 2021 y enel primer semestre de 2022, el 25,1%. Se trata de proveedores monopólicos para un gran abanico de sectores industriales, con lo cual cuando aumentan sus precios éstos se difunden hacia el resto de la economía en forma automática.
«Gran parte de los aumentos de precios proviene de la puja distributiva, una puja que no está impulsada por los salarios, que vienen por detrás», señaló Carlos Heller, diputado nacional y presidente del Partido Solidario (en el FdT), consultado por este diario. «La puja se produce porque las empresas, especialmente las más grandes que se mueven en mercados altamente concentrados, aumentan sus precios para captar el mayor poder de compra de los salarios ante cada recomposición, o para reducir el margen de sus proveedores, en especial las pymes. El objetivo es siempre el mismo: incrementar sus ganancias».
También se expresó en relación a este fenómeno de la concentración económica y las ganancias monopólicas Marcelo Fernández, titular de Cgera (Confederación General Empresaria de la R.A.). «Obviamente que hay que analizar la ganancia de los grandes grupos economicos, que dada la posibilidad del mercado cautivo que tienen y con el aumento de precios, sobre todo en el rubo alimentos, han tenido ganancias siderales».
«Si esto no se frena, perjudica a todas las cadenas productivas, y sobre todo a la pequeña y mediana empresa. Estas distorsiones habrìa que discutirlas, la rentabilidad de una empresa es importante, pero si es excesiva y monopólica marca una tendencia hacia el resto y evidentemente provoca hacia las cadenas de valor un gran perjuicio. Sobre todo a las pequeñas y medianas empresas y al salario de sus trabajadores», agregó el presidente de Cgera.