Edición n° 2936 . 05/12/2024

8M en Argentina: El “Pacto de Mayo” de Milei versus la “Unidad en la Calle” de los feminismos 

*Por Emilia Trabucco

Este 8 de Marzo, día de las mujeres y disidencias trabajadoras, el movimiento feminista se declara en Paro Internacional y sale a las calles en todo el mundo, en especial, en América Latina, en una coyuntura política atravesada por la ofensiva de los proyectos políticos de la ultraderecha, y en el marco de una profunda crisis económica y social, cuyo resultado es el aumento exponencial de los índices de pobreza e indigencia que sufren millones de personas. Como muestran las estadísticas, las más afectadas son quienes en este día, una vez más, se movilizan en reclamo de sus reivindicaciones. 

En Argentina, las múltiples iniciativas que se vienen gestando hace tiempo a lo largo y lo ancho del país, y que confluyen este 8M, tienen como telón de fondo las políticas implementadas por el gobierno de Javier Milei, que en menos de tres meses, avanzó con una batería de medidas que destruyeron  el poder adquisitivo del pueblo argentino, en una violenta transferencia de recursos desde los bolsillos de les trabajadores a las grandes corporaciones locales e internacionales, acelerando los mecanismos de saqueo a través de la bicicleta financiera.

La guerra Milei vs. Gobernadores en agenda y el “Pacto de Mayo”

En este escenario, el gobierno nacional encabeza actualmente una disputa abierta con los gobiernos provinciales. El principal motivo es el recorte de fondos que el Ejecutivo ha instrumentado, afectando gravemente la sostenibilidad de la economía doméstica de las provincias. Dicha disputa viene acaparando la agenda pública, más aún, desde el  llamado que hizo el presidente a los gobernadores a celebrar lo que llamó el “Pacto de Mayo”, un nuevo acuerdo que le permita llevar adelante su plan económico. 

El mismo 8 de marzo, el Ejecutivo llamó a una reunión a los mandatarios provinciales y a algunos legisladores provinciales, cuya antesala fue una reunión convocada por el Ministro de Economía, Luis Caputo, con sus pares de economía de las provincias, a la que, llamativamente, el superministro no asistió, por encontrarse en los preparativos del viaje a Punta Cana. De ello se puede deducir que el tono conciliador que el empresariado festejó – y reflejó “el mercado” – solo fue declamativo. O al menos, habilita las sospechas. El propio Milei, en la reunión con gobernadores, tampoco estará presente; en su representación asistirán  el jefe de gabinete Nicolás Posse y Guillermo Francos, ministro del Interior. 

Una vez más, aparece la intención de desviar la atención mediática hacia la agenda palaciega, con el fin de invisibilizar las masivas movilizaciones de un nuevo 8M, cuyo epicentro es la plaza del Congreso de la Nación en la capital, en repudio a un gobierno que ha identificado a las mujeres y las disidencias trabajadoras como su principal enemigo. Dato: ya se informó desde el Ejecutivo que se le descontará el día a les y las trabajadoras estatales que se adhieran al Paro del 8 de marzo.

La agenda de calle: el llamado de los feminismos a la unidad

Así, ilustrativamente, el “Pacto de Mayo”, protagonizado por mandatarios hombres, como fiel reflejo de la superestructura política, se opone el mismo día al “llamado a la Unidad en las calles” que encabezan los feminismos populares: millones de mujeres y disidencias que sostienen todos los días sus organizaciones políticas, sociales, sindicales, feministas, pero que confluyen en esta fecha, conscientes de que la unidad en la calles es central para la construcción de un proyecto político de las mayorías, con capacidad de oponerse al plan de hambre y saqueo del gobierno y los cómplices históricos del poder económico concentrado. 

Ante esta situación cabe la pregunta por la construcción de poder, sus escenarios y sus representaciones, interrogante discutido hace mucho tiempo en los espacios feministas. Las respuestas aparecen al mirar factores estructurales de la economía y la política. Y puede entenderse además, la ofensiva violenta que el gobierno de ultraderecha de Milei ha desatado sobre las mujeres y disidencias, en todos los ámbitos, agudizando las desigualdades. Lo que necesitan los proyectos de hambre y saqueo es profundizar las divisiones al interior de la clase trabajadora, y es allí donde aparece la conjunción perfecta con el patriarcado: necesita además, empobrecer aún más a las mujeres y las disidencias. 

“Con Hambre no hay Libertad”: la desigualdad sí existe.

La división sexual del trabajo al interior de la clase, en el seno del sistema capitalista y patriarcal, agobia a las mujeres e identidades feminizadas con extensas jornadas de trabajo de cuidado no remunerado en sus hogares (del total de personas que realizan tareas domésticas, un 68% son mujeres e identidades feminizadas y un 32% son varones), las confina a sectores laborales con peores salarios, a las filas de la informalidad, el trabajo precario o la desocupación (la tasa de empleo es de 18 puntos en detrimento de las mujeres en relación a los varones). Es por la desigualdad histórica y estructural que la crisis económica actual golpea con mayor violencia sobre las mujeres y disidencias.

Esto es lo que los feminismos denuncian: “con Hambre y sin Derechos no hay Libertad” es la consigna  que circula en las redes desde las organizaciones. “Abajo el DNU” es la otra, ya que el mega Decreto de Necesidad y Urgencia es la batería de medidas con la que el gobierno ha arremetido contra la clase trabajadora en este corto período de gestión. Los feminismos populares vuelven a poner en escena los dramas centrales de la clase e identificando con claridad a los culpables.

La desregulación de los precios, sumado al congelamiento de ingresos, afecta profundamente el sostenimiento de los hogares. El 30% de los mismos están sostenidos por una sola persona, en general, mujeres e identidades feminizadas, que tienen que enfrentar todos los días el problema de cubrir gastos de alimentos, alquileres, servicios, salud y escolaridad de las infancias y adolescencias. 

El poder adquisitivo de les trabajadores cayó un 33% en los dos primeros meses, con más del 50% de inflación acumulada. En los meses de enero a junio, se espera una pérdida de 26,3% en el poder adquisitivo. Y aunque el gobierno lo niegue, la brecha laboral existe: las mujeres y disidencias ganan casi un 27,7% menos que los varones en Argentina, lo que por supuesto, agrava aún más la situación. 

La pobreza trepó al 57,4% y se espera que entre febrero y marzo, un 60% de la población sea pobre (UCA, 2024), porcentaje encarnado principalmente por mujeres y niñes. La mayoría de quienes sostienen las ollas en los barrios populares son las mujeres y las disidencias: las referentas populares, están siendo particularmente atacadas por este gobierno, quien ha eliminado los programas Potenciar Trabajo y no ha girado un solo peso del presupuesto asignado a los comedores comunitarios, donde todos los días se alimentan alrededor de 10 millones de personas. 

Reforma Laboral y Previsional: los puntos claves de Milei y el Circulo Rojo

La Reforma Laboral que intenta llevar adelante este gobierno, prevista en el proyecto de la “Ley Ómnibus” y declarada inconstitucional por la Justicia a pedido de las Centrales Sindicales, avanza de facto y es uno de los principales objetivos del proyecto económico de Milei y el empresariado nucleado en el Círculo Rojo. Supone una pérdida absoluta de derechos laborales y el avance sobre  victorias históricas, como la jornada de ocho horas.

Merecen un capítulo también, les jubilades, a quienes este gobierno ha decidido empobrecer violentamente. Las jubilaciones alcanzarán el mes que viene el valor más bajo del siglo.  El presidente Milei anunció el 1° de marzo que el “Pacto de Mayo” incluye avanzar en una Reforma Previsional, donde el objetivo, además de cambiar la fórmula de movilidad jubilatoria, pretende eliminar las moratorias previsionales, ya que “representan una afrenta moral para los aportantes”, según el propio presidente.

En Argentina las moratorias previsionales se llevaron adelante en el 2004, 2014, 2016 y 2023. Las mujeres representan el 74% de las prestaciones otorgadas por moratoria. El decreto 475/2021 de Reconocimiento de Aportes por Tareas de Cuidado es una política pública con enfoque de derechos y perspectiva de género que facilitó y facilita el acceso a la jubilación de las mujeres argentinas. Sin moratoria y ese reconocimiento, solo el 10% de las argentinas tendría acceso a la jubilación; fueron en total, casi 440 mil mujeres las que se pudieron jubilar gracias a este reconocimiento. 

Lejos de ser una “afrenta moral”, las políticas sobre las que el gobierno pretende avanzar suponen un reconocimiento a la desigualdad estructural. El 69% de los varones es activo económicamente, a diferencia del 50% de las mujeres. Hay más equidad que hace 50 años, pero menos de la que se necesita para contar con los mismos ingresos. En el camino a la jubilación lo importante no es solo trabajar, sino tener aportes. Otra vez, las mujeres y disidencias vuelven a ser la primera variable de ajuste.

La motosierra contra los derechos en clave de géneros

Junto con este brutal empobrecimiento, el gobierno nacional también está decidido a avanzar sobre los derechos conquistados por los feminismos en clave de géneros. El propio presidente y sus funcionarios repiten la intención de eliminar la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (con la presentación de un proyecto de ley fallida); mientras prohiben el uso del lenguaje no binario en el Estado y las escuelas. El proyecto de Ley Ómnibus, que vuelve a ponerse sobre la mesa, incluye modificar además la Ley de los “Mil Días”, que protege a las personas gestantes y las primeras infancias;  incorpora de nuevo el concepto del “niño por nacer”, cambia la palabra “personas gestantes” por “madres embarazadas”,  y modifica el concepto de violencia por motivos de género por “violencia intrafamiliar”. 

Los feminismos populares tienen sobrados motivos para denunciar a un gobierno que pretende avanzar sobre la soberanía de nuestras vidas, nuestros cuerpos y nuestros territorios. A pesar del claro interés de invisibilizar la agenda de las mujeres y disidencias y sus estrategias de construcción de poder popular, las calles vuelven a ser habitadas para avanzar en las conquistas y no retroceder en las victorias alcanzadas. 

¿Cómo repensar las organizaciones en los tiempos que corren?

Las mujeres y disidencias de la clase trabajadora, organizadas en sus mútliples expresiones, son hoy la punta de lanza de la construcción de un proyecto de dignidad para las mayorías, con plena conciencia de que la unidad, el fortalecimiento de las organizaciones y las movilizaciones de calle son fundamentales. Sin embargo, sus reivindicaciones suelen correr por carriles paralelos a las agendas de las organizaciones populares, cuyos lugares de decisión son ocupados también, en su mayoría por hombres. 

Este divorcio es parte de la estrategia de atomización que pretenden imponer los sectores económicos concentrados y sus cómplices políticos, cuya superación supone reinventar las formas de organización en los tiempos que corren. Es hora de preguntarse por la ausencia de las mujeres y las disidencias en los lugares de toma de decisiones, que lejos de ser una minoría, sostienen todos los días las iniciativas políticas en sus territorios y sus puestos de trabajo. 

El “Pacto de Mayo” es, de nuevo, una mesa donde el pueblo argentino no está invitado a sentarse. Y por supuesto, las mujeres y disidencias trabajadoras tampoco. Frente a los intentos de institucionalizar y llevar la atención a las discusiones palaciegas donde las mayorías solo son espectadoras, los feminismos contraponen un programa de Patria Libre, Justa, Soberana y Feminista, inundando las calles y las plazas de todo el país y tejiendo lazos de solidaridad a lo largo y lo ancho del mundo. Es hora de que toda la construcción de poder popular se traduzca en dignidad para los y las millones de argentines, a quienes ya se les ha pedido que esperen demasiado.

*Trabucco es psicóloga, magíster en Seguridad de la Nación y analista de CLAE Argentina.